"5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. 6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."
Salmos 126:5-6
Nuestro Señor Jesucristo es la preciosa semilla. En esta Semana Santa, lo que celebramos es precisamente el hecho de que la semilla más grande jamás plantada se sembró, y todavía al día de hoy sigue dando frutos. El sacrificio de Dios por ti en la cruz del Calvario es la base de todo, es lo que te permite a ti hoy poder, al igual que Dios, sembrar y disfrutar de grandes cosechas en tu vida y la de los tuyos.
A Abraham, Dios le pidió que entregara a Isaac, al hijo de la promesa. Dios entregó lo preciado, y Él te pide lo preciado. En tiempos de escasez, el profeta pidió a la viuda el último bocado. Ella lo entregó, y recibió el sustento para ella y su hijo por mucho tiempo. Cuando lo que tienes en tu mano no es suficiente para cubrir tu necesidad, ponlo en las manos de Dios, y deja que Dios te construya, deja que sea Él quien traiga provisión, multiplicación y sobreabundancia a tu vida, a tu casa; porque solo Dios puede pedirte un hijo, pedirte lo más preciado, y devolverte una nación como la arena del mar, y como las estrellas del cielo, que no se pueden contar.
Aprovecha este tiempo de Semana Santa, el tiempo más fértil, y siembra tu preciosa semilla. Nos ponemos de acuerdo contigo en intercesión ante Dios por tu petición, creyendo que Dios ha oído tu clamor y te libera de todo lo que te ata. Declaramos que, conforme a su Palabra, Dios no te dejará hasta que haya cumplido todo lo que Él te ha dicho. Tú volverás con regocijo, trayendo tu cosecha.
Siembra ahora tu preciosa semilla, oprimiendo alguno de los siguientes enlaces:
