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�l te pide salir de la tumba

 

 

 

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�l te pide salir de la tumba  

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jes�s libera a dos hombres del encarcelamiento de una vida mortal como en tumbas; no s�lo como su lugar de morada, sino en sus corazones. Antes de que llegara Jes�s, �t� crees que ellos se sent�an solos como en un cementerio, viviendo con esos esp�ritus del mal?

D�jame preguntarte esto: �Has visto alguna vez a personas tratando de llenar su soledad interior con cosas diferentes a Dios? Ellos tratan de llenar su vac�o llenando sus vidas con dinero, con la promiscuidad, los vicios o la adicci�n al trabajo. Alguien repleto de "cosas" es generalmente una se�al de una vida sin Dios. Es una indicaci�n de un temor a veces ocultado y profundamente arraigado; de que ellos son antip�ticos y no son capaces de ser amados. Este temor es tan doloroso que se anestesia a s� mismo con alcohol u ocupaciones o cualquier cosa que los distraiga de sentir lo que est� muy profundo dentro de ellos.

Las elecciones antirreligiosas separan a las personas de Dios, y esto causa que el alma sienta una soledad tan profunda, que ning�n ser humano puede aliviar por completo.Like us on Facebook

Opuestamente, cuando una persona se une con Dios, su amor divino puede llenar cada vac�o, a�n los lugares desocupados por las personas que los han abandonado. Pero esto s�lo se puede lograr dentro de la vida comunitaria. Por eso, siempre que Jes�s libra a alguien de sus infiernos personales, �l lo hace regresar a la vida comunitaria.

Y sin embargo, a�n los cristianos que asisten a la Iglesia se sienten solos. �Por qu�? Nunca estamos solos, porque Dios est� siempre con nosotros y nosotros estamos rodeados por personas en cada Misa. Pero eso nunca es suficiente. �l nos cre� a su imagen trinitaria y con necesidad para la confraternidad. Experimentamos un estado incompleto o carente, cuando buscamos la comuni�n con Dios sin permitirle que nos ame por medio de la comunidad.

Ya que no podemos sentir f�sicamente sus abrazos ni escuchar su voz, estar en contacto solamente con Dios nunca es suficiente. Nosotros s�lo recibimos todo lo que necesitamos cuando recurrimos a Dios primero y despu�s permitimos que EL nos de cari�o por medio del compa�erismo humano dentro de la familia de la Iglesia.

La medida en que se sienten solos los creyentes que se centran en Cristo, es la misma medida en que no se sirven de la comunidad de Dios. Cristo tiene muchos amigos, y �l quiere compartir algunos de ellos con nosotros. Ir a la iglesia y venerar a Dios NO es suficiente. Necesitamos seguir alimentando en la comunidad las relaciones crecientes con otros miembros del Cuerpo de Cristo. Like us on Facebook

Nuestras tumbas son el encierro, o las �reas cerradas de nuestros corazones donde la vida en el Esp�ritu de Dios se ha muerto porque no le hemos permitido a Jes�s que nos de amor por medio de los dem�s. Cada curaci�n que necesitamos, cada tormento y problema por el que pedimos poder vencer, tienen a la comunidad cristiana como parte de la soluci�n. Jes�s quiere librarnos de las tumbas del individualismo, la divisi�n, y la autosuficiencia que van demasiado lejos. Follow us on Twitter

Jes�s te pide salir de la tumba. Permite que �l te libere de las ideas y las conductas de antes que han limitado tus relaciones con tus amigos. UNETE A UNA COMUNIDAD PARROQUIAL.Like us on FacebookFollow us on Twitter

Reflexi�n de las Buenas Nuevas 
Mi�rcoles de la D�cima Tercera Semana del Tiempo Ordinario
4 de julio, 2012

Esta reflexi�n fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo cat�lico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/index.html, registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor

� 2012 por Terry A. Modica

Reflexiones para el Alma              Efesios 6, 11 - 13

11.

Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12.

Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los esp�ritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13.

Por eso p�nganse la armadura de Dios, para que en el d�a malo puedan resistir y mantenerse en la fila vali�ndose de todas sus armas.

Lecturas del D�a
 
Amos 5:14-15, 21-24
Salmo 50:7-13, 16-17
Mateo 8:28-34

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