Nuestra designación en la vida consiste en estar en el lugar dónde Dios nos mandó a sembrar nuestra energía, y cuando estamos en ese lugar especial, la presencia de Dios será revelada con un sentido de paz continuo a nuestro alrededor.

Mi oración es que en nuestro diario vivir, las voces de los demás sean opacadas por la voz de Dios, porque mientras más cerca estemos de Dios, escucharemos claramente su instrucción y dirección para ir tras su propósito.
  

La plenitud en la vida requiere que pongamos atención a la voz de Dios, por ello, todas las personas  que dejamos entrar a nuestra vida, deben ir en la misma dirección en la que Dios nos está guiando. Aquellas relaciones que no estén unidas a la visión de Dios, muchas veces serán un gran bloque en nuestro camino hacia la plenitud.
  

RECUERDA: Siempre, aunque estemos en tierras extrañas, estamos bendecidos al estar bajo la protección de Dios.
 
Randy Morrison
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SEGUIDOR DE SUEÑOS
Dios sabe que es lo que tiene planeado para nosotros exactamente y lo único que pasa la prueba del tiempo es lo que Dios predestinó para nosotros. Conforme seguimos con la vida, debemos preguntarnos constantemente: "¿Cuál es el sueño que estoy siguiendo?". La plenitud viene por tener la habilidad de no seguir cualquier sueño, sino perseverar en EL SUEÑO que Dios definió para nosotros aún antes de haber nacido. 
Muy a menudo, cuando nos encontramos muy influenciados por alguien, terminamos persiguiendo el sueño de alguien más. Cuando esto sucede nos conformamos con escenarios que son inconsistentes con el plan de Dios, y además, permitimos que estas relaciones retrasen nuestro camino hacia nuestro propósito. Abraham y Lot son ejemplos claros de esto porque estaban atados en lo emocional, y como resultado, Abraham se conformó con menos de lo que se le había prometido, mientras que Lot no podía ver lo que Dios quería hacer. 
Abraham ya no podía escuchar la voz de Dios por el ruido que causaba la distracción de Lot y eso ocasionó un retraso de 25 años en el avance de Abraham hacia el sueño que Dios le había prometido. Una vez que Lot ya no estaba con él, la visión de Abraham resultó muy clara. 

Cuando existen relaciones en nuestra vida que difuminan la voz de Dios, debemos alejarnos de ellas para poder escuchar la claridad de su voz. Una vez que esto sucede, vamos a poder ver la visión que Dios tiene para nosotros de forma mucho más nítida.
 
Toma tiempo y reflexiona sobre el camino en el que te encuentras actualmente. Habla con Dios y piensa si es que este camino te lleva hacia el plan y el destino que Dios tiene para ti, o es el destino de alguien más. Pídele a Dios dirección para regresar al camino hacia tu propio destino. Reflexiona en esto. Escribe en tu diario cuáles son los pasos y las acciones que debes tomar para regresar al camino de Dios para tu vida.
  
RECUERDA: El involucrarte en relaciones equivocadas te hace perder tiempo y te lleva a un fin improductivo. Cuando existen 2 visiones diferentes existe di-vision.
 
"No hay nada tan poderoso para crear un futuro, como lo es un Sueño."Víctor Hugo, Autor y poeta.
 

RELACIÓN ENTRE MAESTRO Y ALUMNO
Cuando Dios promete algo, nunca debemos buscar una "segunda opinión", tratar de analizar la promesa o investigar cuáles son las razones de esto. Dios es nuestro maestro en la vida y nosotros somos sus estudiantes: Él es nuestro tutor de vida. La buena noticia es que la relación que llevamos de "maestro-alumno" opera en los términos del amor eterno de Dios. Él nos considera sujetos de aprendizaje constante. Como resultado, todo lo que debemos hacer nosotros es confiar en que Dios permanece y que nos dará la respuesta a cada una de nuestras preguntas. De hecho, cuando nos separamos de Dios como nuestro maestro, quedamos vulnerables y los demás empiezan rápidamente a llenar los huecos. 
Muy rápido, nuestros deseos carnales van a estar controlando las decisiones que tomamos en lugar de que sean los principios de Dios. Los deseos carnales son las tentativas que tomamos como humanos para dominar y manipular el mundo que nos rodea.  Génesis 16:1  nos enseña como la impaciencia de Saraí la llevó a tomar decisiones en su carne en lugar de las decisiones de Dios. Somos estudiantes continuos en la escuela de la vida en esta Tierra. Debemos continuamente confiar en nuestra relación "maestro - estudiante" que tenemos con Dios, Él es el único maestro calificado para darnos respuestas para las numerosas preguntas de la vida. El único que puede llevarnos y dirigirnos en las circunstancias de la vida es Dios nuestro maestro.
 
Piensa en el mejor maestro que has tenido en la escuela. Reflexiona en el impacto que este maestro tuvo en tu vida. Considera tu relación con Dios. Haz una nota mental de cómo es que puedes permitir que Dios te influya como maestro de la escuela de la vida. Escribe una nota a Dios, tu maestro. En esta nota indícale qué es lo que vas a hacer la siguiente vez que te veas confrontado con un problema o una situación que parece que no tiene respuesta y escribe una respuesta a la siguiente pregunta: "¿Cómo puedo aplicar la sabiduría de Dios para resolver este problema?".
 
RECUERDA: Nunca vamos a alcanzar nuestro destino cuando estemos motivados sólo por emociones humanas. El deseo incumplido puede causar impaciencia, esto puede causar que actuemos antes de tiempo, que ignoremos la voluntad de Dios y el tiempo de Dios.

  
  
EL TIEMPO CORRECTO SIGNIFICA MUCHO
Hacer las cosas en "el tiempo correcto" es sumamente importante para Dios. Cuando un deseo no ha sido cumplido, la impaciencia empezará a dominar nuestra mente, comportamiento y acciones. La impaciencia va a empezar a presentarnos razones para creer que el plan de Dios no funciona, nos va a tentar a crear un sustituto de la voluntad de Dios, además de que alimentará los deseos carnales que están en nosotros. Una de las cosas más significativas que suceden cuando somos impacientes es que empezamos a mover las cosas antes de su "tiempo correcto". Actuamos y reaccionamos de manera rápida.   Proverbios 21:5 nos indica que: "los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza". Es muy importante estar en contacto constante con Dios para asegurarnos que seguimos el camino correcto y estamos en el tiempo adecuado de nuestro destino.  Mientras tengamos esto en mente, no tomaremos el tiempo en nuestras propias manos, y así, no llegaremos a la impaciencia.
 
Identifica algún deseo que tengas, el cual sepas que está atado al propósito de Dios en tu vida. Piensa cual sería el tiempo en el que tú crees que esto debería cumplirse. Ahora, pasa tiempo con Dios presentándole tu programa y preguntándole cuándo es Su tiempo correcto para esto. Escribe la escritura de Proverbios 21:5. Cuando empieces a sentir impaciencia en cuanto al cumplimiento de tu deseo, regresa a leer  Proverbios 21:5. El tiempo de Dios SIEMPRE es el tiempo correcto.
 
RECUERDA: La impaciencia, cuando se trata del plan de Dios y nuestro destino, va a tener como resultado consecuencias no deseadas.
 
"La paciencia es el apoyo para la debilidad, la impaciencia es la ruina de la fuerza. " Charles Caleb Colton, Escritor inglés.


DEJA QUE DIOS MANEJE
Al estar en la Tierra, estamos en el vehículo de Dios. Cuando Dios nos pide avanzar, es necesario avanzar. Cuando Dios nos pide parar, es necesario parar. Al tratarse de cumplir nuestro propósito en la Tierra, no estamos en el asiento del piloto. El conductor designado para este viaje es Dios. Cuando tratamos de tomar el control, terminamos tomando desvíos innecesarios, subiendo a pasajeros incorrectos a lo largo del camino, perdiendo la ruta por malas direcciones e incluso corremos el riesgo de quedarnos  sin combustible. Sin embargo, al tener a Dios como conductor designado, podemos estar seguros que la ruta seleccionada traerá plenitud al llegar al destino: alcanzar el propósito.
 
Lee Isaías 28:26 y pi ensa en qué significa para ti darle a Dios el control. ¿Estás en el lugar del conductor?, o ¿estás permitiendo que Dios conduzca hacia tu destino? Toma el compromiso con Dios de volverte su vehículo en lugar de ser el conductor hacia el destino. Piensa en cuáles son los cambios que debes tomar día a día para dejar que esto suceda. Comprométete a empezar cada día hablando con el conductor, Dios, para que te dé las direcciones a tomar para llegar al destino deseado en este día.
 
RECUERDA: Sólo el Espíritu de Dios nos puede dirigir hacia el descubrimiento de nuestro destino en la vida. Si hemos sido impacientes y le hemos quitamos el control a Dios, o si hemos usamos métodos mundanos en lugar de seguir Su voluntad, debemos arrepentirnos.
 
"Aquél que se gobierna a sí mismo y dicta sus pasiones, deseos y miedos, es más que un Rey." --  John Milton, Autor y poeta inglés
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