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#EDITORIAL

El avance de los procesos de digitalización y el uso de la inteligencia artificial (IA) está alterando el mundo del trabajo ―ya no vendemos nuestra fuerza de trabajo sino nuestros datos― planteando una remercantilización de trabajadores y trabajadoras de nuevo tipo. No se trata solo del reemplazo de los puestos de bajo nivel de calificación por procesos automatizados, ni de los de nivel medio por tecnologías digitales, ahora el extractivismo de datos y su análisis y procesamiento a través de la IA permite avanzar sobre ocupaciones y profesiones que se consideraban a resguardo de estos avances. Una mujer se hizo vocera del reclamo: Fran Drescher como presidenta de SAG-AFTRA, sindicato que nuclea cerca de 160.000 actores, locutores, bailarines, entre otros y otras en Estados Unidos, da cuenta en su discurso de que el cambio en el modelo de negocio impacta en la representación de derechos. Y hablando del cambio de negocio…, por qué no hablar de Mercado Libre que, según nos comenta Julián Zícari, ya no es “una sociedad de productores y consumidores libres y atomizados que transan sus productos de manera armónica y cooperativa”. Cambia, todo cambia… ¿podemos mantener el ritmo del cambio sin organizaciones sindicales que lo orienten, que afronten el desafío del siglo XXI? 


Svenja Blanke

Directora FES Argentina

Mónica Sladogna

Coordinadora Proyecto Laboral-Sindical

Me dijiste que la inteligencia artificial no podía reemplazarme

Con el estallido de la inteligencia artificial (IA) crecen los interrogantes. Hasta hace unos años, todos sabíamos que el futuro laboral estaba en la tecnología. Probablemente, si sos millennial, mientras decidías qué carrera estudiar para desarrollarte laboralmente, te dijeron: “¿Por qué no estudiás programación? Es el futuro”. Y sí, eso era cierto. Hoy, entre los trabajos mejor pagos del mundo se encuentran los programadores, desarrolladores y analistas de datos. Puestos que se relacionan con la tecnología. Pero, para la generación Alfa ―los nacidos entre los 2010 y 2020―, la recomendación laboral, ¿sigue siendo la misma? ¿Y si te digo que el trabajo del futuro, el de los y las Alfa, aún no existe? ¿O que tal vez la creatividad sea un requisito indispensable en el futuro del trabajo? *Inserte aquí meme de “wey ya” *. El concepto de “trabajo importante” o la idea de un trabajo exclusivamente para asegurarse el mejor futuro está definido por cada época. Así como existió el momento de “m'hijo el dotor”, hoy es tiempo de “mi hijo el programador” y tal vez mañana sea el de “mi hijo el creativo”.


En el mes de mayo, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicó un informe acerca del futuro del empleo que brinda un panorama menos aterrador del que imaginamos o leemos. El WEF analiza los empleos más susceptibles de ser reemplazados por IA, los que pueden desarrollarse favorablemente y hasta nuevas oportunidades laborales. Entre los que se encuentran en una posición más desfavorable frente a la IA están los cajeros de banco o mercados, guardias de seguridad, encargados de edificio, telemarketers, administrativos, entre otros. Ahora bien, estos, ¿no son los mismos que venían siendo reemplazados progresivamente desde hace varios años? No es nuevo que cuando vamos al supermercado o al cine, reparemos en que se redujo el personal en las cajas y ahora tenemos máquinas para autorrealizar el pago, o que las llamadas insistentes de los bancos ofreciendo sus productos las hace un asistente virtual, o que en el edificio de una amiga una señora cuida la puerta desde una pantalla. No queremos decir que sea menos importante el reemplazo de los humanos en estos puestos, sino que no es nada novedoso. Los trabajos se modernizan, mutan y, en algunos casos, quedan obsoletos. ¿O alguien vio por estos días a un lechero o a un aldabonero (una persona que golpeaba las ventanas para despertar a las familias, antes de la existencia del despertador)?


Retomando el informe del WEF, una curiosidad: entre las y los trabajadores con más altas posibilidades de ser reemplazados están los que se ocupan de entrada de datos, más conocidos como “data entry”. Este empleo, que está dentro del grupo de los programadores, se ocupa de la carga manual de datos para programar y esa es una de las capacidades que no nos diferencian de la IA. El informe también alude a una nueva posibilidad de empleos que se abre con la IA, dado que se necesita gente que quiera especializarse en distintas áreas relacionadas con ella, como: editores, analistas, supervisores, personal de mantenimiento, etc. Por otro lado, entre las habilidades y aptitudes que se considera serán necesarias a futuro se encuentran la creatividad, la curiosidad y el pensamiento analítico (¡al fin! llegó la hora de los escritores: gracias por algo, IA). Cosa que no resulta extraña, si la analizamos un poco mejor.


El concepto “inteligencia artificial” nació en el año 1956; fue el informático John McCarthy (1927-2011) quien en una conferencia lo mencionó por primera vez. Allí daba a entender que la IA podría replicar la inteligencia humana, al respecto dijo: “Este estudio procederá sobre la base de que todos los aspectos del aprendizaje o de rasgo de la inteligencia pueden, en principio, ser descritos de una forma tan precisa que se puede crear una máquina que los simule”. Alerta spoiler: en 1978 se da por vencido con esta idea purista de la IA y se llegó a la conclusión de que las máquinas pueden imitar comportamientos y repetir conocimientos, pero no pueden aprender y desarrollar una personalidad, ni ser creativas. Lamento decirles que la historia de amor de Wall-E y Eva jamás sería posible.


Pero, si desde 1956 existe este concepto, ¿por qué ahora se desató el miedo a gran escala y ya no es una preocupación de un sector en particular? Probablemente eso esté directamente relacionado con las redes sociales y su poder de difusión. Un caso cercano es la foto del papa Francisco creada con IA. Durante varias horas, la imagen circuló por la red social Twitter y creímos que era real; ello acercó de manera masiva el concepto de IA a personas que aún no lo habían incorporado o no lo diferenciaban de otras tecnologías. 


Patricia Pomies, directora de Operaciones de Globant SA, explicó al canal TN en una entrevista: “Los humanos sentimos empatía, poseemos inteligencia emocional y tenemos la capacidad y la obligación de tomar decisiones éticas respecto de la IA que ella no puede tomar por sí misma. La IA es un catalizador muy poderoso de la inventiva humana. Nosotros elegimos cómo usarla”. Es importante entender que los humanos crearon la IA; por lo tanto, somos quienes deciden qué hacer con ella. Pero, sabiendo el riesgo y el poder que implican estas inteligencias, ¿puede quedar en manos de un grupo reducido de personas con intereses particulares? El 16 de mayo la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación Argentina reunió a sindicatos, expertos y expertas para analizar el desarrollo que plantea la IA para el mundo del trabajo. Entre los primeros se encontraban: la Asociación Bancaria, FOETRA, SMATA, UPCN, SATSAID, CTERA y el Sindicato de Seguros. Mercedes Marcó del Pont, secretaria de Asuntos Estratégicos, dijo durante el encuentro: “Los desafíos que plantea la inteligencia artificial para el mundo del trabajo deben ser abordados en forma articulada con políticas públicas”. También, entre los asistentes, la ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Kelly Olmos afirmó: “Debemos fortalecer el debate y la organización política para que las instituciones que representan a los trabajadores y trabajadoras tengan las herramientas necesarias para que la inteligencia artificial sea una oportunidad de desarrollo”.



En conclusión, tal vez a tu ex no le interesan los sentimientos, pero parece que en el futuro te van a servir a la hora de conseguir un trabajo. Y, si sos mentiroso o mentirosa, te recomiendo que al menos lo uses para desarrollar tu capacidad creativa. Al parecer, la creatividad será el café de especialidad o el streaming del futuro.

¿Sueñan las niñeras con actorxs eléctricxs?

La señorita Fain realiza gestos ampulosos, mueve sus brazos, frunce el ceño, sobre un atril posa, alternativamente, cada una de sus manos y levanta la voz en clara señal de estar cerrando su discurso, sin embargo no hay risas grabadas que acompañan al personaje icónico de los 90, y del otro lado tampoco está el señor Sheffield, avergonzado por una nueva irrupción pública de su extravagante empleada; esto es porque quien habla no es la niñera sino Fran Drescher, en condición de presidenta de SAG-AFTRA, sindicato que nuclea cerca de 160.000 actores, locutores, bailarines entre otros y otras, y quienes escuchan su parlamento son los trabajadores y las trabajadoras a quienes representa. ¿Cómo se da esta escena de realismo mágico distópico? ¿Qué pasa en la industria audiovisual en Estados Unidos y qué rol juegan las nuevas tecnologías?


Después de que se vencieran los contratos entre los sindicatos de actores y los estudios, se abrieron varias instancias de negociación en búsqueda de un acuerdo que satisfaga a las partes; las reuniones se multiplicaron y repitieron sin poder llegar a conciliar las posturas, por lo que el 14 de julio los actores y actrices se plegaron a la huelga iniciada por los guionistas meses antes. Hecho que no sucedía desde 1960 y que pone en primera plana la crisis que atraviesan las industrias culturales, que lejos de enquistarse en sectores específicos se diversifica cada vez más.


El inicio del conflicto puede relacionarse con el cambio radical que se produjo en la industria del cine con el ingreso al mercado de las plataformas digitales de streaming, que generaron una alteración inaudita en los sistemas de distribución y emisión tradicionales, así como también en los hábitos de consumo de los espectadores. 


¿Y esto cómo se relaciona con la huelga? El reclamo salarial por parte de los actores y actrices se divide en dos partes: por un lado, el gremio pide un aumento de los salarios base, ya que se vieron afectados por la inflación del último año (sí, las economías dolarizadas también sufren procesos inflacionarios) y, por otro lado, están reclamando lo que se conoce como “derechos residuales”, que tienen que ver con el pago que deben recibir los y las profesionales del entretenimiento cada vez que se reproduce un capítulo en el que participaron. Y aquí radica buena parte del conflicto, ya que las plataformas se caracterizan por un celoso hermetismo a la hora de dar a conocer sus números; no brindan información sobre la cantidad de suscriptores, los números de reproducciones, visualizaciones de una película o serie etc., por lo que se vuelve muy complejo establecer parámetros concretos de consumo, perjudicando el pago de los “derechos residuales”. Los grandes estudios tienen la misma respuesta para ambos reclamos: que en el contexto de crisis que están atravesando debido a la saturación del mercado streaming (por caso, Disney planea recortar 7000 puestos de trabajo) es imposible mejorar la propuesta que hicieron antes de que SAG-AFTRA iniciara la huelga.


La otra gran arista del conflicto tiene que ver estrictamente con el uso de la inteligencia artificial y cómo esta cobra cada vez mayor injerencia en todos los eslabones del sistema productivo audiovisual. De un tiempo a esta parte, las IA se utilizaron para mezclar audios, casting, musicalización,  coloración , edición , enmascaramiento, doblaje de idioma, entre otras tareas. Las dos grandes nuevas incursiones están vinculadas con el uso de las IA para elaborar guiones (en entrega pasada de “Conectadxs” escribimos acerca de este conflicto que derivó en la huelga de guionistas) y con la potencialidad para retocar, recrear rostros y hasta crear personajes digitales sumamente realistas. En este sentido varios estudios le han ofrecido a extras y actores secundarios pagar el “día de escaneo”, para que una IA registre sus rostros y movimientos faciales y estos puedan ser utilizados a perpetuidad en cualquier proyecto sin necesitar el consentimiento del actor o la actriz y, por supuesto, sin tener que pagar derechos por el uso de esa imagen.


Por eso cuando Fran Descher en su ya célebre discurso sostuvo que el “el modelo de negocios cambió con lo digital, el servicio de streaming y la IA” y que es un momento de la historia en el que, “si no nos mantenemos en pie estaremos todos en problemas y en peligro de ser reemplazados por máquinas” no estaba exagerando en absoluto. Los cambios radicales en la industria del cine y el entretenimiento obligan a los actores a organizarse, innovar en los reclamos y exigir la preservación de sus puestos de trabajo.


El ruido de la IA y su impacto en las industrias culturales también llegó a la Argentina. La Asociación Argentina de Actores y Actrices emitió un comunicado en el cual se solidariza y apoya la huelga en Estados Unidos a la vez que alerta sobre la pérdida de fuentes de trabajo por el uso de IA de las grandes empresas del sector. 


El campo de la locución y el doblaje no está exento del desembarco de las IA, y ya se están tomando cartas en el asunto. La visibilización y viralización del tuit de Ale Graue en el que narra su experiencia al ser reemplazado en el trabajo por una voz producida por IA ayudó a que se conociera parte de la problemática. Alejandro Costa, locutor y miembro de SALCo ―Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores―, comentó para nuestro podcast “Sueñan los androides con obrerxs eléctricxs” que las IA están “invadiendo” el sector y que es necesario organizarse sindicalmente y reclamar para que se legisle al respecto.



La presencia y la expansión de las IA en áreas en las cuales parecía imposible su aparición está subvirtiendo el sistema de relaciones laborales como lo conocíamos hasta ahora; las empresas están maximizando ganancias a través de la utilización de las nuevas tecnologías en detrimento de la precarización y expulsión de trabajadores y trabajadoras, por ello resuenan las voces de quienes gritan a los cuatro vientos la necesidad de revisar las consecuencias de la digitalización y el impacto que puede causarnos.    

 

El país de la libertad… de mercado

República Mercado Libre es un libro en el que se pone de manifiesto la importancia significativa de esta compañía en su constante expansión: logística, compra y venta, inmuebles, servicio, billetera virtual y un sinfín de áreas que se nuclean en la empresa con mayor valor del mercado del país. “Conectadxs”, charló con Julián Zícari, investigador del Conicet, economista, historiador, psicólogo y filósofo, además de ser el director de República Mercado Libre y autor de Crisis económicas argentinas. De Mitre a Macri, entre otros trabajos.


Julián, puede parecer insulsa la pregunta, pero ¿qué es Mercado Libre?


En principio, es el nombre de un gran conglomerado económico, una especie de pulpo que tiende tentáculos en distintos sectores de la economía, desde la venta vía comercio electrónico —que es la más conocida—, pasando por servicios financieros, publicidad, logística, transporte, venta de seguros, de propiedades, automotores, y la lista sigue. Entonces, en principio, estaríamos hablando no solo de un gran conglomerado económico, sino de la empresa de mayor valor bursátil de la economía argentina, y a través de la cual también se pagan impuestos y planes sociales por lo que de alguna manera comienza a entrelazarse con el Estado. A la vez que hay que analizar la proyección que tiene la compañía en América Latina, en tanto que el comercio electrónico va a seguir creciendo en los próximos años y consecuentemente crecerá su expansión y diversificación en otros mercados. De hecho, hace poco se anunció que Mercado Libre va a lanzar su propio servicio de streaming, ya está en condiciones de competir con las plataformas como Netflix, Amazon, Flow y Disney.


El nombre de la empresa es sugerente: “Mercado Libre”, parecería estar asociado a ciertas proclamas liberales que ven en el Estado un entorpecedor del desarrollo privado. Sin embargo, la vida de la empresa está íntimamente ligada con gobiernos que actuaron en su favor, ¿esto es así?


Bueno, sí; hay un uso del vocativo de mercado libre como una sociedad de productores y consumidores libres y atomizados que transan sus productos de manera armónica y cooperativa pero ciertamente no es así, sino que hay una gran concentración económica que la empresa tiende a promover a través de lógicas como la de la ubicación en los primeros lugares de oferta mediante pago previo. Y hay elementos que en la actualidad indican que el Estado tiene una importancia central en el desarrollo de la empresa; si bien la prédica de su CEO, Marcos Galperín, es muy antiestatista, la verdad es que la empresa se vio ampliamente favorecida por dos leyes específicas: la Ley de Software y la Ley de Economía del Conocimiento, que le permiten ahorrarse el 70% del impuesto a las ganancias, el 60% de aportes patronales, una serie de ventajas muy grandes. A su vez, se ve beneficiada con la utilización de servicios estatales: jubilaciones, planes sociales, pago de impuestos; es decir, le llega ese efectivo, lo retiene y lo mueve, además de cobrar una comisión por esos servicios. Así como también el uso de servicios estatales que le han servido a la empresa para lograr su expansión, como es el caso de la relación con Correo Argentino, que fue fundamental para la logística y comercialización de productos de Mercado Libre.


.Click aquí para leer la entrevista completa

¡A digitalizar, mi amor!

Y como si fueran pocas las batallas que dan los sindicatos contra la inflación, sobre todo en Argentina, se les presenta una nueva lucha: la brecha salarial entre la clase media y la clase baja generada por la digitalización. Suele suceder que cuando hablamos de digitalización la pensamos desde una cuestión material: contar con una computadora, un teléfono, wifi; distintas herramientas que facilitan la integración de las personas al sistema laboral o educativo. Pero, ¿es una cuestión meramente material? Creemos que no. La digitalización, además de herramientas, requiere de ciertas habilidades. Una persona no está digitalizada por el hecho de contar con una computadora, sino que para poder pertenecer al nuevo sistema necesita comprender un nuevo lenguaje: el digital. Vamos con un ejemplo: si entramos en búsquedas laborales para puestos que no requieren de un título universitario, como secretario o administrativo, vemos que los requisitos varían, pero hay uno que aparece en todas las búsquedas: manejo de Excel. El manejo de Excel es parte del lenguaje digital. ¿Cómo se aprende a utilizar Excel? Por medio de internet, otra vez la digitalización presente, vemos una oferta enorme de cursos que enseñan a ser un genio del Excel, pero ¿todo el mundo puede acceder? No, porque al no estar digitalizados no consiguen estar informados sobre ellos o porque son costosos.


Investigadores de Ingenio (CSIC-UPV) y la Universidad de Oslo realizaron un estudio sobre digitalización en Europa. Llegaron a la conclusión de que esta disminuyó la brecha salarial entre la clase alta y la clase media, pero la aumentó en el caso de la clase media y la baja. La clase media puede acceder a los medios para el aprendizaje del lenguaje digital, pero la clase baja no. Esto hace que los individuos de clase media sean una mejor opción a la hora de contratar empleados, mientras los de clase baja se encuentran cada vez más lejos de insertarse en el mundo laboral. La investigación se basa en la población europea, pero no está lejos de lo que sucede en el resto del mundo. En Argentina, mientras los sindicatos buscan renegociar el acuerdo por paritarias, dada la devaluación; se enfrenta también a la digitalización, a la brecha salarial entre hombre y mujer y a la brecha de la brecha…


En ediciones anteriores de “Conectadxs” abordamos la necesidad de regular la digitalización y la inteligencia artificial (IA) para proteger a las y los trabajadores. De hecho, se reunieron sindicatos y dirigentes políticos para debatir acerca de esto. Pero, además de regular la tecnología, es necesario aprender a utilizarla. Su incorporación en las escuelas y la divulgación de talleres públicos podría ser una forma de lograr la incorporación de la clase baja al mercado laboral y reducir el analfabetismo digital y la brecha que este abre. Por caso, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) de Colombia impulsó cursos gratuitos de “Generación TIC” para que tanto niñas y niños como personas adultas accedan a la educación digital. Mauricio Lizcano, ministro de la cartera, sostuvo: “Estamos convencidos de que, al estimular el interés de los niños por la innovación y la tecnología, les estamos dando herramientas para un mejor mañana, al desarrollar una generación de programadores desde los colegios, lo que nos ayudará a cerrar la brecha digital del país”.


En la Argentina, entre la inflación, las PASO y el nanoclima de Twitter, la digitalización avanza y avanza, y una vez más, son las personas de menores ingresos las que resultan más afectadas. Así que no queda otra: ¡a digitalizar, mi amor!


En dos tweets

La huelga de los 50 peniques

Amazon y sus políticas que alientan la explotación y la precarización laboral siguen encontrando la estoica resistencia de la organización obrera. Sumados a los casos ya conocidos en Estados Unidos se suman desde principios de agosto las huelgas de Rugeley y Coventry en el Reino Unido, donde mas de mil trabajadores y trabajadoras están reclamando por una recomposición salarial que eleve el pago de la hora mínima. El conflicto, conocido como “La huelga de los 50 peniques” se remonta a épocas de pandemia donde la empresa multiplicó sus ganancias en base a los esfuerzos de los trabajadores. Podés leer más en esta nota de Santiago Mayor para Enfoque Sindical.

Brecha de género y trabajo

Hace unos días nomás el INDEC presentó el informe “Remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad” con resultados interesantes: podemos ver cómo las políticas de género impactaron en el mapa laboral, reduciendo la brecha de años anteriores. Así, la disparidad en el ingreso laboral se redujo con la incorporación de 659.826 mujeres al mercado. Otros datos que se desprenden del informe es que la brecha salarial entre asalariados registrados es de 9,1% y de 15,3% en asalariados no registrados. En tanto los puestos de mayor jerarquía siguen siendo ocupados mayoritariamente por hombres.  



Recomendaciones al pasar

Desde “Conectadxs” nos ocupamos en más de una ocasión de la reducción de la jornada laboral, difundiendo proyectos, ensayos y cómo se está tratando el tema a nivel regional y global. Horas extra  (Ediciones Godot), el libro de los estadounidenses Will Stronge y Kyle Lewis, ahonda en la problemática, realizando un recorrido histórico que propone revisar la configuración de la carga horaria de trabajo actual, así como también cuestionar la noción de trabajo como el principal ordenador de nuestras vidas. Además, los autores proponen un análisis transversal respecto a cómo la jornada laboral reducida puede generar cambios en términos económicos, climáticos, de género y de salud mental.

La Organización Internacional del Trabajo realizó un estudio que trajo cierta tranquilidad ante el frenesí de discursos alarmistas que ven en la aparición de las IA la aniquilación total del trabajo: muestra cómo las IA no reemplazan el trabajo humano sino que más bien lo complementan, lo que generaría modificaciones en términos de calidad y autonomía laboral. Asimismo, el informe señala que la transición hacia la tecnologización debe estar guiada por políticas que ordenen, que sean justas y sobre todo que escuchen a los actores implicados en el proceso. 

Actividades e iniciativas de FES Argentina

sobre futuro del trabajo

Ciclo de charlas | Tecnologías, inteligencia artificial y sindicatos


Segundo encuentro del Ciclo quincenal organizado por FES Argentina y la Secretaría de Innovación y Futuro del Trabajo de la CGT, para ofrecer a todas las personas trabajadoras y dirigentes/as sindicales del país información, datos, enfoques que nos permitan reflexionar sobre el impacto de la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías en cada ámbito del trabajo


Más info

Podcast | ¿Sueñan los androides con obrerxs eléctricxs?


Un vertiginoso viaje por la historia de la humanidad y el trabajo para pensar de dónde venimos y hacia dónde vamos.


Una producción de la FES Argentina y GROMOVA.




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¡Adiós! Hasta en el próximo número de #CONECTADXS.

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