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DOS COSAS QUE MARAVILLARON A JESÚS

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NOVIEMBRE 2024 CARTA 


Filipenses 3:7-8 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.


Pablo entendió su propósito y misión divina. Lo que estaba haciendo no era para sí mismo. ¡Estaba muy claro que todo era para Cristo! Era muy valiente y fiel al ministerio que el Señor le había dado. Nada le impedía hacer la obra del Reino. Pablo conocía el propósito y el llamado de Dios para él. De la misma manera, todos debemos llegar a ese lugar como lo hizo Pablo; esta es una convicción personal, todos debemos hacer de esto nuestro propósito. ¡Nuestro objetivo es conocer a Cristo!


Cuando llegamos a este lugar de conocerlo a Él (Jesús), todo lo que hacemos es todo para Él. Al conocerlo, llegamos a conocer el propósito del Señor y la misión que nos ha dado para cumplir dentro del cuerpo de Cristo.


Incluso si lo perdemos todo, conocer a Cristo es ganancia. No perdemos nada porque tenemos todo en Cristo. Debemos elegir a Cristo antes que cualquier otra cosa en nuestras vidas. Debemos poner al Señor primero en nuestras vidas. Cuando ponemos al Señor primero en nuestras vidas, ¡todo lo que hacemos es para Su Gloria!


Para muchos, es difícil tomar esta decisión como la tomó Pablo, porque el yo, está en el medio. Pablo no se preocupaba sólo por sí mismo. Donde hay interés propio, ambición, egoísmo, manipulación, control y mucho más, esas personas no han llegado al conocimiento de Cristo. Al conocerlo a Él, llegamos al conocimiento de Él y a hacer Su voluntad. ¡Todo lo que hacemos se hace de acuerdo con Su voluntad!


En el lugar donde estoy hoy, este mundo no me ata, ni me pone ningún tipo de presión. Mi vida pertenece al Señor. Nada me detiene, he tomado la decisión de poner a mi Señor primero en mi vida. Debemos dejar de lado todo lo que no nos permita avanzar con el Señor. Ven al verdadero conocimiento de Él. Cuando maduramos en los caminos del Señor, nuestros intereses cambian y nuestros intereses se alinean con los Suyos. Cuando hagas de esto tu elección, podrás declarar lo que Pablo afirmó en Filipenses 3:7-8: nada más le importaba a Pablo. Nada más me importa que hacer la voluntad del Señor.


El Señor está ahí para encontrarnos donde estemos, siempre nos está esperando. El Señor nos ha dado libre albedrío para elegir. Él nunca irá en contra de nuestra propia voluntad. Pablo entregó su voluntad al Señor, para ser un siervo. A Pablo no le importaba nada más que servir al Señor. Su misión era seguir hacia adelante, para poder alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús también lo había alcanzado. Él no pensaba que lo había ya alcanzado todo, sino que más bien olvidó lo que había dejado atrás y se extendió a lo que estaba delante de él. También dijo que se esforzaba por alcanzar la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¡Este era el propósito de Pablo!


Todos debemos llegar a ese mismo lugar, debemos tener el mismo sentir. Esto es lo que nos une como cuerpo para hacer la voluntad del Padre. La única manera en que cumpliremos el llamado divino de Dios en nuestras vidas es si seguimos los ejemplos que se nos han presentado. Recuerden esto, porque nuestra ciudadanía está en el cielo, no en las cosas terrenales. Debemos tomar la decisión de poner al Señor primero en nuestras vidas, con esto en mente, el Señor nunca irá en contra de nuestra voluntad. Él nos permite elegir, ¡es nuestra elección! La clave de todo esto es que debemos estar dispuestos a negarnos a nosotros mismos. ¡Elijamos todo por Cristo! ¡Mi gracia es suficiente, dice el Señor!



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