M�s all� de la irreconciliable dualidad de pensamiento que nos lleva a pensar en dos aspectos intocables entre "lo bueno" vs. "lo malo", estamos describiendo diferentes funciones que se relacionan de m�ltiples maneras en la Naturaleza y en la psicolog�a humana. Recordemos que la Geometr�a es un camino a lo sagrado. No es la meta. Lo sagrado es el vac�o fractal y el campo toroidal que de �l emerge. Los s�lidos plat�nicos representan geometr�as de gran trascendencia, pero no son sino el esqueleto de la vida. Lo que anima esta estructura es el biocampo de todo lo viviente, lo propiamente sagrado est� en los intersticios, en los espacios entre una forma y la otra. La Geometr�a Sagrada es un camino entre muchos otros que nos acerca a vincular nuestro aspecto material y nuestro aspecto espiritual, la conciencia de nuestro cuerpo material y la conciencia de los cuerpos m�s sutiles. Es una matriz que nos ayuda a comprender c�mo est� ensamblada la vida.

El biocampo es el campo de irradiaci�n de un cuerpo en las diferentes frecuencias y amplitudes del espectro de onda. Es el campo relacionado con todos los campos energ�ticos implicados en el proceso de la vida y la muerte, en la transmutaci�n de los cuerpos. Desde el campo de torsi�n, es el giro cu�ntico que existe en el espacio vac�o hasta el campo s�nico, que tiene mayor densidad, por ejemplo. Las puras formas son como tener el auto m�s sofisticado del mundo sin la energ�a para impulsarlo. O un cuerpo casi perfecto sin un alma desarrollada.

El �ngulo de inclinaci�n de la Esfinge en Giza es 32�: el paso del cubo (la Flor de la Vida) al dodecaedro (la Pentaflor)  

Cada s�lido plat�nico tiene atravesado un tubo toro en cada uno de sus ejes de rotaci�n. Los ejes de rotaci�n los encontramos definidos de tres maneras: la primera es por el atravesamiento de una l�nea sobre cada v�rtice y el v�rtice opuesto; la segunda es por el cruce de la mitad de la arista contra la arista opuesta; la tercera por el cruce de la mitad de una cara sobre la cara opuesta. 

Obtenemos en cada s�lido plat�nico el siguiente n�mero de toroides que corresponden a las micro-funciones del mismo: el tetraedro con 7 ejes de simetr�a de giro, el hexaedro y el octaedro con 13 ejes, y el icosaedro y el dodecaedro con 31. Este secreto tan celosamente guardado por casi todas las tradiciones explica el hecho de atribuirle mayor o menor fuerza o pureza a los plat�nicos. A mayor n�mero de toroides, mayor funciones en el biocampo y, por lo tanto, mayor complejidad en sus relaciones angulares. 

En resumen, el icosaedro y el dodecaedro encabezan la lista, tan s�lo recordemos la forma que ten�a el vehiculo interespacial en la novela de Carl Sagan, Contacto. O la forma en la que dibuja Da Vinci en la �ltima cena para simbolizar aquello que est� atr�s de Jes�s, el Cristo. La relaci�n con las doce caras del dodecaedro la podemos observar en diferentes tradiciones que hablan del n�mero doce como constante de lo sagrado: doce tribus de Israel, doce Arhats en torno a Buda, doce hijos de Jacob, doce signos zodiacales, doce dioses del Olimpo en el pante�n griego, doce dioses en la tradici�n Hind�, doce meridianos de acupuntura, doce pares craneales, doce sentidos en la Antroposof�a del fil�sofo austriaco R. Steiner, doce meses del a�o, doce ap�stoles de Jes�s, doce Dioses Sumerios o doce planetas seg�n Z. Sitchin.

La Estrella Madre es la anidaci�n de los 5 s�lidos plat�nicos

El modelo de Moon se construye de la siguiente manera: si sumamos los v�rtices de los 4 s�lidos plat�nicos que son duales (cubo-octa e icosa-dodeca), obtenemos 8+6+12+20=46. Para embonar los 6 v�rtices del octaedro, �ste debe ponerse cerca de 6 v�rtices del icosaedro, de tal manera que la distancia del v�rtice m�s cercano del icosaedro respecto a la arista opuesta est� dividida por 1.618. As� que, si ensamblamos estos cuatro s�lidos, tenemos un factor de embonaci�n donde la arista del cubo es 1, el octaedro 2.12, el icosaedro 1.89 y el dodecaedro 1.618. Despu�s, si tomamos el radio de la esfera que circunscribe el cubo como unidad respecto a los dem�s, obtenemos: cubo 1, octaedro 1.73, icosaedro 2.187, dodecaedro 2.618. 

Si ahora tomamos los v�rtices de los plat�nicos arreglados de esta manera para ser la singularidad en el espacio donde se encuentran los protones, aparece una poderosa estructura del n�cleo at�mico. Si vemos la relaci�n entre la completud de cada una las esferas que circunscriben los 4 s�lidos, tenemos que el ox�geno (8) completa el cubo, el silic�n (14) completa el octaedro, el hierro (26) completa el icosaedro y el paladio (46) completa el dodecaedro. Se obtiene el uranio (92) cuando se duplica el modelo.

De esta manera, el ox�geno, que hace el 62.55% del n�mero total de �tomos que encontramos en la Tierra, y el silic�n que hace el 21.22%, est�n representados en las dos primeras figuras completas. El hierro representa el 1.2% de los �tomos en la Tierra. La periodicidad exhibida por los vol�menes at�micos (el peso at�mico dividido por la densidad de cada elemento) fue inicialmente estud�ada por el cient�fico alem�n Meyer, en 1869, cuando el qu�mico ruso Mendeleyev desarroll�, simult�neamente, el concepto de periodicidad. 

La mayor�a de los libros de texto discuten las propiedades del nivel m�ximo que ocurre en los n�meros at�micos 3, 11, 19, etc., en el grupo 1a o alcalinos. Sin embargo, el modelo de Moon se fija en el nivel m�nimo en el rango entre 4-8, 13-14, 26 y 46, sugiriendo que un llenado de espacio m�nimo y una estabilidad estructural m�xima ocurren cuando se completan los plat�nicos en cada esfera. A esta caracter�stica le conocemos en Psicogeometr�a como el punto de mayor nivel de fractalidad.

La relaci�n entre el modelo at�mico de Moon y las capas de los orbitales y suborbitales fuera del n�cleo at�mico en los electrones, si es fractal, genera un corriente de succi�n que s�lo se puede explicar por el campo fractal. Esto quiere decir que "los puntos de completud de las �rbitas de los protones definen los puntos de m�xima estabilidad en el n�cleo, reflejando la abundancia de estos elementos, mientras que la completud de los orbitales de electrones corresponden al fin de los periodos en la tabla peri�dica", comenta el cient�fico y ge�metra Hecht

La estructura empieza con el n�cleo de helio o la part�cula alpha de un tetraedro conteniendo dos protones y dos neutrones en sus cuatro v�rtices. Para ir al tercer elemento, el litio, los protones deben moverse hacia afuera para comenzar a construir la primera capa en los v�rtices del cubo. As� ocurre sucesivamente hasta que los protones y neutrones se van acomodando en los v�rtices o aristas de la anidaci�n antes descrita. 

La secuencia de anidaci�n que descubri� el Dr. Moon en la disposici�n de los cinco s�lidos es tetraedro, cubo, octaedro, icosaedro y dodecaedro. Como geom�tricamente no es "estelable" ensamblar un icosaedro a partir del octaedro, Moon recurri� a una inclinaci�n �urea de los v�rtices del cubo respecto al octaedro. La secuencia de anidaci�n que utilizamos en Psicogeometr�a, en terapia con poliedros, es: octaedro, tetraedro, cubo, icosaedro, dodecaedro. Esta forma de anidaci�n se logra por una inclinaci�n de 32� del icosaedro respecto al cubo, el paso de la incubaci�n a la distribuci�n. La misma inclinaci�n que tiene el rostro de la Esfinge en Giza la misma inclinaci�n que debe hacerse para salir del cubo y entrar a la pareja icosa-dodeca�drica. Aunque los s�lidos plat�nicos pueden anidarse de varias maneras para crear la Estrella Madre, de la forma antes descrita podemos reunir la mayor cantidad de propiedades para dar un salto cualitativo en las interconexiones y asociaciones que crean mayor resonancia con la vida y con los cinco toroides verticales humanos y sus respectivas funciones.

La Estrella Madre es una herramienta �til para la armonizaci�n de espacios y para la armonizaci�n terap�utica pues genera v�rtices de implosi�n. "El enlace tr�gono del carb�n excitado, cuando est� dispuesto en una simetr�a simple en forma de diamante octa�drico forma el desempaquetamiento de enlace triangular de un dodecaedro. Haciendo esto, un nuevo espacio molecular es creado en el centro", comenta D. Winter. Esta forma, construida por los cinco s�lidos plat�nicos, simboliza la matem�tica de la Mente C�smica. Permite la visualizaci�n en 3 dimensiones de la anidaci�n perfecta de ondas y resume las formas implicadas en la "Arquitectura Sagrada" y en los domos geod�sicos del inventor e ingeniero estadounidense B. Fuller (tambi�n se le conoce como el Fulereno de Buckminster). Representa la esencia real de todas las formas vivas: el ADN, la Ret�cula Terrestre, el Zod�aco. La ciencia ha notado que el agua crea procesos de vida cuando se estructura en formas de Estrella Madre, a esto se le llama la Caja Clathrate y sirve para implotar la carga electromagn�tica en el agua. 

El arquitecto y core�grafo de Austria, R. Laban, propuso una gram�tica de los movimientos corporales bas�ndose en las relaciones entre las proporciones del cuerpo humano y los cinco s�lidos plat�nicos. Mostr� que el �ngulo m�ximo que el cuerpo humano puede abir las extremidades es id�ntico al de los �ngulos de las 20 caras del icosaedro. As�, Laban cre� dazas cuya arquitectura en el tiempo eran id�nticas a la armon�a espacial de los s�lidos plat�nicos. 

Seg�n los m�s recientes avances de la NASA, vivimos en un universo finito con forma de dodecaedro. Aunque quiz� les falt� mencionar que dentro de esa forma exterior dodeca�drica se encuentran anidados todos los s�lidos plat�nicos, como ocurre en la geometr�a de la Estrella Madre. En octubre de 2001, la NASA comenz� a almacenar informaci�n con el "Wilkinson Microwave Anisotropy Probe" (WMAP), sobre radiaci�n c�smica. Como luz visible de estrellas y galaxias distantes, la radiaci�n de fondo c�smico les permite a los cient�ficos igualar el pasado al tiempo cuando el universo estaba en su infancia. Fluctuaciones de densidad en estas radiaciones les pueden tambi�n decir a los cient�ficos mucho acerca de la naturaleza f�sica del espacio. 

La NASA liber�, en febrero de 2003, la primera informaci�n del proyecto. En octubre del mismo a�o, un equipo que inclu�a cosm�logos franceses y a Jeffrey Weeks, un matem�tico y becario de MacArthur, usaron estos datos para desarrollar un modelo de la forma del universo. El estudio analiz� una variedad de modelos para el universo, incluyendo finitos vs. infinitos, planos, espacios curvos negativos (con forma de silla de montar), espacios curvos positivos (esf�ricos) y espacios toroidales (cil�ndricos). El estudio revel� que el mapa total es de un universo finito y con forma de dodecaedro. M�s adelante veremos que, m�s all� de vivir en un universo dodeca�drico y finito, vivimos en un universo fractal que es infinito en sus posibilidades, pero finito en sus formas b�sicas.