Mensaje del Padre Ricardo Abert, S.J.
Muy pronto, casi sin darnos cuenta del misterio que reposa cerca de nuestros corazones, daremos vuelta a la esquina y descubriremos una vez más que el tiempo de Adviento está sobre nosotros. Nos señalará, recordándonos que la verdad más profunda, el deseo más intimo de nuestras vidas, abrirá la puerta de nuestro corazón y nos introducirá en el deseo más abismal de nuestro Dios. Se podrá satisfacer nuevamente nuestro anhelo y experimentará la conexión que se convierte en nuestra salvación. Ninguna conexión que hacemos en la vida es más importante que el Nacimiento de Jesucristo. Debido a que es tan importante que nos tomemos el tiempo para concentrarnos en nuestra preparación para el evento anual de la Navidad, que es realmente la bendición diaria prometida de la presencia amorosa de Dios en nuestra vida. Tomamos el tiempo llamado Adviento para prepararnos y esperar además tener esperanza en la llegada del amor innegable. Damos la bienvenida al nacimiento del amor en su poder infinito que encuentra su lugar en la humanidad; en corazones que necesitan sanación; espíritus que requieren de fortalecimiento; cargas que deben ser levantadas; relaciones que buscan ser alentadas; vida que simplemente necesita ser abrazada.
Y así una vez más volvemos dar la vuelta a la esquina para encontrarnos cara a cara con Dios que está con nosotros, corazón a corazón, deseo profundo a deseo profundo, gratitud a gratitud que es don de vida eterna.
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