Cristo Resucitado con Nosotros
A todo el pueblo de la Diócesis de Los Ángeles, ¡saludos en Cristo esta Semana Santa y el Día de Pascua!
La representación de nuestro Señor en la foto, me la regaló Mónica González-Gutiérrez, miembro de la Iglesia Episcopal La Magdalena de Glendale. Mónica quiere compartir el consuelo y la inspiración que recibe de Cristo vivo. Así que encarga Jesuses por Internet en grandes cantidades. Su misión de amor y evangelización consiste en regalar estos símbolos externos de gracia a sus familiares, amigos y otras personas con las que se encuentra a lo largo del día. Uno puede imaginar la variedad de reacciones, desde la aceptación hasta el escepticismo, aunque la sonrisa y la amabilidad de Mónica son difíciles de resistir.
El mismo día de la Resurrección, como revela el evangelio de Marcos, las mujeres del sepulcro reaccionaron ante la buena nueva con terror, miedo y asombro. Imaginen la aniquilación de todo lo que dan por sentado, empezando por la finalidad de la vida. Imaginen despertar en un mundo gobernado por nuevas reglas que aún no entienden. Probablemente fue como uno esos momentos en nuestras propias vidas, que siempre involucran a seres amados y son tan poderosos, que la risa y el llanto llegan al mismo tiempo, como cuando nace un bebe (no había alguien allí, y de repente, alguien está) o como la recepción bulliciosa después de un funeral sombrío. Estaban allí y ahora ya no están, pero vuelven a estar en la risa y el recuerdo.
El Día de Pascua es nuestra promesa de que nunca se han ido, de que están con Cristo y de que Cristo está con nosotros. Esta es nuestra fe. Abrir nuestros corazones a la presencia y a la guía de Cristo es nuestra práctica, no siempre fácil, pero siempre útil. "No hay en el mundo una vida más dulce y deliciosa", escribió el monástico del siglo XVII Hermano Lorenzo, "que aquella que mantiene una continua conversación con Dios". Por el testimonio de Mónica, Cristo está vivo y es dinámico. Sea cual sea el aspecto de nuestras vidas o del mundo que queramos ayudar a arreglar, sea cual sea la pena o la injusticia que nos haya hecho desfallecer, Cristo vivo irá unos pasos por delante de nosotros, y luego unos cuantos más mañana – por siempre y para siempre, mientras caminamos juntos, ustedes y nuestro Señor y yo, a través del mundo que Dios ha hecho y ama, hacia el reino más grande del amor perfecto que nos espera.
Suyo en la vida de Cristo en esta Pascua,
El Reverendísimo John Harvey Taylor
VII Obispo de Los Ángeles
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