En el evangelio de este domingo las palabras de Jesús resuenan plenamente; Él, es el Pastor, es quien nos llama por nuestros nombres y nos abre la puerta para entrar a las nuevas praderas de su Reino para que así “tengamos verdadera vida y la tengamos en plenitud”. Para los primeros creyentes, Jesús no es solo un pastor, sino el verdadero y auténtico pastor.
Esta figura de Jesús es, además, una de las más aceptadas desde siempre en el cristianismo. De hecho, no deja de impactar que, en algunas catacumbas muy antiguas, se encuentran las primeras imágenes de Jesús, y está representado como el Buen Pastor, cargando a una oveja sobre su cuello.
El pastor era el individuo que pasaba la mayor parte de su vida con sus ovejas. Era su responsabilidad proteger y guiar a las ovejas.
La vida del pastor fue una vida de constante movimiento. También fue una vida solitaria. El pastor se comprometia a cuidar de cada una de las ovejas. Por lo general, el pastor tenía un vínculo muy fuerte con sus ovejas. De alguna manera, las ovejas se convirtieron en la familia del pastor. Eran sus constantes compañeros. Las ovejas solo seguirían la voz de su pastor. No seguirían a otra persona. El vínculo entre el pastor y las ovejas era muy fuerte y real.
Jesús es nuestro pastor. Jesús se queda con nosotros pase lo que pase. Él está comprometido a cuidarnos y guiarnos. Jesús viene y nos encuentra cuando estamos perdidos y con miedo. Jesús seguirá buscándonos hasta encontrarnos.
Hoy podemos tomarnos un tiempo para agradecer a Jesús por amarnos tan profundamente. Agradezcamos también a Jesús por su tierno cuidado y protección.
Jesús es nuestro pastor. ¡Podemos depender de él siempre!
Jesús continúa iniciando una relación cercana e íntima con nosotros. Tiene la intención de proteger a su rebaño, guiarnos y llevarnos a la seguridad y la estabilidad y a la vida eterna. Como un Buen Pastor, Él escucha.
Nuestro diálogo con Jesús, a través de la comunicación en la oración, nos permite profundizar nuestra relación con Él. Nuestra relación única con Dios debe darnos confianza en que Él nos comprende, que nuestra opinión es importante, que Él escucha nuestras preocupaciones, Esta semana, quizás podamos orar especialmente por aquellos que, por la razón que sea, pueden sentirse perdidos y sin la protección del pastor que una vez conocieron. También recordamos a aquellos que buscan un rebaño en el que hacer su hogar.
Que el Señor, nuestro Buen Pastor, esté siempre con nosotros, y que nos haga llegar la fuerza de su amor a todos nosotros, su amado rebaño y ovejas, para que todos permanezcamos en su amor, y sigamos amándole para siempre. Amén.
El Reverendo Rafael Garcia
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