Jesus called his disciple Simon, “Petra” or “Peter,” the Rock (Matthew 16:18). Later Simon Peter, the Rock, wrote to the early Christian Church and referred to those believers as living stones, chosen and precious in God sight. “Come to God,” Peter wrote, “like living stones, let yourselves be built into a spiritual house, to be a holy priesthood to offer spiritual sacrifices acceptable to God through Jesus Christ.” I Peter 2:5.

Dear People of God (the Priesthood of all Believers) of the Southwest California Synod,

The ongoing blessings of our gracious God be with you this Labor Day weekend. I hope you find a place to stay cool, safe, healthy, and refreshed over this national holiday.

Labor Day, as we know, is annually celebrated in the United States as a federal holiday honoring and recognizing the work of laborers in all fields and with all skills as they (we) contributed to the development and achievements of our nation. Many other countries observed such a day at different times of the year, recognizing the work of its people. 

The biblical writers affirmed the vocations of all the people God. On Mount Sinai, God told Moses to say to the people “you shall be for me a priestly kingdom and a holy nation.” (Exodus 19). Isaiah, speaking to all the people as the Spirit of the Lord God anointed him, said, “you shall be called priests of the Lord, you shall be named ministers of our God.” (Isaiah 61). Saint Paul wrote we are “living sacrifices,” (Romans 12) and “sacrificial offerings of faith,” (Philippian 2) and a fragrant offering. (Philippians 4) Peter, the Rock, as we read in the text above, referred to God's people as a “holy priesthood.” There are many other references in Holy Scripture that describe the privilege all baptized people have as laborers in the realm of God, such as “chosen, a holy nation, a royal priesthood, and ambassadors of Christ.” Several of the biblical writers offer lists of ways we serve God by being teachers, tellers of the truth, encouragers, administrators, givers of generous gifts, diligent leaders, cheerful and compassionate caregivers. (Romans 12). When Saint Paul wrote to the people of Galatia, he offered them ways that they might fulfilling their Christian identity and calling as a people who would serve one another and love their neighbors as they love themselves, living under the guidance of the Holy Spirit. The apostles wrote that the fruit of such Spirit-led living produces love, joy, peace, patience, kindness, generosity, faithfulness, gentleness, and self-control. These are some of the ways we Christians are privileged to labor in the harvest fields of God.

One of Dr. Martin Luther's most notable and helpful contributions to the Protestant Reformation was his teaching about the priesthood of all believers. Luther believed “the word ‘priest’ should become as common as the word ‘Christian.’” Luther said, “all Christians are priests.” He maintained that every vocational calling that we have as the people of God is the labor of priestly work, including, as Luther wrote, “the ploughboy and the milkmaid.” In his understanding of our Christian priesthood there was no hierarchy as the followers of God lived out their faith according to their gifts. Every day's work and every person’s work are the Godly work of being a priest and a laborer in God’s Creation. 

This weekend our nation pauses to recognize and remember the contributions so many have made over the decades -- building, working, laboring and sacrificing for this country. We followers of Jesus are able to observe our vocational, priestly calling, whatever that might be, each and every day throughout the year and throughout our lives. One of the prayers we occasionally sing, prays “Take my life that I may be consecrated, Lord, to thee; Take my moments and my days, let them flow in ceaseless praise. Take my hands and let them move at the impulse of your love; take my feet and let them be swift and beautiful for thee. Take my will and make it thine; it shall be no longer mine. Take my heart, it is thine own; it shall be thy royal throne.

Thank you for your priestly work in your homes and communities, throughout your neighborhoods and across the width and breadth the Southwest California Synod. I hope you have a wonderful weekend, and that every day ahead will be filled with the grace of God.

Laboring side-by-side with you,

+Bishop Murray D. Finck 

Jesús llamo a su discípulo Simón, “Petra” o “Pedro,” la Roca (Mateo 16:18). Mas tarde Simón Pedro, la Roca, escribió a la Iglesia Cristiana primitiva y se refirió a esos creyentes como piedras vivas, elegidas y preciosas ante la vista de Dios. “Vengan a Dios,” Pedro escribió vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” 1 Pedro 2:5

Querido Pueblo de Dios (el sacerdocio de todos los creyentes) del Sínodo del Suroeste de California,

Las bendiciones continuas de nuestro bondadoso Dios sean con ustedes este fin de semana del Día del Trabajo. Espero que encuentren un lugar para mantenerse frescos, seguros, saludables y renovados durante este día festivo nacional.   El El Día del Trabajo, como sabemos, se celebra anualmente en los Estados Unidos como una fiesta federal honrando y reconociendo el trabajo de los trabajadores en todos los campos y con todas las habilidades que ellos (nosotros) contribuyeron para el desarrollo y logros de nuestra nación. Muchos otros países observaron un día así en diferentes épocas del año, reconociendo el trabajo de su gente.

Los escritores bíblicos afirmaron todas las vocaciones de todo el pueblo Dios. En el monte Sinaí, Dios le dijo a Moisés que le dijera al pueblo  "serás para mí un reino sacerdotal y una nación santa." (Éxodo 19). Isaías, hablando a todo el pueblo  como el Espíritu del Señor Dios lo ungió  dijo: "Seréis llamados sacerdotes del Señor, seréis nombrados ministros de nuestro Dios" (Isaías 61). San Pablo escribió que somos "sacrificios vivos" (Romanos 12) y "ofrendas de sacrificio de fe",  (Filipenses 2)  una ofrenda fragante (Filipenses 4). Pedro, la Roca, como leimos en el texto de arriba, se refirió al pueblo de Dios como un "sacerdocio santo." Hay muchas otras referencias en las Sagradas Escrituras que describen el privilegio que todos los bautizados tienen como obreros en el reino de Dios, tales como "elegidos, una nación santa, un sacerdocio  santo y embajadores de Cristo". Varios de los escritores bíblicos nos ofrecen listas de formas en que servimos a Dios al ser maestros, los que dicen la verdad, animadores, administradores, contribuyentes de dones generosos, líderes diligentes, proveedores de cuidado alegres y compasivos (Romanos 12).  Cuando San Pablo escribió al pueblo de Galacia les ofreció maneras de que cumplieran su identidad y el llamamiento cristianos como un pueblo en que se sirven unos a otros y aman a sus vecinos como se aman a sí mismos, viviendo bajo la dirección del Espíritu Santo. Los apóstoles escribieron que el fruto de esa vida guiada por el Espíritu produce amor, gozo, paz, paciencia, bondad, generosidad, fidelidad, dulzura y autocontrol. Estas son algunas de las formas en que los cristianos tenemos el privilegio de trabajar en los campos de la cosecha de Dios.

Una de las contribuciones más notables y útiles del Dr. Martin Lutero a la Reforma Protestante fue su enseñanza sobre el sacerdocio de todos los creyentes. Lutero creía que "la palabra 'sacerdote' debería llegar a ser tan común como la palabra 'cristiano'". Lutero dijo:  "Todos los cristianos son sacerdotes."  Sostuvo que cada llamado vocacional que tenemos como pueblo de Dios es la labor del trabajo sacerdotal incluyendo, como escribió Lutero, "el arador y la lechera. "En su entendimiento de nuestro sacerdocio cristiano no había jerarquía ya que los seguidores de Dios vivían su fe de acuerdo con sus dones. La obra de cada día y la obra de cada persona son la santa obra de ser sacerdotes y trabajadores en la Creación de Dios.

Este fin de semana nuestra nación se detiene para reconocer y recordar las contribuciones que muchos han hecho a lo largo de las décadas:  construir, trabajar, laborar y sacrificarse por este país. Los seguidores de Jesús somos capaces de observar nuestra vocación, llamado sacerdotal, sea cual sea, todos y cada uno de los días del año y a lo largo de nuestra vida. Una de las oraciones que ocasionalmente cantamos dice  "Toma mi vida para que yo pueda ser consagrado, a ti Señor, a los demás; Toma mis momentos y mis días, que fluyan en alabanza incesante. Toma mis manos y deja que se muevan al impulso de tu amor; tomar mis pies y deja que sean rápidos y hermosos para ti. Toma mi voluntad y hazla tuya nada mas. Toma mi corazón, que sea tu trono real.

Gracias por su trabajo sacerdotal en sus hogares y comunidades, en todos sus vecindarios y a través de todo el Sínodo del Suroeste de California. Espero que tengan un fin de semana maravilloso, y que cada uno de sus días por venir sean llenos de la gracia de Dios.

Trabajando codo a codo contigo,

+Obispo Murray D. Finck 

Southwest California Synod of the ELCA| (818) 507-9591| news@socalsynod.org| www.socalsynod.org