Lead with Love


“See that none of you repays evil for evil, but always seek to do good to one another and to all. Rejoice always, pray without ceasing, give thanks in all circumstances, for this is the will of God.”  

1 Thessalonians 5:15-18



Dear Friends,


It has been a tough election season. Stress has been high; social media, news outlets, texts, emails, and TV commercials have stoked the flames of discord, division, and derision. We are worn out, but we are not defeated. Why? Because there is God. There’s always, through everything, in every element of life, God. As Christians, followers of Christ, and proud Episcopalians, God is the eternal, everlasting, and ethical resolving force in our lives. We follow God, who we always follow, no matter what. Before there was a was, God was, and is, and will always be.


So, this day after one of the most exhausting elections in the history of the United States, we are left with extreme sadness or delight, or some sense of satisfaction that this is finally over. This election has now come to an end. Now what?


No matter our feelings about the outcome of the election, I say that God is still the Alpha, and the Omega, the beginning and the end for all of us who follow Christ and aspire to live according to God’s covenants.  


I was inspired last Saturday when we Episcopalians installed a new presiding bishop. Our outgoing presiding bishop, Michael B. Curry, passed the episcopal crozier to our new presiding bishop, Sean W. Rowe, who told us in his sermon that we are all united in Christ. We are bound together as followers of Christ, and aspire to live according to the tenets God requires. By doing so, we don’t always look like the rest of the world. We answer to a higher power, and while the requirements of 1 Thessalonians 5:15-18 might make no sense to others in this post-election context, they are how we exist — how we live, and move and have our being. They are how we aspire to love, in the midst of uncertainty.  


So, in spite of the turmoil that often surrounds us, as our diocesan motto puts it, we “Lead with Love.” We will not render evil for evil and we will seek the good of all people. Although circumstances may indicate otherwise, we will “Rejoice always,” for there is always good in our lives, even when the world appears very dark. We pray continually, for prayer gives us perspective and fosters compassion for those who might differ from us. Finally, those of us who have what we need are grateful for the blessings of food, shelter, clothing, family and friends. Moreover, our Christian responsibility dictates that we share our bountiful blessings with those in need, for gratitude and sharing enrich our souls and are what God expects from us.  


That’s who we are, dear Diocese of Chicago Christians. Moreover, that’s why our Christianity matters today, the day after the U.S. elections. No matter what, we resolve to “Lead with Love,” now and always. 


Amen.  


The Rt. Rev. Paula E. Clark

13th Bishop, Episcopal Diocese of Chicago


November 6, 2024 


Liderar con Amor


"Mirad que ninguno de vosotros pague mal por mal, sino que procurad siempre haceros el bien los unos a los otros y a todos. Alégrense

siempre, oren sin cesar, den gracias en toda circunstancia, porque esta

es la voluntad de Dios".  

1 Tesalonicenses 5:15-18



Queridos Amigos y Amigas,


Ha sido una temporada electoral difícil. El estrés ha sido alto, las redes sociales, los medios de comunicación, los mensajes de texto, los correos electrónicos y los comerciales de televisión han avivado las llamas de la discordia, la división y la burla. Estamos agotados, pero no estamos derrotados. ¿Por qué? Porque ahí está Dios. Siempre esta, a través de todo, en cada elemento de la vida, Dios. Como Cristianos, seguidores de Cristo y orgullosos Episcopales, Dios es la fuerza eterna, sin fin y ética que resuelve nuestras vidas, a quien siempre seguimos, pase lo que pase. Antes de que existiera todo, Dios era, es y siempre será.


Entonces, este día, después de una de las elecciones más agotadoras en la historia de los Estados Unidos, nos quedamos con una tristeza extrema o deleite extremo, o una sensación de satisfacción de que esto finalmente haya terminado. Estas elecciones han llegado a su fin. ¿Y ahora qué?


Independientemente de nuestros sentimientos sobre el resultado de las elecciones, yo digo que Dios sigue siendo el Alfa y la Omega, el principio y el fin para todos los que seguimos a Cristo y aspiramos a vivir de acuerdo con los convenios de Dios.  


Me sentí inspirada el Sábado pasado cuando nosotros, los Episcopales, instalamos a un nuevo Obispo Primado. Nuestro Obispo Presidente saliente, Michael B. Curry, pasó el báculo Episcopal a nuestro nuevo Obispo Primado, Sean W. Rowe, quien nos dijo, en su sermón, que todos estamos unidos, como Episcopales, en Cristo. Estamos unidos como seguidores de Cristo y aspiramos a vivir de acuerdo con los principios que Dios requiere. Al hacerlo, no siempre nos parecemos al resto del mundo. Respondemos a un poder superior, y aunque los requisitos de 1 Tesalonicenses 5:15-18 pueden no tener sentido en este contexto postelectoral para los demás, son la forma en que existimos, cómo vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Son la forma en que aspiramos a amar, en medio de la incertidumbre.  


Así que, a pesar de la agitación que a menudo nos rodea, como dice nuestro lema diocesano, "Lideramos con Amor". No haremos el mal por el mal y buscaremos el bien de todas las personas. Aunque las circunstancias dicten lo contrario, "Nos Regocijaremos Siempre", porque siempre hay algo bueno en nuestra vida, incluso cuando el mundo parece muy oscuro. Oramos continuamente, porque la oración nos da perspectiva y fomenta la compasión por aquellos que podrían diferir de nosotros. Por último, aquellos de nosotros que tenemos lo que necesitamos estamos agradecidos por las bendiciones de la comida, el refugio, la ropa, la familia y los amigos, especialmente cuando nos damos cuenta de que esas bendiciones a menudo no están al alcance de los demás. Además, nuestra responsabilidad Cristiana dicta que compartamos nuestras abundantes bendiciones con los necesitados, porque la gratitud y el compartir enriquecen nuestras almas y son lo que Dios espera de nosotros.  


Eso es lo que somos, queridos Cristianos de la Diócesis de Chicago. Además, esa es la razón por la que nuestro Cristianismo importa hoy, el día después de las elecciones Estadounidenses. Pase lo que pase, decidimos "Liderar con Amor", ahora y siempre. 


Amén.  


La Reverenda Paula E. Clark

13º Obispa de la Diócesis Episcopal de Chicago


6 de Noviembre de 2024