Una exposición emplazada en mil metros cuadrados, en la Galería Principal de Matucana 100, inaugurará la artista visual a fines de octubre con la curaduría de Beatriz Bustos Oyanedel. Mon Laferte invita al público a hacer un acto autopoíetico: a observar sus biografías y sus emociones desde el amor; a reconocer los imperativos sociales sin juicio; y a reconstruirse en colaboración con otras personas.
Actividades complementarias organizadas en colaboración con Fundación Artesanías de Chile, como el trabajo con 15 arpilleristas y un programa educativo para niños creado por el Museo Artequín, son parte de la propuesta. A ellos se sumarán actividades organizadas con el apoyo de Unesco como una forma de apoyar la libertad creativa femenina. Una performance que la artista realizará con público cerrará el ciclo.
Exposición Autopoiética
Del 30/10/2024 al 19/01/2025
Matucana 100
Entradas en PuntoTicket
“Esta exposición es una invitación a sanarse desde el amor, sin culpas ni juicios”, explica la artista visual poeta y cantautora Mon Laferte y agrega: “La autopoiesis es la capacidad de un organismo de autosanarse. Las heridas del cuerpo se curan solas, por ejemplo. Mi interpretación de la autopoiesis, tema del que no soy experta, es que las personas hacemos eso todos los días. Aunque nos hayan sucedido cosas terribles, llega un punto en que nos levantamos y seguimos. Yo misma he puesto en práctica en mi vida la autopoiesis. Tiene que ver con la supervivencia, con algo primitivo del ser humano”.
Gráfica, pintura, sonido, instalación, obras relacionales, video, esculturas y performance, son algunos de los lenguajes con los que Mon Laferte se expresará en la exposición curada por Beatriz Bustos Oyanedel que se desarrollará en siete salas y 1.000 m2 en Matucana 100 a partir del 30 de octubre de 2024 hasta el 19 de enero de 2025.
Su inspiración es la autopoiesis, palabra acuñada por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela en 1973, a partir de los términos griegos para creación (poesis) y sí mismo (auto). Es una cualidad básica de la vida: la auto-organización y producción –no solo la reproducción– de cada uno, sea un ser vivo o una organización social, dentro de un proceso continuo de interacción con su medio.
La artista explora esta cualidad para dar visibilidad a diversos modos de ser y crear, para repensar las formas en que vivimos, creamos, destruimos y compartimos lo común, tal como propone la autopoiesis. Las violencias, las culpas, los discursos de odio y el amor, junto a una revaloración de la diversidad y de los procesos femeninos creativos y solidarios, son parte de los temas de la muestra.
“Es una invitación a visualizar con ironía los estereotipos y formas de vida que imponen discursos de culpa y violencia. También es un llamado a conectarse con la libertad creativa que cada uno de nosotros tiene para reconstruirse con amor sin juicios ni autoflagelos”, comenta Mon Laferte sobre su exposición, donde destaca la libertad creativa femenina.
Según datos de Unesco (2023), 9 de cada 10 personas, de todos los géneros, tienen sesgos fundamentales en contra de las mujeres. En cuanto a las artistas, el 74% de las infracciones cometidas contra artistas mujeres u obras que las retratan fueron censuradas, en general por considerar sus obras “inmorales” (Freemuse 2020).
“Se propone al visitante reconocer sus vulnerabilidades y las de los otros, buscar coincidencias desde el campo de las emociones y tener una experiencia común a partir de sus biografías. El público es así un sujeto tan activo como contemplativo, para encontrar su propio ejercicio autopoiético”, comenta Beatriz Bustos Oyanedel, curadora de la exposición.
La obra visual de Mon Laferte se configura a partir de experiencias diversas: lo popular, lo urbano, lo industrial, lo íntimo. Cruces entre dinámicas aceleradas posindustriales y herencias de patrimonios diversos, generan las reflexiones y las estéticas de la muestra, que valoriza los procesos femeninos creativos y solidarios. La ironía está presente en esas yuxtaposiciones que descolocan y a la vez descomprimen los mensajes de relatos dolorosos.
“Existen pocas personas que se manifiestan artísticamente a través de múltiples disciplinas. En el caso de Mon Laferte, libre de estilos, corrientes y escuelas, el énfasis está en las poéticas que crea”, comenta Beatriz Bustos, quien profundiza en los lenguajes de la artista:
“En su pintura nos muestra un claro manejo técnico de aguadas, veladuras, empastados y líneas que utiliza sin seguir patrones preestablecidos para crear un lenguaje muy propio donde lo pop, lo expresivo, el art brut e incluso el comic, se cruzan para estar al servicio de su poética. Influencias de El Bosco, por ejemplo, remiten a lo alegórico, a seres fantásticos, ángeles y demonios; lo grotesco y lo indecible aparecen. En sus monumentales instalaciones, lo industrial, lo multimedia, lo análogo y lo digital se cruzan con lo hecho a mano para que participemos de la experiencia integrando nuestras emociones. El arte relacional lo despliega en varias de sus obras y nos invita a participar: comparte tu culpa, comparte tu secreto, participa de un “toque” (que es eléctrico). Su imaginario se construye a través de recolecciones”.
El RECORRIDO: DE LA AUTOCONCIENCIA AL RITO COLECTIVO LIBERADOR
Mon Laferte expone en la Galería Principal de Matucana 100, espacio dedicado a las Artes Visuales que ha recibido exposiciones de artistas como Gracia Barros, Juan Pablo Langlois, Ximena Zomosa, Juan Dávila, Voluspa Jarpa, León y Cociña, entre otros.
La exposición, cuya museografía estuvo acargo de Cristián Valdés Ruiz, se despliega en siete salas. Cada una de ellas busca establecer una relación íntima con los visitantes a través de recursos especialmente pensados por el museógrafo chileno.
Las temáticas de las salas son:
Autopoiésis (ilustraciones animadas, instalaciones, sonido, video). Desde un imaginario post industrial latinoamericano, se proyectan en un lienzo las culpas que el público compartió a través de la campaña “Compárteme tu culpa”, que invitó a personas que se identifican como mujeres a contar sus experiencias. Se revela que las personas sufren culpa tras sufrir abuso y maltrato, o por no haber podido sentir o expresar amor, o por haber dejado ir a alguien querido.
“Poner en la mesa temáticas femeninas de maternidad y culpa, que se reiteran en tantos testimonios, responde a la intención de buscar soluciones en nosotras mismas y en nuestros entornos. Las imágenes de algunas obras pueden parecer crudas, pero la idea no es restregarlo a la sociedad. Intento que las personas que vean las obras puedan ver el corazón de las personas que me narraron sus vidas, sus culpas. Contar historias de manera poética y amorosa, es lo que busco para entregar al mundo. En esta exposición lo que me motiva es impulsar a las personas a espejearse, a intentar sanarse pese a su historia, errores o circunstancias”, comenta Mon Laferte.
Y agrega: “La culpa es la voz muda que no te permite soltar, es un poco infantil porque no te deja avanzar, permaneces autocompadeciéndote, castigándote. Incluso a nivel político nos ponemos del lado de los buenos de la historia y culpamos al resto de nuestros los males. Con estas obras invito a observar, a entenderse sin juicios y a hacerse cargo de nuestras vidas”.
Simbioisis (video instalación). Es el espacio de la imagen idealizada de Mon según los estereotipos asociados a lo femenino: belleza física, dulzura, sensualidad; una mujer silenciosa, disponible y perfecta, recreada y manipulada tecnológicamente como un ser efímero. Por contraste, está rodeada de paredes de barro donde se despliegan pequeñas tumbas. En ellas aparecen objetos hechos a mano por la artista que funcionan como metáfora de lo suprimimos para cumplir con los estereotipos y así validarse.
Escucha (video proyecciones, audios). Es una escenificación de la complicidad femenina de hablar y escuchar. Son testimonios latinoamericanos: pobladoras, líderes, una mujer privada de libertad, una niña, una empresaria, cuyos relatos se van entrelazando en el silencio de la escucha.
El lenguaje, entonces, aparece como una fuerza fundamental en la creación de cada cual y que afecta a los demás. “En el lenguaje vamos generando mundos con los otros, en las coordinaciones de sentires, haceres y emociones que vivimos en nuestro conversar y reflexionar”, como dijo Humberto Maturana.
Mujeres (dibujos, gráficas y audios). Es el espacio de homenaje a los relatos significativos de mujeres que inspiran a otras. Las recrea en diferentes escenas a través de dibujos en muros, piso y techos, que envuelven al público. A través de algunos agujeros en las paredes, se escucha la voz de la artista. Esta voz quiere generar un movimiento molecular a través del amor, lo que da paso a una reconstrucción y valora las relaciones positivas y sanadoras que permiten revertir los daños y violencias.
Secretos (pinturas, objetos tridimensionales, esculturas, instalación). Son catorce pinturas de 1.50 x 1.30 metros que representan diferentes situaciones a modo de un vía crucis. En cada estación se disponen escenas que aluden a lo que muchas veces debemos enfrentar en la vida: soledad, ausencia, abandono, exposición, juicio.
En el fondo de la sala se dispone un retablo con grandes muñecos de trapocon cabezas de cerámica (hechas y pintadas a mano por la artista). Mientras tanto, en un rótulo led, se proyectan frases de los asistentes: se los invita a enviar sus secretos, al llenar un formulario mediante un código QR para romper con los supuestos y los relatos hegemónicos por sobre lo íntimo.
“Se trata de otra manera de mostrar las contradicciones y transferencias cultura les y sociales, que tienen su referente en los retablos andinos. Los artesanos contemporáneos han creado nuevos retablos, con diferentes espacios y temas, que van del costumbrismo y lo histórico a la protesta política y social, en especial durante las décadas de 1970 y 1980, cuando expresaron la violencia estatal. Así, los retablos ayacuchanos guardan historias, con el aura de lo sagrado y el misterio de la liturgia laica, además de las memorias y dolores de la comunidad”, explica Beatriz Bustos.
Documentos (arpilleras, citas, bocetos, documentos). En esta sala se presentan, como si fuera una bibliografía, diferentes referentes materiales, culturales y sociales presentes en la exposición y en el trabajo de la artista, a través de citas, muestras del proceso de trabajo de la muestra y un muro participativo.
Se expone, además, el resultado de un trabajo colaborativo con Fundación Artesanías de Chile. Mon Laferte trabajó con un grupo de arpilleristas:
cada una de ellas conversó en privado con Mon, quien escuchó sus relatos de vida y dibujó sus historias, para que ellas, a su vez, devolvieran ese dibujo en forma de arpillera. Se exponen 14 obras, cada una como pequeña biografía que resulta de este arte colaborativo.
Performance. En noviembre Mon Laferte invitará a participar en una performance previa inscripción. Este trabajo es el resultado de su participación en el workshop de Marina Abramovic Institute, donde fue especialmente seleccionada. Es una propuesta de reconciliación con el ser esencial que somos y que podemos ser en comunidad. Se realizará en distintas ocasiones durante la exposición con capacidad para 25 personas por cada vez.
ACTIVIDADES EDUCATIVAS: niños y mujeres cuidadoras cultivarán
su propia voz
“Hay un programa amplio de actividades educativas que es el foco de esta exposición, desde el diseño de su recorrido hasta la oferta de talleres y conversatorios. Invitaremos a los espectadores a compartir sus experiencias —mediante la escritura de vivencias y mensajes— a sentir su propia existencia y resignificar por sí mismos en una continua autopoiesis”, explica la curadora Beatriz Bustos.
Entre otras actividades, se convocará a mujeres cuidadoras para que participen en talleres de arpilleras organizados por Fundación Artesanías de Chile en colaboración con el Ministerio de las Artes y las Culturas. Por otra parte, en colaboración con Unesco se realizarán instancias de conversación respecto a la libertad creativa.
Los niños serán especialmente invitados a la “Máquina transformadora”, creada por Museo Artequín que estará en sus dependencias, muy cerca de Matucana 100, desde el 12 de noviembre al 19 de enero. Será una experiencia educativa gratuita creada en torno de la exposición Autopoiética de Mon Laferte, que busca ampliar y diversificar los públicos de la exposición. Con esta iniciativa, se acercará a más de 8.600 estudiantes y familias de comunas como Estación Central, Santiago, Maipú, Quinta Normal, Ñuñoa y San Bernardo, entre otras. El módulo, que contará con el apoyo permanente de mediadores, busca inspirar creatividad y reflexionar sobre el arte, fomentando un espacio inclusivo donde la comunidad pueda descubrir y transformar su relación con la cultura. La instalación refleja la propuesta de auto- regeneración: niños y niñas son invitados a ingresar al interior, una zona sin color. En el recorrido pueden tomar elementos artísticos para cambiar paulatinamente el exterior de la máquina en diálogo con lo que vayan creando sus congéneres.
Artequín además pondrá a disposición del público, que visitará Autopoiética en Matucana 100, a facilitadores durante toda la exposición.
Exposición Autopoiética
Artista: Mon Laferte
Del 30/10/2024 al 19/01/2025
Mié a dom – 11 a 20 hrs
Galería Principal
Centro Cultural Matucana 100: Avenida Matucana #100, Estación Central, Santiago, Chile
Entradas en PuntoTicket
General mié a vie: $4.900
General sáb, dom y festivos: $7.900
Adulto Mayor desde 65 años: $3.900
Edad recomendada: + 14.
Menores de 14 años no pagan entrada y se sugiere ser acompañados por un adulto.
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