En 2015, mi esposo Bob y yo fuimos invitados por un colega más joven a ofrecer la imposición de cenizas en el pasaje elevado en Des Moines durante el mediodía del Miércoles de Ceniza. Mientras que la idea fue un poco fuera de nuestras zonas de confort como introvertidos, nos acordamos desde que recientemente nos habíamos jubilado y podíamos hacerlo. Llevamos nuestras túnicas como cleros y preparamos tarjetas de oración para distribuir junto con la imposición de cenizas. Esperamos estar parados por una hora muy solos llamando la atención de todos. Eso no es lo que ocurrió.
Unas cuarenta personas pasaron por nuestra “estación de cenizas” – hombre y mujeres, mayores y jóvenes, y de varios grupos étnicos. Unos se vistieron en ropa de negocios, unos llevaron abrigos muy usados que necesitaban ser lavados. Impusimos cenizas en metodista unidos, presbiterianos, católicos y otros que no nos dijeron su afiliación. Oramos y unas veces tuvimos una conversación breve con cada persona.
Durante unos años ha habido un debate en la denominación en las redes sociales sobre dónde y cómo debe ser ofrecida la imposición de cenizas: solamente en el contexto de una comunidad de fe? ¿Qué tal “Cenizas para Llevar”? La gente debatió si las cenizas podían ser ofrecidas en cafeterías, salidas de autovías, centro comerciales, etc. Este año cuando COVID-19 todavía pone límites en el culto de la comunidad y en tener contacto cerca y físico, todas esas discusiones parecen irrelevantes. En 2021 muchos pastores tienen que buscar maneras innovadoras para hacer significativo este ritual – como “cenizas en su auto”; estaciones de oración con distancia social con cenizas auto-impuestas, tatuajes temporales, o etiquetas pegadas; bolsas de culto para usar en la casa, con contenedores pequeños de cenizas o tierra ordinaria, literatura religiosa, y otros símbolos de la estación. Es posible que nuevas iteraciones de “Cenizas para Llevar” puedan llevarnos por este año.
Mientras que la imposición de cenizas no es sacramento, sí que es símbolo poderoso. Desde la Edad Media, el empezar la Cuaresma por marcar la frente del creyente con el signo de la cruz en cenizas has sido un recuerdo de ambos la mortalidad humana y la gracia redentora de Cristo. Los servicios del Miércoles de Ceniza incorporando la imposición de cenizas no eran una práctica estándar del culto metodista unido hasta la publicación del Libro de Culto 1992, pero desde entonces tales cultos han añadido mucha profundidad a nuestras peregrinaciones durante la Cuaresma.
A lo largo de las escrituras, cenizas son un símbolo de arrepentimiento, mortalidad, y purificación. Mientras que ninguna de las lecturas del leccionario 2021 para el Miércoles de Ceniza menciona directamente las cenizas, sí que nos llaman al arrepentimiento: Joel 2:13b: “Convertíos a Jehová, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia.” Salmos 51:10: ¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí!” 2 Corintios 5:20b: “Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” Mateo 6:19-20: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan.”
Las cenizas y los otros símbolos de este día son signos pequeños que queremos orientar nuestras vidas hacia Cristo. Son importantes. Lo que experimenté en el pasaje elevado fue que las personas que se detuvieron estaban entusiasmadas – deseosas – agradecidas – recibir las cenizas. Uno explicó que su horario lleno lo abstendría del culto en su iglesia más tarde. Una mujer se fue con cara rebosante de alegría. Un hombre parecía especialmente hambriento – desesperado – para esta señal de Dios. Ofreciendo cenizas en esta manera no sentía incómodo, el opuesto de mis expectaciones. Fue un tiempo sagrado. Me parecía que Dios estaba contento.
Este año, quizás más que otros, es posible que la gente tenga hambre para un símbolo de arrepentimiento del Miércoles de Ceniza, en cualquier forma que Ud. puede ofrecerlo. Una oración de Kit Kuperstock1 habla de esa verdad:
Nuestro Dios que nos llama a realidad:
Éste es el día cuando nuestra hosana y
Ramas de la palmera se han convertido en cenizas
Tal como nuestros sueños hace tan frecuentemente.
En tu atención universal de tiempo y espacio,
El parpadeo de nuestra llama de vida apenas puede ser visto.
Vacilamos, pero de alguna manera damos la bienvenida otra vez
Las disciplinas ancianas del Cuaresma:
Reales, difíciles,
Con lecciones que enseñan que
Desesperadamente necesitamos aprender.
Esperamos, manos abiertas, corazones abiertos,
Para tu Espíritu y pra tu enseñanza.
En el nombre de Jesús
Cuya cruz es para siempre marcada en nuestras frentes
Aún cuando otras personas no pueden ver la. Amén.
Martha Ward es presbítero jubilada en la Iglesia Metodista Unida. Vive en Urbandale, Iowa.
_________________________________
1Kit Kuperstock, Alive Now Magazine, (March/April 1987), p. 18.