Hay varias menciones de demonios en las escrituras. Pueden referirse a las fuerzas de maldad en el mundo así como también el diablo. Somos advertidos de las fuerza demoníacas tratando de corromper e influir. Mientras que mucho de los demonios a los cuales tenemos que estar atentos son externos, las escrituras nos acuerdan que es posible que tengamos demonios viviendo dentro de nosotros mismos.
En la lectura del leccionario para esta semana, leemos acerca de Jesús echando fuera demonios. Y como pensaba en la frase “echaba fuera los demonios” (v. 39b), me preguntaba ¿qué demonios esperan ser echados fuera en este siglo XXI? Una respuesta: el silencio. El difunto Elie Wiesel juró “jamás estar silencioso cuando sea o donde sea que seres humanos aguanten sufrimientos o humillación” porque lo que “daña a la víctima más que nada no es la crueldad del opresor, sino el silencio del observador.” El silencio dice que los vecinos son de poca o ninguna consecuencia.
Martin Niemöller era pastor luterano alemán, y teólogo, cuya primera carrera era como comandante de un submarino para la Marina Alemana durante la Primera Guerra Mundial. Muy temprano era partidario de Hitler y los Socialistas Nacionales (los Nazis) creyendo que el énfasis de Hitler en el orgullo nacional alemán y sus promesas para provocar una recuperación de sus orgullo nacional y respeto entre los otros países europeos fue los fue necesitado.
Como progresó la década de 1930, sin embargo, Niemöller se preocupaba del extremismo que Hitler y los Nazis mostraban. Junto con otros líderes protestantes alemanes como Dietrich Bonhoeffer, ayudó a fundar la Iglesia Confesional cuya meta era impedir que las iglesias protestantes alemanes sean controladas por la ideología Nazi. Gradualmente Niemöller se hacía más vocal y directo en su oposición al arianismo de los Nazi. Por consiguiente, fue arrestado, mandado al campo de concentración Dachau, y quedaba allá hasta que las fuerzas aliadas liberaron a Dachau.
Después de la guerra Niemöller y su esposa visitaron a Dachau. Dos números en a placa fuera del crematorio “1933-1945" le condujeron a devanarse los sesos para un pretexto. Sí, su pretexto alcanzó de 1937 a 1945; pero se preguntó, “¿dónde estaba yo de 1933 hasta 1937?” Quizás esto es cuando comenzó a racionalizar su silencio y a preguntarse cómo podía estar al lado mientras otros grupos fueron tomados. Niemöller dijo, “Como cristiano podría haber sabido y debía haber sabido en 1933 que en cada uno de estos hermanos y hermanas humanos – sean llamados comunistas o lo que sea – Dios en Jesucristo estaba preguntándome si no querría servirle.”[1] Y su respuesta vino en este poema sutil “Entonces Vinieron Por Mí” que, para muchas personas incentiva valentía ante la maldad:
“Primero vinieron por los comunistas, y yo no dije nada –
Porque yo no era comunista.
Entonces vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada –
Porque yo no era sindicalista.
Entonces vinieron por los judíos, y yo no dije nada –
Porque no era judío.
Entonce vinieron por mí – y no había nadie que quedaba para decir algo por mí.”
No había nadie que quedaba para decir algo por mí. Nuestro silencio permite que el acoso sexual y el abuso doméstico continúen. Nuestro silencio permite que el racismo sistémico sea ignorado. Nuestro silencio permite que las mentiras queden sin protesta.
El silencio tiene que ser echado fuera. Ahora. Los fieles han sido equipados y empoderados mediante el Espíritu para pararse y decir algo – aún en el medio de temor.
Sí, está bien tener miedo; tener miedo de represalia, tener miedo de desafiar a la autoridad, tener miedo de ser visto como menos que “la amabilidad de Iowa.” Continuamente soy boyada por el número de las veces que las primeras palabras proclamadas por los mensajeros angélicos de Dios son “No temáis.” “ No tengan miedo.” O para expresarlo más positivamente: Sean sin temor. Sean valientes.”
Para mí, uno de los momentos más memorables de la inauguración del Presidente/Vice Presidente fue la poeta Amanda Gorman. Solamente tiene 22 año, ella proveyó inspiración a millones de personas como se paró y se expresó. Sus palabras nos desafían a “ser bastante valientes.” Ser bastante valientes; bastante valientes de mover de observador silencioso a hacernos uno que proclama la verdad, que se expresa como anti-racista, y que se expresa cuando quiera o dondequiera que la crueldad o la maldad o los demonios se presenten. Ser bastante valientes. Ser valientes.
Amigos y amigas, la valentía es el temor que ha dicho sus oraciones. Así que oren; y con valentía pararse y expresarse.
[1] Matthew D Hockenos, Entonces Vinieron por Mí: Martin Niemöller, el Pastor que Desafiaba a los Nazis [Then They Came for Me: Martin Niemöller, the Pastor who Defied the Nazis] (2018).