Las bendiciones vienen a nosotros en muchas maneras diferentes. Algunas reconocemos en el momento mientras que es posible que otras nos cuesten un millón de respiraciones antes de que nos demos cuente de la bendición que vino a nosotros . . . hace mucho tiempo. Para Noemí, una bendición vino a ella de su nuera, Rut.
Sé que Ud. se acuerda de la historia en el Antiguo Testamento. Había hambruna en la tierra así que Elimelec tomó a su familia – Noemí, su esposa, Mahlón y Quelión sus hijos y sus esposas Orfa y Rut a Moab – para vivir durante el hambruna. En un período de diez años, Elimelec y sus dos hijos murieron dejando a Noemía con sus nueras. Noemí le aconseja a sus nueras que regresen a sus casas para que puedan encontrar esposos. Orfa besa a Noemí tristemente y sale, pero Rut se quedó con ella y niega a salir. A primera vista, no parece como una bendición, ¿verdad? Afortunadamente, la historia no termina aquí.
La segunda mitad de la historia tiene la matiz de un viejo programa de televisión nombrado “El Juego de Citas.” Pero en nuestra historia, Noemí tiene instrucciones específicas que Rut ha de seguir para llamar la atención de Booz, un pariente. Noemí había notado cómo Rut había encontrado favor con Booz, en una manera astuta. Ya sabe el resto de la historia y la genealogía de David ya es puesta en moción. Noemí recibe cuidado. Rut es amada y Booz tiene una esposa leal y eventualmente un heredero. ¡Los tres personajes principales de esta historia todos han recibido bendiciones!*
La bendición o bendiciones es/son los puntos que nos conectan a la lectura de Marcos. Jesús y sus discípulos están en el templo orando, visitando, y todo el tiempo, Jesús se enfoca en lo que la gente contribuye a la tesorería del templo. Marcos no dice que Jesús toma apuntes ni se para dar golpes en el púlpito, si hubiera uno, implorando que la gente diera más dinero. Simplemente observa. En el momento oportuno, una viuda pobre viene y echa dos monedas de cobre a la tesorería. Son valen una fracción de un centavo. Ahora, tenemos toda la razón por visitar el templo. Jesús les dice a sus discípulos que los ricos que dieron ese día ofrecieron fuera de sus riquezas, pero la viuda ofreció todo lo que tenía en su pobreza. Jesús no condena a los ricos por lo que ofrecieron. Lo que dieron probablemente era necesario. Tampoco dice que esperaba que la viuda solamente habría dado una moneda de cobre al templo.
¿Adónde va la bendición? Ya sabe Ud., ¿verdad? La bendición va la viuda. ¿Por qué? Porque ofreció todo que tenía. No había fanfarroneas, ni lágrimas, como podemos ver en la lectura, no hay remordimiento de parta de la viuda. La viuda pone su vida totalmente en las manos de Dios creyendo y confiando de Dios. ¡Qué bendición! (Salmos 37:1-7).
*(vean Walter Bruggemann, Introducción Teológico al Antiguo Testamento).
El Rvdo. C. Wayne Clark es presbítero jubilado en Conferencia Anual de Iowa a quien le encanta la escritura creativa. Puede comunicarse con él en [email protected].