En nuestros evangelios, no nos permiten acercarnos al niño en el pesebre hasta que nos hemos bajado al río primero y que hemos sido ampollados y bautizados por Juan el Bautista.
La historia de Lucas sobre el ministerio público de Juan el Bautista comienza con una lista de los poderosos y bien situados: el Emperador Romano Tiberio; el Procurador Poncio Pilato; Gobernadores Herodes y Lysanias; Sumos Sacerdotes Anas y Caifás.
Estas eran las personas poderosas e influyentes, los jugadores dominantes en la época de Juan. Controlaron el mundo. Tenían todo – menos la cosa más importante.
Menos
“La palabra de Dios
(que) a Juan hijo de Zacarías, en el desierto.” (Lucas 3:2)
El desierto es el esencial escenario bíblico por el nacimiento de una crítica profética de nuestra economía y cultura. En la novela de E. L. Doctorow
Las Vidas de los Poetas
“El Hombre de Cuero” [
The Lives of the Poets
“The Leather Man”] es una persona itinerante quien vagabundea por Nueva Inglaterra hace cien años siempre vestido en abrigo sobre abrigo con chales y pantalones. El narrador dice: “Hace al mundo extranjero. Se distancia de él. Es separado. Nuestras percepciones son más agudas cuando somos separados.”
Cuando escuchamos a poetas, profetas, los pobres (y Juan el Bautista) nos separamos de nuestra cultura y nos abrimos a la palabra de Dios que nos disciplina. La separación es esencial para vivir fielmente.
La palabra de Dios es una palabra de justicia, misericordia, y amor. La palabra viene a los que están en prisiones, en colas de pan, en campos de refugiados, a los pobres no a los ricos, a las víctimas no a los opresores, a los devastados por la guerra no a los señores de la guerra.
Así que la palabra de Dios vino a Juan en el desierto y no a los intelectualistas en Jerusalén. Inmediatamente se hizo público “. . . Y él fue por toda la región contigua al Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados . . .” (Lucas 3:3)
“Arrepentirse” es un instrumento directo de una palabra que Juan usó como hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. (Lucas 3:9) Es una palabra directa que demanda cambio radical, abandonando las maneras antiguas y yendo en direcciones nuevas. El arrepentimiento puede salvar nuestras vidas.
Cuando la estrella de la música country Roy Clark estaba en la Tonight Show le dijo a Johnny Carson cómo creció en un pueblo pequeño y polvoriento en Texas. Dijo: “Cuando descubrí donde estaba yo, salí.” Eso es el arrepentimiento.
El predicador David Buttrick ha dicho que hay solamente una historia en la Biblia:
Si estás en Egipto, sal.
Si eres esclavo/a o dueño/a de esclavos en el Imperio Romano o en cualquier imperio, sal.
Si eres atado/a por el poder de gula o de temor y muerte, sal.
Esto, también, es el arrepentimiento.
Y esto, también, es la buena nueva para nosotros según Juan.
Dios es nuestro libertador.
Dependemos de Dios y somos independientes de todos que no es Dios.
El reino de Dios ya se acerca.
Arrepiéntanse y rebelen.