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Aviso sobre la protección de sus ministerios
y de las personas a quienes sirven
"Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, una ayuda siempre presente en momentos de angustia." – Salmo 46
Queridas hermanas y hermanos en Cristo:
Gracia y paz a ustedes de parte de Dios Padre, del Espíritu Santo y de Jesucristo nuestro Señor.
Les escribo hoy porque he estado escuchando y leyendo sobre una tendencia preocupante que ya está afectando —o podría llegar a afectar— a nuestros ministerios y a las personas a quienes servimos.
Desde la orden ejecutiva del 20 de enero, que eliminó protecciones para lugares considerados sensibles (lo cual incluye las iglesias), ICE ha actuado con más libertad cada vez más a entrar en esos espacios que antes eran seguros y sagrados para arrestar y deportar personas. Hemos sabido que, en su prisa y celo, se están cometiendo errores graves: residentes legales y ciudadanos están siendo detenidos y trasladados a lugares desconocidos. ICE está enfocando sus acciones en comunidades de color bajo la suposición errónea de que son comunidades compuestas por inmigrantes que pueden deportar.
Las acciones de ICE se están llevando a cabo por todo nuestro territorio. En Seguin, por ejemplo, se realizó una redada en una planta procesadora de pollo. En San Antonio, ICE espera fuera del tribunal de inmigración. Hemos recibido informes de algunas despensas de alimentos en nuestra sínodo que han visto una disminución en la asistencia desde la orden ejecutiva. Una de nuestras congregaciones tuvo la experiencia de ver SUVs sin identificación entrar a la propiedad y al otro lado de la calle, con armas a la vista, arrestando a una persona cerca del templo. También hay reportes desde Austin de agentes de ICE merodeando en los estacionamientos de iglesias episcopales. Y estos son solo algunos de los casos.
Como saben, nuestro estado tiene una población hispana/latina muy numerosa. Nuestros ministerios latinos están expresando temor ante estas acciones, y muchas de nuestras congregaciones que sirven a comunidades vulnerables están preocupadas por la seguridad y el bienestar de quienes participan en sus ministerios. Estos incluyen (pero no se limitan a) Escuelitas Bíblicas comunitarias, programas preescolares y despensas de alimentos. Es posible que algunos de ustedes ya hayan notado una disminución en la participación. Muchas personas están viviendo con miedo.
Como personas de fe, tenemos el llamado a cuidar de quienes son vulnerables. Quiero recordarles un recurso que compartimos en febrero: “Conozca sus derechos.” Es importante que todos estemos familiarizados con los derechos constitucionales que nos protegen, mientras seguimos siendo las manos y los pies de Cristo en el mundo.
Si su congregación ha tenido alguna experiencia de temor o daño que esté afectando a sus miembros o ministerios como resultado de la orden ejecutiva, les animo a comunicarse conmigo o con Hilda Santiago para que podamos brindarles apoyo. Como liderazgo sinodal, estamos acompañando, educando y abogando en la medida de nuestras capacidades para respaldarles a ustedes y a sus ministerios.
No están solos.
En el amor de Cristo,
Obispa Sue Briner
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