Apreciados Amigos y Amigas:

Durante las últimas semanas, los medios de comunicación nacionales e internacionales han fijado su atención en Centroamérica con cobertura diaria de la caravana de migrantes, la cual inició con unos centenares de hondureños en San Pedro Sula y que ahora está integrada de aproximadamente 7,000 migrantes centroamericanos que se han emprendido o juntado al camino a Estados Unidos en búsqueda de refugio, asilo y seguridad.

Sabemos que la política y reforma migratoria estadounidense es compleja, y no tenemos las respuestas. Lo que podemos decir es esto:

Todos los días vivimos y respiramos la desesperación de jóvenes y familias hondureñas que luchan para sobrevivir...

Quienes no tienen empleo u oportunidades para estudiar; quienes viven con temor por la violencia en sus comunidades y por la represión por hablar en contra del gobierno; quienes conocen los peligros de la ruta migrante y aún así la emprenden; y quienes han perdido la esperanza para mejores días en su país.

Este pasado sábado, reunimos a nuestros jóvenes en círculos de diálogo para crear espacios de empatía y conversar sobre la caravana de migrantes y cómo esta los afecta personal y colectivamente. Creemos que la gran mayoría de personas en la caravana son mujeres y hombres honestos y trabajadores, acompañados de sus hijas e hijos, quienes buscan un lugar seguro para vivir y una oportunidad para brindar una mejor vida y futuro para sus familias.

Entre la caravana hay un padre de 40 y tantos años quien no había encontrado trabajo después de muchos meses de búsqueda y se encontró sin los recursos para mantener a su familia. Hay un hermano de 30 y tantos años quien fue una presencia constante en reuniones sociales y religiosas. Hay un amigo de 20 y tantos años quien se fue sin despedirse de su mejor amiga.

Aunque la mayoría de nuestros becarios no tienen un familiar o amigo cercano en la caravana de migrantes, todos han sentido, en algún momento, el dolor y tristeza de dejar un lugar querido, o ser dejado por una persona querida. En el transcurso del círculo de diálogo, la tristeza se transformó en empatía; y la empatía se transformó en un sentido de responsabilidad y compromiso para aprovechar los recursos y oportunidades que OYE les ha brindado para generar cambios y crear oportunidades para otros.


Seguiremos escuchando activamente a nuestros jóvenes para brindarles la dirección y apoyo que necesitan para transformar su dolor y frustración en planes de acción.

Su continuo apoyo es vital para fortalecer y profundizar nuestro trabajo que brinda oportunidades a jóvenes para que puedan vivir y prosperar en Honduras.

La necesidad de multiplicar nuestros esfuerzos es más urgente que nunca. Agradecemos a todas las personas e instituciones que se han sumado a nuestra labor importante, especialmente en los momentos de mayor necesidad; este es uno de estos momentos.

En tres semanas celebraremos Un Día para Dar, más conocido como #GivingTuesday, un movimiento global que nos impulsa a dar y colaborar con causes que nos motivan y nos inspiran. 

Esperamos que se sume a nuestros esfuerzos este 27 de noviembre.

Atentamente,

Rocío Mendoza
Directora Ejecutiva

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