A friend of mine who’s offered writing workshops in a prison for years, tells me her ministry has been more about her own transformation than that of the men. She says these people, seen as throwaways by the rest of the world, are actually some of the most real, most open, most generous human beings she has spent time with. I understood that intellectually.

Up until about year ago, our meal program at St. Andrew’s, Encinitas was on Fridays, but because Fridays are my Sabbath, I seldom attended. Since moving the program to Saturdays, I’ve not only witnessed the wonderful energy boost in our base of ecumenical volunteers, as they see how happy people are to receive clothes, a shower, a haircut AND a hot breakfast, all in one place, I’ve befriended many of our guests.

At first, I think I had an unconscious expectation that I’d feel gratified by being of service. Instead, these guys (there are a few women, but the guests are predominately male) teach me about generosity. One would think that with no job, few possessions, and little money, they’d have nothing to give. What they have, however, and what they give so freely of, are their hearts and spirits.

On Thanksgiving Day, for example, as we were preparing to serve dinner at St. Andrew’s, our friends were making their way to us on foot—despite the torrential downpours outside. Once inside, we invited them to relax in our cozy corner. Sitting on the sofas and the bean bags, they were enjoying the warmth of a small space heater.

I offered to add a movie to the mix, but between maneuvering through the Smart TV menu, and locating my Netflix password, at least 15 minutes had passed. Looking back from the screen to those gathered, I apologized for taking so long. But the only thing I saw on their faces were looks of contentment. In fact, one of them said, “Oh, that’s alright. We’re inside; we’re warm; and it’s entertaining just watching you.” Wow! Imagine what life would be like if we all were as generous in spirit!

During this season of Christmas, many things will distract us from what really matters. If we let them, these things will take up the space in which hope, generosity and joy should reside. Here’s a quote to help keep you grounded. It's from Richard Rohr’s Preparing for Christmas: “The ‘joy that the world cannot give’ (John 14:27) always comes as a gift to those who wait for it, expect it and make room for it inside themselves."

May you have a blessed Christmas season!

The Rev. Brenda Sol

Rector, St. Andrew's, Encinitas

P.S. One way to practice generosity this season is by contributing to the Bishop’s Appeal .

Una amiga mía que ha ofrecido talleres de escritura en una prisión durante años, me dice que su ministerio ha sido más sobre su propia transformación que la de los hombres. Ella dice que estas personas, vistas como descartables por el resto del mundo, son en realidad algunos de los seres humanos más reales, más abiertos y más generosos con los que ha pasado tiempo. Lo entendí intelectualmente.

Hasta hace aproximadamente un año, nuestro programa de comidas en St. Andrew's, Encinitas , era los viernes, pero como los viernes son mi sábado, rara vez asistía. Desde que trasladé el programa a los sábados, no solo he sido testigo del maravilloso aumento de energía en nuestra base de voluntarios ecuménicos, ya que ven cuán felices están las personas de recibir ropa, una ducha, un corte de pelo y un desayuno caliente, todo en un solo lugar, Me he hecho amigo de muchos de nuestros invitados.

Al principio, creo que tenía una expectativa inconsciente de que me sentiría gratificado por estar de servicio. En cambio, estos tipos (hay algunas mujeres, pero los invitados son predominantemente hombres) me enseñan sobre la generosidad. Uno pensaría que sin trabajo, pocas posesiones y poco dinero, no tendrían nada que dar. Sin embargo, lo que tienen y lo que dan tan libremente son sus corazones y espíritus.

En el Día de Acción de Gracias, por ejemplo, mientras nos preparábamos para servir la cena en San Andrés, nuestros amigos se dirigían a nosotros a pie, a pesar de los aguaceros torrenciales afuera. Una vez dentro, los invitamos a relajarse en nuestro acogedor rincón. Sentados en los sofás y las bolsas de frijoles, estaban disfrutando del calor de un pequeño calentador.

Ofrecí agregar una película a la mezcla, pero entre maniobrar a través del menú de Smart TV y localizar mi contraseña de Netflix, habían pasado al menos 15 minutos. Mirando hacia atrás desde la pantalla a los reunidos, me disculpé por tomar tanto tiempo. Pero lo único que vi en sus caras fueron miradas de satisfacción. De hecho, uno de ellos dijo: "Oh, está bien. Estamos adentro; somos cálidos y es entretenido solo verte." ¡Guau! ¡Imagínese cómo sería la vida si todos fuéramos tan generosos en espíritu!



Durante esta temporada de Navidad, muchas cosas nos distraerán de lo que realmente importa. Si los dejamos, estas cosas ocuparán el espacio en el que la esperanza, la generosidad y la alegría deberían residir. Aquí hay una cita para ayudarlo a mantenerse conectado. Es de Richard Rohr's Preparing for Christmas : "La" alegría que el mundo no puede dar "(Juan 14:27) siempre viene como un regalo para aquellos que lo esperan, esperan y dejan espacio para ellos dentro de ellos mismos."

¡Que tengas una bendita temporada navideña!

La Reverenda Brenda Sol

Rectora, San Andrés, Encinitas

PD Una forma de practicar la generosidad esta temporada es contribuyendo a la Campaña del Obispo .