ABRIL 2021 CARTA MENSUAL
Romanos 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
El Espíritu Santo resucitó a Jesús de entre los muertos, quien es el mismo que habita en el creyente, y sabemos que el Espíritu Santo es el poder de Dios. Entonces, es seguro decir que el poder de Dios está en el creyente, listo para fluir.
El poder de Dios fluye mediante la fe; así es como fluye el poder de Dios que está en nosotros.
Lucas 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Jesús prometió a los discípulos que recibirían poder de lo alto. Este poder es el poder del Espíritu Santo; no es para la gloria del hombre, sino para la gloria y voluntad de Dios.
Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
El bautismo del Espíritu Santo es para testificar con poder, esa es la voluntad del Padre. Jesús estaba cumpliendo la voluntad del Padre. Es la voluntad de Jesús que sus discípulos vayan y hagan su voluntad con poder. Jesús dijo en Juan 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Hechos 2:1-4
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Para hacer la voluntad del Señor, el creyente necesita poder sobrenatural a través del bautismo del Espíritu Santo.
Hechos 3:1-8
1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el
templo.
3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Jesús no estaba allí en la carne, pero los discípulos estaban allí haciendo milagros en Su nombre por el poder del Espíritu Santo, esa es la voluntad del Padre. El mismo poder en el que caminaron los primeros discípulos, es el mismo poder en el que debemos caminar. Tenemos el mismo Espíritu Santo y hemos sido enviados como ellos.
Jesús no está aquí en la carne, pero nosotros estamos aquí. Jesús vive en nosotros, Su poder está en nosotros, el Espíritu Santo habita en nosotros. Por tanto, crea y ve a compartir el Evangelio con Poder.
