Una relación santa es
aquella en la que
te unes con Lo que
en verdad es parte de Ti
gráfico por ©Deposit Photos
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T21.5 [43] 19 ¿Qué pasaría si miraras en tu fuero interno y no vieses ningún pecado15? 20 Esta "temible" pregunta es la que el ego nunca plantea. 21 Y tú, que ahora te la haces, estás amenazando demasiado seriamente todo el sistema defensivo del ego, como para que él se moleste en seguir fingiendo que es tu amigo. 22 Los que16 se han unido a sus hermanos han abandonado la creencia de que su identidad17 reside en el ego. 23 Una relación santa es aquella en la que te unes con Lo que en verdad es parte de Ti18. 24 Y, por haberte unido, tu creencia en el pecado ya ha sido debilitada, y ahora no eres enteramente reacio a mirar en tu fuero interno19 y ver que en él no hay ningún pecado.
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UCSM TEXTO
CH 21 LA IMAGEN INTERIOR
T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es LA SALVACIÓN? pár 1-5
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LTe.2 (-L231).1 1 La salvación es la promesa que Dios te hizo de que finalmente encontrarás tu camino hasta Él1. 2 Y no puede dejar de cumplirla. 3 Garantiza que al tiempo le llegará su fin, al igual que a todos los pensamientos que nacieron en él. 4 La Palabra de Dios2 es dada a cada mente que piensa que sostiene pensamientos de separación y, reemplazará estos pensamientos de conflicto con el Pensamiento de la paz3.
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1 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
2 La Palabra de Dios es sinónimo de la "Voz que habla por Dios" y de la "Voz de Dios", Que es el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo, que sólo sabe de Amor, se expresa —cuando he logrado acallar al casi permanente diálogo de mi "yo" egoísta y egóico conmigo mismo en mi fuero interior— por medio de los impulsos amorosos que emergen desde lo más profundo de mi subconsciente,
3 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
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P A R T E 2
¿Qué es LA SALVACIÓN?
pár 2
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LTe.2 (-L231).2 5 El Pensamiento de la Paz fue dado al Hijo en el mismo instante en que su mente pensó en guerrear4. 6 Antes de eso, no había necesidad de Él, pues la Paz había sido dada sin opuestos y sencillamente era. 7 No obstante, cuando la mente está escindida, necesita curarse5. 8 Y así, el Pensamiento que tiene el poder de curar la escisión, pasó a formar parte de cada fragmento de la mente que seguía siendo realmente Una6, mente7 que no consiguió reconocer Su Unicidad. 9 Entonces, el fragmento de la mente no se conocía a sí mismo y pensó que había perdido su propia Identidad8.
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4 … cuando por medio de tu ego primordial, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente— locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez.. Ver T27.9 [82]
5 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
6 … en el eterno Presente de la Unicidad
7 … separada: En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
8 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
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P A R T E 2
¿Qué es LA SALVACIÓN?
pár 3
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LTe.2 (-L231).3 10 La salvación es un deshacer en el sentido de que no hace nada, al no apoyar el mundo de los sueños y de la malicia. 11 De esta manera, deja que las ilusiones desaparezcan9. 12 Al no apoyarlas, sencillamente las deja convertirse tranquilamente en polvo. 13 Y lo que ocultaban queda ahora revelado: un altar al santo Nombre de Dios, donde a partir de ahora se escribe Su Palabra, con los presentes10 de tu perdonar11 depositados ante él y, no mucho más atrás, la Memoria de Dios12.
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9 … en tu mente…
10 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
12 … nuestros impulsos amorosos que son aquí, el reflejo del Amor de Dios en el eterno Presente de la Unicidad, Donde realmente están todas nuestras Almas, sin excepción, Una en el Alma única del Hijo único de Dios, con Quien es Uno…
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P A R T E 2
¿Qué es LA SALVACIÓN?
pár 4-5
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LTe.2 (-L231).4 14 Acudamos diariamente a este santo lugar y pasemos unos momentos juntos13. 15 Aquí compartimos nuestro sueño final. 16 Es éste un sueño en el que no hay pesar, pues contiene un indicio de toda la Gloria Que Dios Nos dio. 17 En él, la hierba brota, los árboles florecen y los pájaros viene a construir nidos en su ramaje. 18 La tierra nace de nuevo, pero con una nueva percepción. 19 La noche se acabó, y ahora nos hemos reunido en la luz14.
LTe.2 (-L231).5 20 Desde aquí, extendemos15 la salvación al mundo, pues aquí fue donde la recibimos. 21 El cantar de nuestro regocijo proclama al mundo entero que la libertad16 ha regresado, que al tiempo casi le ha llegado su fin, y que el Hijo de Dios tan sólo tiene que esperar un instante más para que recuerde a Su Padre, los sueños se desvanezcan, la Eternidad eclipse al mundo con Su Luz y, ahora, que el Cielo sea Lo único existe.
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13 … unos instantes santos en nuestro espíritu aquietado, habiendo acallado el interminable diálogo interno de mi "yo", "yo", "yo" con mi ego… El instante santo, aquí, en tu fuero interno, es la experiencia del reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, en la que tu Alma quiere unirse al Alma del otro, a quien estás tratando de perdonar. El proceso se inicia cuando ordenas a tu cerebro aquietarse, de manera que, durante ese instante, pares el continuo diálogo interno de tu "yo", "yo", "yo". Luego, en el silencio que sigue, te liberas tanto de la culpa y su pasado como del miedo que trae la inseguridad del futuro. Cuando logras perdonarlo, las dos Almas se unen en la experiencia de Cristo en el mundo real, experiencia en la que todas las Almas —por ser igualmente perfectas y eternas— se unifican en la única Alma que realmente existe: La del Hijo único de Dios, que realmente somos nosotros. Por eso, el instante santo no puede ser para ti solo. Eso va a permitir a los impulsos amorosos del Espíritu Santo emerger a tu consciente, los cuales, en forma de milagros, vas a querer extender a la(s) persona(s) que has perdonado. Ver T15.5 a T15.9, L106, L109, L125, L157, L182, L189
14 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
15 … en nuestra mente
16 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 238
Toda la salvación
depende de mi decisión1.
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L238.1 1 Padre, Tu confianza en mí ha sido tan grande que debo de ser digno de ella. 2 Tú me creaste y me conoces tal como soy. 3 Y, aun así, pusiste en mis manos la salvación de Tu Hijo y dejaste que ella dependiera de mi decisión. 4 ¡Cuán grande debe de ser Tu Amor por mí! 5 Y mi santidad tiene también que ser firme para que hayas puesto a Tu Hijo en mis manos con la certeza de que Él está a salvo, que sigue formando parte de Ti, y que, sin embargo, es mío, puesto que Él es mi Yo2.
L238.2 6 Y así, hoy volvemos a hacer otra pausa para pensar en lo mucho que nos ama Nuestro Padre. 7 Y cuán querido para Él sigue siendo Su Hijo, que fue creado por Su Amor, Amor que se completa en él.
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1 … de aceptar el Redimir para mí mismo: Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
2 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 21
LA IMAGEN INTERIOR
T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO pár 41-48
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T21.5 [41] 1 El Espíritu Santo1 nunca te va a enseñar que eres pecador2. 2 Sí corregirá tus errores3, pero eso no le causa miedo a nadie. 3 Pero tú sí que tienes miedo de mirar en tu fuero interno y ver el pecado4 que crees que se encuentra allí; 4 aunque no tengas miedo de admitirlo. 5 El ego5 considera muy apropiado que se asocie el miedo6 con el pecado y, además, sonríe con aprobación. 6 No le importa dejar que te sientas avergonzado. 7 No pone en duda tu creencia y fe en el pecado. 8 Sus templos no se tambalean por eso. 9 Tu fe de que ahí hay pecado no hace sino atestiguar tu deseo de que esté allí para que se pueda ver7. 10 Pero esto tan sólo aparenta ser la fuente de tu miedo.
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1 … Quien se nos manifiesta en nuestro fuero interno por medio de los impulsos naturales (del Alma) o amorosos, los cuales emergen de nuestro subconsciente y que, entre otros, son los impulsos compasivos, caritativos, de compartir, de amistad desinteresada, de verdadera empatía… Impulsos que constituyen la única realidad de este mundo. Ver T1.1.28 [36 a 38], T4.7 [88]
2 … porque sólo sabe de Amor, que es lo único que hay en el eterno Presente de la Unicidad Donde realmente estamos todos, sin excepción, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios…,
3 … por medio de tu perdonar y de tu extender los milagros que te sugiera el Mismo Espíritu Santo…
4 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
5 … por medio de tu razonamiento, lógica y sentido común de acuerdo a su sistema de pensamiento,
6 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
7 … como condición indispensable para sobrevivir en este mundo de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran)…
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T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
pár 42
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T21.5 [42] 11 Recuerda que el ego no está solo8. 12 Su mando está atemperado, y a su "enemigo" desconocido al Que ni siquiera puede ver, le tiene miedo. 13 El ego te pide a plena voz que no mires dentro de ti9, pues si lo haces, tus ojos se posarán sobre el pecado10 y Dios te castigará cegándote11. 14 Esto es lo que crees12 y, por consiguiente, no miras. 15 Pero ése no es el miedo secreto del ego, ni tampoco el tuyo, que eres su siervo. 16 Vociferando de veras, el ego afirma que sí lo es; y lo hace con demasiado escándalo y demasiado a menudo13. 17 Pues bajo esa continua gritería y frenética declaración, el ego no está muy seguro de que así sea. 18 Debajo de tu miedo a mirar en tu fuero interno por causa del pecado se oculta todavía otro miedo, uno que hace temblar al ego14.
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8 … en tu mente: La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
9 … que no le pongas cuidado a tus impulsos naturales o amorosos o milagrosos…
10 … y te entrará la duda sobre si debes sobrevivir a como dé lugar o dar entrada a algún impulso natural, perdonar y extender el o los milagros que te sugiera el Espíritu Santo…
11 … al tú ya no estar seguro en lo que debes hacer…
12 … en la realidad del ego del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen regidos como están por las leyes de la evolución y escasez…
13 … que lo importante es sobrevivir lo mejor y lo más largo posible…
14 … ¿ si esos impulsos amorosos o milagrosos son reflejos aquí, en tu fuero interno, de un Estado o Realidad que trasciende a la del ego..?
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T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
pár 43
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T21.5 [43] 19 ¿Qué pasaría si miraras en tu fuero interno y no vieses ningún pecado15? 20 Esta "temible" pregunta es la que el ego nunca plantea. 21 Y tú, que ahora te la haces, estás amenazando demasiado seriamente todo el sistema defensivo del ego, como para que él se moleste en seguir fingiendo que es tu amigo. 22 Los que16 se han unido a sus hermanos han abandonado la creencia de que su identidad17 reside en el ego. 23 Una relación santa es aquella en la que te unes con Lo que en verdad es parte de Ti18. 24 Y, por haberte unido, tu creencia en el pecado ya ha sido debilitada, y ahora no eres enteramente reacio a mirar en tu fuero interno19 y ver que en él no hay ningún pecado.
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15 … sino tus impulsos naturales que reflejan aquí, la Realidad que nos propone el Curso: La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
16 … en mente y corazón…
17 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas, somos realmente Uno, y Quien es Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios. Ver T7.10 [97], T20.9 [68]
18 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
19 … que le ha puesto cuidado a los impulsos naturales que han hecho acto de presencia…
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T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
pár 44
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T21.5 [44] 25 Tu liberación20 todavía es solamente parcial, todavía limitada e incompleta, aunque nació en tu fuero interno. 26 Al no estar tú completamente loco, has estado dispuesto a observar gran parte de tu demencia y a reconocer su locura21. 27 Tu fe se está interiorizando, ha dejado atrás a la demencia y se está enfilando hacia la Razón22. 28 Y lo que tu razón23 te dice ahora, el ego no lo quiere oír. 29 El propósito del Espíritu Santo fue aceptado por la parte de tu mente que el ego no conoce24, 30 y que tú tampoco conocías25. 31 Y, no obstante, esa parte —con la que ahora te identificas— no teme mirarse a sí misma26. 32 No conoce el pecado. 33 De lo contrario, ¿cómo podría haber estado dispuesta a ver el propósito del Espíritu Santo como suyo27?
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20 … de creer que la realidad del ego es la única que hay…
21 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
22 Razón, con mayúscula, en la eterna Unicidad, es: 1) el Pensamiento de Amor de Dios o Espíritu Santo Que Dios comparte con nosotros como Almas Una en Cristo, Su único Hijo; y 2) a veces, es sinónimo del Espíritu Santo. Aquí, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, razón, es nuestro pensar con Él, que quiere ser el reflejo de ese eterno Pensamiento de Amor por medio del perdón y la extensión de milagros; y, cuando pensamos con el ego, se refiere a nuestro pensar con el ego que se basa en la racionalidad, lógica y el sentido común que derivamos de la percepción de las causas y efectos según las leyes de este mundo. Ver T21.6, T21.7, T22.4, L192.7, M10.4
23 … ahora que estás pensando con el Espíritu Santo…
24 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todos— se unifican como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
25 … al no haber concienciado que tenías dos sistemas de pensamiento: el del ego y, el del Espíritu Santo.
26 … porque, lo único que sabe es amar, reflejo aquí del eterno Amor existente en la Unicidad.
27 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
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T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
pár 45-47
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T21.5 [45] 34 Esta parte de tu mente ha visto a tu hermano28 y lo ha reconocido perfectamente desde que el tiempo comenzó. 35 Y ella no ha deseado otra cosa que unirse a él y ser nuevamente libre, tal como era antes. 36 Ha estado esperando el nacimiento de la libertad y que la aceptación de la liberación te llegara29. 37 Y ahora, te das cuenta de que no fue el ego el que se unió al propósito del Espíritu Santo y, por consiguiente, que tuvo que haber sido otra cosa. 38 No creas que esto es una locura, 39 pues te lo dice tu Razón30 y, se deduce perfectamente de lo que ya has aprendido.
T21.5 [46] 40 No hay incoherencias en lo que enseña el Espíritu Santo. 41 Éste es el razonamiento de los cuerdos. 42 Has percibido la locura del ego, y no te ha dado miedo porque has decidido no compartirla. 43 Pero a veces, te sigue engañando, 44 aunque en los momentos más lúcidos de ustedes31, sus enfurecimientos no produzcan ningún terror en sus corazones. 45 Pues te has dado cuenta de que todos los regalos que el ego te quitaría con rabia por tu "presuntuoso" deseo de mirar en tu fuero interno32, no los quieres. 46 Todavía quedan unas cuantas baratijas que parecen titilar y llamarte la atención. 47 No obstante, ya no "venderías" el Cielo por tenerlas.
T21.5 [47] 48 Y ahora el ego tiene miedo. 49 Pero lo que él oye aterrorizado, la otra parte de la mente33 lo oye como la música más agradable que hay; el canto34 que añoraba oír desde la primera vez que el ego llegó a las mentes de ustedes35. 50 La debilidad del ego es su fuerza. 51 El canto de la libertad —que canta las alabanzas de otro mundo— le trae esperanzas de paz. 52 Pues ella recuerda el Cielo36, y ahora ve que finalmente el Cielo ha venido a la tierra37, de donde el dominio del ego lo había mantenido alejado por tanto tiempo. 53 El Cielo ha llegado porque38 encontró un hogar en la relación que ustedes mantienen en la tierra. 54 Y la tierra no puede retener por más tiempo lo que se ha dado al Cielo como suyo.
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28 … al reflejo aquí de su Alma perfecta y eterna, Que es también La tuya, ya que en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, todas las Almas están unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos…
29 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
30 … el Espíritu Santo, durante cualquier instante santo en tu fuero interno
31 … en la relación santa de ustedes,
32 … tu completa dedicación a sobrevivir —a como dé lugar— lo mejor y lo más largo posible…
33 … el espíritu,
34 … el canto de la oración, que es, en el eterno Presente de la Unicidad, el mayor Don con el Cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. la única Voz que eternamente nos profesamos Dios y todos nosotros como las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en Cristo, Su único Hijo, en medio de la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo. Y en Ello, la Creación se extiende: Dios dando gracias a Su Extensión, Que es Su Hijo; y Éste, en el cantar de Su Crear en Nombre de Su Padre, dándole gracias a Él, por haberlo creado. Cuando termine el tiempo, el Amor Que Ellos comparten es Lo que toda oración será por toda la Eternidad, porque así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T3.7 [56] [60], T6.3 [32] 50, L183.11, L254, C1.in.
35 … cuando por medio de tu ego primordial, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente— locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez.. Ver T27.9 [82]
36 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
37 … en un reflejo en tu fuero interno,
38 … Su reflejo aquí
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T21.5 EL MIEDO A MIRAR
EN MI FUERO INTERNO
pár 48
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T21.5 [48] 55 Mírense uno al otro con cariño, y recuerden que la debilidad del ego se pone de manifiesto en la mirada de los dos39. 56 Aquellos que el ego quería mantener separados se han encontrado y unido, y ahora miran al ego sin miedo. 57 Niñitos, inocentes que son de todo pecado, sigan con agrado el camino hacia la certeza40. 58 No dejen que la insistencia alienante del miedo que les dice que lo seguro es dudar los detenga. 59 Eso no significa nada. 60 ¿Qué les puede importar con cuanto ruido se proclame? 61 Lo que no tiene sentido no lo adquiere porque se repita y se aclame. 62 El camino apacible está despejado. 63 Síganlo felizmente, y no cuestionen lo que necesariamente tiene que ser así.
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39 … de amor sin interés personal que sólo quiere ver el Alma perfecta y eterna de la otra o del otro, Alma que es la propia suya….
40 … que les aportará la fe: Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
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