Este atractivo plan del Amor27 fue
dado con Amor.
gráfico por ©Deposit Photos
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T21.7 [67] 73 Tú eres realmente el salvador26 de tu hermano. 74 Él es el tuyo. 75 A la Razón le es muy grato hablar de esto. 76 Este atractivo plan del Amor27 fue dado con Amor28. 77 Y lo que el Amor planea es semejante a Sí Mismo en esto: al estar ustedes unidos, Él quiere que aprendan lo que ustedes tienen necesariamente que ser. 78 Y al ser ustedes uno con Él, les es necesariamente dado dar lo que Él les ha dado, y les sigue dando. 79 Dedica aunque sólo sea un instante a aceptar con agrado lo que te es dado para que se lo des a tu hermano y aprendas con él lo que les fue dado conjuntamente a ambos. 80 Dar no es más bendito que recibir, 81 pero tampoco es menos.
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UCSM TEXTO
CH 21 LA IMAGEN INTERIOR
T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 1-5
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LTe.3 (-L241).1 1 El mundo es una falsa percepción. 2 Nació del error1 y no ha abandonado su fuente. 3 No perdurará más que el aprecio que tengamos al pensamiento que le dio vida. 4 Cuando el pensamiento de separación haya sido substituido2 por uno de verdadero perdón3, el mundo4 se verá de una manera completamente diferente5: una manera que conduce a la Verdad6, en la Que el mundo tendrá necesariamente que desaparecer7 junto con todos sus errores. 5 Y, entonces, su fuente habrá desaparecido, al igual que sus efectos.
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1 … en tu mente, que empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. 38 A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente con ellos…Ver T27.9 [82]
2 … en tu mente…
3 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
4 … en tu espíritu: En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
5 … con la La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
6 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haberlo visto con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29
7 … en tu mente, al dejar cada vez más de pensar con tu ego y más con el Espíritu Santo, más con el perdonar y el extender milagros en mente…
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 2-3
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LTe.3 (-L241).2 6 El mundo fue hecho como un acto de agresión contra Dios8. 7 Es el símbolo del miedo9. 8 Pero, ¿qué es el miedo sino la ausencia de Amor10? 9 Por consiguiente, el mundo fue concebido para que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. 10 Aquí nació la percepción, pues el Conocimiento11 no podría haber causado pensamientos tan dementes. 11 Pero los ojos engañan, y los oídos oyen equivocadamente. 12 Ahora, cometer errores se vuelve muy posible, porque ya no hay certeza.
LTe.3 (-L241).3 13 En efecto, los mecanismos de la ilusión12 han nacido en lugar del Conocimiento. 14 Y ahora van en pos de lo que se les encomendó buscar. 15 Su objetivo es servir el propósito para el que se hizo el mundo, de modo que diese testimonio de ese propósito y lo hiciese real. 16 Esos mecanismos ven en las ilusiones del mundo todo menos una sólida base donde exista la Verdad y donde Ésta se mantenga separada de las mentiras. 17 No obstante, todo lo que reportan no son sino ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la Verdad.
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8 … cuando por medio de tu ego primario, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente. Y, como no te lo dio, entonces ese ego primario tuyo — que no sabemos qué forma adoptó pero que, en todo caso, fue una poderosa que, entre otras cosas, hizo el tiempo y el espacio y todo lo que estos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente contra ellos. Ver: T27.9 [82]
9 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
10 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
11 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
12 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 4
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LTe.3 (-L241).4 18 Así como la vista13 fue hecha para alejar de la Verdad, igualmente puede ser reorientada14. 19 Entonces, los sonidos se convertirán en llamamientos de Dios15. 20 Y a toda percepción16 le puede ser dado un nuevo propósito17 por Aquel a Quien Dios designó Salvador del mundo18. 21 Sigue Su luz19 y verás el mundo tal como Él lo ve. 22 Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla 23 y permítele que te dé paz y certeza, las cuales tú habías desechado pero que el Cielo conservó para ti en Él.
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13 … del cuerpo
14 … en el fuero interno de tu espíritu, al tú querer ver con la visión de Cristo en vez de con la visión habitual de tu cuerpo que, de paso, forma parte de ese ataque contra Dios que inició tu ego primario…
15 El Llamamiento de Dios es la voz del Espíritu Santo en el nivel superior de tu subconsciente, que quiere avivar tu voluntad para que cures la separación que hay entre tú y tus hermanos y entre todos ustedes y Dios, renunciando a ella por medio del Redimir, hasta que tu mente nuevamente completa se reincorpore a crear, devolviendo a Dios Lo que es Suyo; es el llamamiento a regresar al pensar acertado, para que la Filiación se encamine a ser lo que nunca ha dejado de ser: todos, como las Almas eternas y perfectas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, y Uno con Él en Su eterna Unicidad. Ver T5.3 [16], [19] y [20], T5.4, T27.3 [18]
16 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
17 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
18 … el Espíritu Santo
19 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 5
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LTe.3 (-L241).5 24 No descansemos ni nos consideremos satisfechos hasta que20 el mundo se haya unido a nuestra cambiada percepción. 25 No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 26 Y no tratemos de cambiar nuestra función. 27 Tenemos que salvar al mundo. 28 Pues nosotros, que fuimos sus hacedores, tenemos que verlo a través de los ojos de Cristo21, de modo que aquello que se hizo mortal pueda ser restituido a la Vida eterna.
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20 … en nuestra mente, en su parte que el Curso llama "espíritu"…
21 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 242
Este día se lo dedico a Dios.
Es mi presente para Él.
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L242.1 1 Hoy no dirigiré mi vida por mi cuenta. 2 No entiendo el mundo, 3 por consiguiente tratar de dirigir mi vida por mi cuenta tiene que ser una locura. 4 Pero hay Uno1 Que conoce todo lo que más me conviene. 5 Y se alegra de no tomar otras decisiones por mí que no sean las que conducen a Dios. 6 Este día se lo doy a Él, pues no quiero demorar mi regreso a casa y Él es Quien conoce el camino que conduce a Dios2.
L242.2 7 Y así, Te entregamos este día. 8 Venimos con mentes completamente receptivas. 9 No pedimos nada que podamos creer que queremos3. 10 Danos Tú lo que quieres que recibamos. 11 Tú conoces todos nuestros deseos y necesidades. 12 Y nos darás todo lo que queremos4 y eso nos ayudará a encontrar el camino que nos lleva a Ti.
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1 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4/T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
2 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T11, L71, L72, LTe.2 (-L231)
3 ... según el ego y su realidad del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo nuestro cuerpo…
4 ... poblar nuestro espíritu según el Espíritu Santo, espíritu que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 21
LA IMAGEN INTERIOR
T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN pár 59-69
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T21.7 [59] 1 La Razón1 no puede ver los pecados pero sí los errores, y lleva a su corrección2. 2 No los valora, pero sí valora su corrección. 3 La Razón3 te dirá también que cuando piensas que estás pecando4, de hecho estás pidiendo ayuda. 4 Pero si no aceptas la ayuda que pediste, tampoco creerás que es tuya para dar. 5 Y así, no la darás, conservando de esa manera la creencia5. 6 Pues cualquier clase de error que no haya sido corregido, te va a engañar con respecto al poder para corregir que está en ti6. 7 Si tu poder puede corregir y tú permites que no lo haga, te estarás negando la corrección a ti y también a tu hermano. 8 Y si él comparte contigo esta misma creencia, los dos pensarán que están condenados. 9 Pero esto se lo podrías evitar tanto a él como a ti, 10 pues la Razón no abriría paso a la corrección sólo en ti.
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1 Razón, con mayúscula, en la eterna Unicidad, es: 1) el Pensamiento de Amor de Dios o Espíritu Santo Que Dios comparte con nosotros como Almas Una en Cristo, Su único Hijo; y 2) a veces, es sinónimo del Espíritu Santo. Aquí, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, razón, es nuestro pensar con Él, que quiere ser el reflejo de ese eterno Pensamiento de Amor por medio del perdón y la extensión de milagros; y, cuando pensamos con el ego, se refiere a nuestro pensar con el ego que se basa en la racionalidad, lógica y el sentido común que derivamos de la percepción de las causas y efectos según las leyes de este mundo. Ver T21.6, T21.7, T22.4, L192.7, M10.4
2 … en tu fuero interno
3 … el Espíritu Santo
4 Pecar es estar demente. 2 Es el medio que hace que la mente pierda su cordura y trate de dejar que las ilusiones ocupen el lugar de la Verdad. 3 Y, al estar loca, la mente ve ilusiones donde la Verdad debería estar, y donde realmente está. 4 El pecado dio ojos al cuerpo pues, ¿qué van a querer ver los que están libres de pecado? 5 ¿Qué necesidad tienen de escenas, sonidos o tacto? 6 ¿Qué van a querer oír, o alcanzar para agarrar? 7 ¿Qué van a querer percibir por los sentidos? 8 Percibir por los sentidos es no conocer. 9 Y la Verdad no puede contener sino el Conocimiento y nada más. Ver T19.3, T19.4, T20.4, T24.4, T26.5
5 … en la realidad del ego, en la que "toco madera…"
6 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
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T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
pár 60
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T21.7 [60] 11 No puedes aceptar o rechazar la corrección sin incluir a tu hermano. 12 El pecado7 te diría que él sí lo puede hacer. 13 Pero la Razón te dice que no puedes ver a tu hermano o a ti mismo como pecador, y seguir viendo al otro como inocente. 14 ¿Quién que se ve a sí mismo culpable8 podría ver un mundo libre de pecado? 15 ¿Y quién podría ver un mundo pecador y verse a sí mismo separado de él? 16 El pecado mantendría que ustedes tienen necesariamente que estar separados. 17 Pero la Razón te dice que esto tiene que ser un error. 18 Pues si están unidos, ¿cómo iban a tener pensamientos individuales9? 19 ¿Y cómo podrían los pensamientos que se adentran en lo que parece ser sólo tuyo, no tener ningún efecto en lo que realmente es de ustedes10? 20 Si las mentes están unidas, eso, sencillamente, es imposible.
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7 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
8 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
9 … las individualidades halando cada una para su lado…
10 … porque son Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
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T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
pár 61
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T21.7 [61] 21 Nadie puede realmente pensar únicamente por sí solo, igual que Dios no piensa sin Su Hijo11. 22 Eso sólo sería posible si Ellos dos morasen en cuerpos12. 23 Tampoco podría una mente pensar sólo por sí misma a menos que el cuerpo fuese la mente13. 24 Pues únicamente los cuerpos pueden estar separados y, por consiguiente, ser irreales. 25 La morada de la locura14 no puede ser la morada de la Razón. 26 Pero es fácil abandonar la morada de la demencia si ves la razón. 27 No abandonas la demencia trasladándote a otro lugar. 28 La abandonas simplemente aceptando la Razón en el lugar que antes ocupaba la locura. 29 La locura y la Razón ven las mismas cosas, pero no hay duda que las miran de modo diferente.
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11 … puesto que somos Uno con Él en Su Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
12 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
13 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
14 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
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T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
pár 62-64
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T21.7 [62] 30 La locura es un ataque contra la Razón que la saca de la mente y ocupa su lugar. 31 La Razón no ataca sino que, tranquilamente, ocupa el lugar de la locura y, la reemplaza, cuando los dementes manifiestan su voluntad de escucharla. 32 Pero los dementes no saben lo que quieren, 33 pues creen ver el cuerpo, y dejan que su locura les diga que es real. 34 La Razón sería incapaz de hacer eso. 35 Y si tú defiendes el cuerpo en contra de tu Razón, no comprenderás ni lo que es el cuerpo, ni lo que tú realmente eres15.
T21.7 [63] 36 El cuerpo no te separa16 de tu hermano y, si crees que lo hace, es porque estás demente. 37 Pero la locura tiene un propósito, y cree que también tiene los medios para convertir a su propósito en realidad17. 38 Ver el cuerpo como una barrera que separa lo que la Razón te dice que tiene necesariamente que estar unido, tiene que ser demencia. 39 Y tampoco podrías ver la barrera si hubieras escuchado la voz de la Razón. 40 ¿Qué puede interponerse entre lo que es continuo? 41 Y si no hay nada que se interponga, ¿cómo lo que constituye una parte va a mantenerse separada de las demás? 42 Esto es lo que la Razón te diría. 43 Pero piensa en lo que tendrías que reconocer, si eso es así.
T21.7 [64] 44 Si escoges el pecado en vez de la curación18, estarás condenando al Hijo de Dios a lo que jamás puede ser corregido. 45 Con tu decisión, le estás diciendo que está condenado, separado por siempre de ti y de su Padre, y sin esperanza de poder regresar sano y salvo. 46 Enséñale esto, y aprenderás de él exactamente lo que le enseñaste. 47 Pues lo único que le puedes enseñar es que él es lo que tú quieres que sea, y lo que decides que es, no es otra cosa que lo que tú has decidido ser19. 48 Pero no pienses que esto es temible. 49 Que estás unido a él es un hecho, no una interpretación. 50 ¿Cómo puede un hecho ser temible a menos que esté en desacuerdo con lo que tienes en más estima que la Verdad20? 51 La Razón te dirá que este hecho constituye tu liberación21. 52 Ni tu hermano ni tú pueden ser realmente atacados por separado. 53 Ni tampoco ninguno de los dos puede aceptar un milagro sin que éste bendiga al otro y lo cure del dolor.
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15 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
16 … realmente
17 … la realidad del ego, del tiempo y del espacio, y de todo los que éstos contienen…
18 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
19 … y, ¿cómo decido…? Muy fácil, escogiendo el sistema de pensamiento con el que quieres pensar: Sólo hay dos sistemas de pensamiento: el del ego, de acuerdo a las leyes de la evolución y escasez, y el del Espíritu Santo, reflejo aquí del Espíritu o Pensar de Dios, Que es Amor. Ver T3.9 [72], T18.10
20 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
21 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
pár 65-66
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T21.7 [65] 54 La Razón, al igual que el Amor, quiere tranquilizarte, y su intención no es infundirte miedo. 55 El poder de curar22 al Hijo de Dios se te ha dado porque él tiene necesariamente que ser uno contigo. 56 Tú eres responsable de cómo se ve a sí mismo. 57 Y la Razón te dice que posees la facultad para cambiar toda su mente —que es una contigo— en un solo instante. 58 Y cualquier instante sirve para corregir completamente todos sus errores, y que él se complete. 59 En el mismo instante en que permitas que se te cure, se verá que toda su salvación ha sido completada con la tuya. 60 La Razón te ha sido dada para que entiendas que eso es así. 61 Pues la Razón, amable como lo es el propósito23 al que sirve de medio, te aleja con paso seguro de la locura y te lleva hacia la meta de la Verdad. 62 Y ahí, descargarás el peso de negar la Verdad. 63 ¡Éste es el peso que es terrible, no la Verdad!
T21.7 [66] 64 En que ustedes estén unidos24 reside su salvación, que es don25 del Cielo y no regalo del miedo. 65 ¿Acaso el Cielo les parece una carga? 66 En la locura lo es. 67 Y, no obstante, lo que la locura ve tiene que disiparlo la Razón. 68 La Razón les asegura que el Cielo es lo que realmente quieren y todo lo que quieren. 69 Escuchen al Que les habla con la Razón, y armoniza la razón de ustedes con La de Él. 70 Resuélvanse a permitir que la Razón sea el medio por el cual Él les instruya sobre cómo dejar atrás la demencia. 71 No se oculten tras la demencia a fin de escapar de la Razón. 72 Lo que la locura quiere encubrir, el Espíritu Santo lo pone al descubierto para que todo el mundo lo vea con alegría.
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22 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
23 … El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
24 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
25 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
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T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN
pár 67-69
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T21.7 [67] 73 Tú eres realmente el salvador26 de tu hermano. 74 Él es el tuyo. 75 A la Razón le es muy grato hablar de esto. 76 Este atractivo plan del Amor27 fue dado con Amor28. 77 Y lo que el Amor planea es semejante a Sí Mismo en esto: al estar ustedes unidos, Él quiere que aprendan lo que ustedes tienen necesariamente que ser. 78 Y al ser ustedes uno con Él, les es necesariamente dado dar lo que Él les ha dado, y les sigue dando. 79 Dedica aunque sólo sea un instante a aceptar con agrado lo que te es dado para que se lo des a tu hermano y aprendas con él lo que les fue dado conjuntamente a ambos. 80 Dar no es más bendito que recibir, 81 pero tampoco es menos.
T21.7 [68] 82 El Hijo de Dios siempre está bendito cuando es uno contigo. 83 Y a medida que su gratitud te va llegando por haberlo bendecido, la Razón29 te dirá que no puede ser que te excluyas de la bendición. 84 La gratitud que él te ofrece te recuerda las gracias que tu Padre te da por completarlo. 85 Y la Razón te dice que sólo así puedes comprender lo que tú tienes que ser. 86 Tu Padre está tan cerca de ti como tu hermano. 87 No obstante, ¿qué podría estar más cerca de ti que tu Yo30?
T21.7 [69] 88 El poder que tienes sobre el Hijo de Dios no constituye una amenaza para su Realidad31. 89 Por el contrario, sólo da testimonio de Ella. 90 ¿Dónde —que no fuese en sí mismo— podría radicar su libertad, si él ya es libre? 91 ¿Y quién podría encadenarle —que no sea él mismo— si niega su libertad? 92 De Dios nadie se burla, ni tampoco puede Su Hijo ser prisionero, salvo por su propio deseo. 93 Y es mediante su propio deseo como se libera. 94 En eso radica su fuerza, no su debilidad. 95 Él está a merced de sí mismo. 96 Y ahí donde decide ser misericordioso, se libera. 97 Pero donde decide condenarse, es hecho prisionero, encadenado en espera de que se perdone a sí mismo para poder liberarse.
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26 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
27 … el Espíritu Santo.
28 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
29 … el Espíritu Santo
30 … Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
31 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
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