Estar dispuesto a llevar la luz del cielo con usted, mientras se mueve más allá del mundo de las tinieblas hacia la luz?
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T25.5 [36] 33 En Ti está el Cielo en su totalidad. 34 A cada hoja que cae le es dada vida en ti. 35 Cada pájaro que alguna vez cantó cantará de nuevo en ti. 36 Y cada flor que alguna vez floreció conservó su perfume y hermosura para ti. 37 ¿Qué objetivo puede suplantar a la Voluntad de Dios y a la de Su Hijo, de que el Cielo sea restituido a aquel para quien fue creado como su único hogar? 38 No ha habido nada antes ni después del Cielo: 39 Ningún otro lugar, estado, o tiempo; 40 nada que esté más allá o más acá; 41 no hay más nada; 42 bajo ninguna forma. 43 Esto puedes aportar al mundo entero, así como a todos los pensamientos que se adentraron en él, y que por un tiempo estaban equivocados. 44 ¿De qué mejor manera podrían llevarse tus propios errores ante la Verdad15, que estando dispuesto a llevar la luz del Cielo contigo, a medida que te diriges más allá del mundo de la oscuridad hacia la luz?
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UCSM TEXTO
CH 25 EL REMEDIO
T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
T25.5 LA UNIÓN DE LAS MENTES
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO? pár 1-5
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LTe.5 (-L261).1 1 El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios imagina haber construido para separar a unas partes de su Yo1 de otras. 2 Cree que vive dentro de esta cerca, para morir a medida que se deteriore y desmorone. 3 Pues cree que dentro de esta cerca está a salvo del Amor2. 4 Al identificarse con su seguridad, se ve a sí mismo como lo que ésta es3. 5 ¿De qué otra manera podría estar seguro de permanecer dentro del cuerpo, manteniendo al Amor fuera de él?
LTe.5 (-L261).2 6 El cuerpo no perdurará. 7 No obstante, él lo ve como una doble seguridad. 8 Pues la no permanencia del Hijo de Dios es "prueba" de que sus cercas funcionan y cumplen con la tarea que su mente les asigna. 9 Pues si su Unicidad4 aún permaneciese intacta, ¿quién iba a atacar y quién sería atacado? 10 ¿Quién podría ser el vencedor? 11 ¿Quién su presa? 12 ¿Quién víctima? 13 ¿Quién el asesino? 14 Y si él realmente no muriese, ¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser destruido?
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
2 … cuando olvidaste de reírte de aquella diminuta idea alocada que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, que decía que era posible para el Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba. Ver T27.9 [82] 37 y 38. Por eso el "silencio de Dios": Dios tiene un solo Hijo, y no creó más nada; no entiende de individualidades enconadas unas contra otras, compitiendo por las escasas y transitorias cosas "buenas" que ofrece este mundo.
3 … identificándose con su cuerpo… Un cuerpo transitorio, solo frente al despiadado mundo, y regido —como toda la realidad del tiempo y del espacio que le rodea— por las leyes de la evolución y escasez.
4 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 3
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LTe.5 (-L261).3 15 El cuerpo es un sueño. 16 Al igual que otros sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo5, estado en el que nacen todos los sueños. 17 Pues sólo el Amor puede crear en la Verdad, y la Verdad nunca puede tener miedo. 18 Hecho para tener miedo, el cuerpo tiene que cumplir el propósito que le fue asignado6. 19 Pero podemos cambiar el propósito que obedecerá el cuerpo si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad7.
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5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
6 … olvidar a Dios, porque, si creó el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran), sería un Dios caprichoso y castigador… Entonces, mejor olvidarlo o tenerle miedo.
7 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
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P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 4
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LTe.5 (-L261).4 20 El cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura8. 21 Aunque fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno9. 22 El Hijo de Dios extiende su mano para tomar la de su hermano y para ayudarlo a caminar el sendero con él10. 23 Al hacerlo, el cuerpo se vuelve santo11. 24 Sirve para curar12 a la mente a la que debía dar muerte.
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8 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
9 … ser aquí un reflejo del Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
10 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
11 … porque ahora, en vez de ser utilizado para atacar y defender, se usa para comunicar al otro que realmente los dos son Uno en la experiencia de Cristo, el Hijo único de Dios
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P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 5
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LTe.5 (-L261).5 25 Te identificarás con lo que crees que te dará seguridad. 26 Sea esto lo que sea, creerás que es uno contigo. 27 Tu13 seguridad reside en la Verdad14, no en mentiras. 28 El Amor15 es tu seguridad. 29 El miedo realmente no existe. 30 Identifícate con el Amor y estarás a salvo. 31 Identifícate con el Amor y estarás en casa. 32 Identifícate con el Amor y hallarás a tu Yo.
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12 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
13 … verdadera
14 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
15 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 270
Hoy no utilizaré
los ojos del cuerpo.
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L270.1 1 Padre, la visión de Cristo1 es el don que me has dado, y tiene el poder de traducir todo lo que los ojos del cuerpo miran al contemplar2 un mundo perdonado. 2 ¡Cuán glorioso y lleno de gracia es ese mundo! 3 No obstante, ¡cuánto más podré percibir en él que lo que puede ofrecerme la vista! 4 El mundo perdonado significa que Tu Hijo reconoce a su Padre, permite que sus sueños sean llevados ante la Verdad, y aguarda con gran expectativa el último instante de tiempo que le queda, tiempo que acabará para siempre, a medida que Tu recuerdo regresa a Tu hijo. 5 Y ahora, su voluntad es una con la Tuya. 6 Ahora su función no es sino la Tuya, y todo pensamiento, salvo el Tuyo, ha desaparecido.
L270.2 7 El sosiego de hoy bendecirá nuestros corazones y, por medio de ellos, la paz llegará a cada uno. 8 Cristo se convierte hoy en nuestros ojos. 9 Y mediante Su vista, ofrecemos curación3 al mundo por medio de Él, el santo Hijo que Dios creó íntegro; el santo Hijo a quien Dios creó Uno con Él.
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1 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
2 … en el fuero interno de mi espíritu, que es la otra parte de la mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo… El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4/T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
3 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 25
EL REMEDIO
T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN pár 23-31
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T25.4 [23] 1 En la medida en que1 concedas valor a la culpa2, en esa misma medida percibirás un mundo en el que atacar está justificado. 2 En la medida en que reconozcas que la culpa no significa nada3, en esa misma medida percibirás que los ataques4 no se pueden justificar5. 3 Esto concuerda estrictamente con la ley fundamental de la visión: 4 ves lo que crees que está ahí, y crees que está ahí porque quieres que lo esté. 5 La percepción igualmente no se rige por ninguna otra ley que ésa6. 6 Todo lo demás se deriva de ella, para sustentarla y darle apoyo. 7 Ésta es la forma que, ajustada a este mundo, adopta la percepción de la ley más básica de Dios: que el Amor se crea a Sí Mismo, y solamente a Sí Mismo7.
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1 … por seguir creyendo en la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez, por consiguiente, por estar pensando y percibiendo con el ego,
2 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
3 … porque en el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad.
4 … que, más bien como defensas, no sean necesarios para sobrevivir y/o mantener un nivel de vida que se considere razonable…
5 … cuando estás pensando con el Espíritu Santo…
6 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
7 Crear, en el Cielo, es el eterno y conjunto Pensar amoroso entre Dios y Su Hijo. Cuando aquí, pensando con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonamos, extendemos milagros y producimos creaciones, son un reflejo de las Creaciones que, como Su Hijo, creamos conjuntamente con Dios en el Cielo. Hacer es el pensar del ego, pensar que de alguna manera hizo el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T3.7 [52], T4.2 [18]
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T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
pár 24
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T25.4 [24] 8 Las leyes de Dios no pueden imperar directamente en un mundo regido por la percepción8, pues un mundo así no pudo haber sido creado por la Mente para la Cual la percepción no tiene significado9. 9 No obstante, las leyes de Dios se reflejan por todas partes10. 10 No es que el mundo donde se reflejan sea real en absoluto. 11 Es real sólo porque Su Hijo11 cree que lo es, y Dios no pudo permitirse a Sí Mismo separarse completamente de lo que Su Hijo cree12. 12 No podía unirse a la demencia de Su Hijo, pero sí se aseguró de que Su cordura13 lo acompañase en el mundo, para que no se perdiera por siempre en la locura14 de su deseo.
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8 … del ego
9 … puesto que en la eterna Unicidad donde Todo es Uno, no hay nada que percibir, sólo se experimenta Amor en paz y alegría: Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
10 … aquí, en el tiempo y el espacio, cada vez que te decidas a pensar y percibir ("acertadamente") con el Espíritu Santo, aceptes el Redimir para ti mismo, y perdones a tu o a tus hermanos y extiendas los milagros que te sugiera el Espíritu Santo.
11 … separado pensando en el yo primario de mi ego empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento —el yo de mi ego primario— se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente con ellos. Ver: T27.9 [82]
12 … en el sueño de la separación
13 … el sistema de pensamiento del Espíritu Santo alojado en su espíritu, que es la parte de la mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo,
14 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
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T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
pár 25-26
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T25.4 [25] 13 La percepción se basa en escoger; el conocimiento no15. 14 El Conocimiento está regido por una sola ley porque sólo tiene un Creador. 15 Pero16 este mundo tiene dos hacedores17, y no lo ven de la misma manera. 16 Para cada uno de ellos el mundo tiene un propósito diferente, y es el medio perfecto para apoyar el objetivo para el cual es percibido. 17 Para el especialismo, el mundo es el marco perfecto donde puede funcionar: es el campo de batalla perfecto para librar sus guerras, y el refugio igualmente perfecto para las ilusiones que quiere hacer reales. 18 No hay ninguna ilusión que en su percepción no sea válida, ni ninguna que no se pueda justificar plenamente.
T25.4 [26] 19 Pero el mundo tiene otro Hacedor18, el Corrector simultáneo de la creencia desquiciada de que es posible establecer y mantener algo sin un vínculo que lo mantenga dentro de las leyes de Dios; no como Lo hace la Ley que por Sí Misma conserva el Universo tal como Dios Lo creó, sino de una forma adaptada a las necesidades que el Hijo19 de Dios cree tener. 20 Error20 corregido es error eliminado. 21 Y de este modo, Dios ha seguido protegiendo a Su Hijo, aun en su error. 22 Existe otro propósito en el mundo hecho por el error, porque el mundo tiene otro Hacedor21 Que puede reconciliar el objetivo del mundo con el propósito de Su Creador22. 23 En la percepción que este Hacedor tiene del mundo, no se ve nada que no justifique perdonar ni nada donde no se vea23 la perfecta Impecabilidad24. 24 Nada sucede que no se perdone instantáneamente y por completo.
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15 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
16 … en tu mente,
17 … el ego y el Espíritu Santo, cada uno con su propia verdad y su propio sistema de pensamiento, totalmente opuestos a los del otro,
18 … el Espíritu Santo
19 … que cree que está separado de Dios,
20 … en la mente, cuando piensas con el Espíritu santo,
21 … El Espíritu Santo,
22 … El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
23 … con la visión de Cristo el reflejo aquí de
24 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
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T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
pár 27
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T25.4 [27] 25 Nada dura ni siquiera un instante, que haga sombra a la impecabilidad que brilla inmutable, más allá de los lamentables intentos del especialismo25 para sacarla de la mente —que es donde tiene que estar– para iluminar al cuerpo en vez de a ella. 26 Las lámparas26 del Cielo no son para que la mente decida donde las quiere ver. 27 Si ella quiere verlas en otra parte que no sea el hogar de las lámparas27, alumbrando un lugar donde jamás podrían estar, y tú estás de acuerdo con eso, entonces el Hacedor del mundo28 tiene que corregir tu error, pues de otro modo seguirías a oscuras, donde no hay lámparas29. 28 Todos los que están aquí han entrado en la oscuridad, pero ninguno ha entrado en ella solo, 29 ni necesita quedarse más de un instante. 30 Pues cada uno ha traído consigo la Ayuda30 del Cielo, dispuesta a liberarlo de la oscuridad y llevarlo a la luz en cualquier momento31.
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25 El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
26 … o reflejos aquí del Amor, Paz y Alegría en el eterno Presente de la Unicidad
27 Nuestro espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8-14-19], T5.3 [12], T5.5 [33], T9.9 [79], T10.5 [31] T31.6, L97
28 … en tu mente, es decir, El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (- L281)
29 El ego es la otra parte de la mente separada, que es completamente ilusoria y sólo es hacedora de ilusiones.
30 … el Espíritu Santo, la Respuesta de Dios a la separación,
31 … en el que acepte el Redimir para sí mismo, y ejecute la función que Dios le ha encargado por medio del Espíritu Santo.
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T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
pár 28
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T25.4 [28] 31 Esto puede ocurrir en cualquier momento que él escoja, pues la ayuda está ahí, esperando tan sólo su decisión32. 32 Y cuando decida aprovechar lo que le es dado, entonces verá que todas las situaciones que antes consideraba medios para justificar su ira, se han convertido en eventos que justifican su Amor. 33 Oirá claramente que los gritos de guerra que antes oía son en realidad llamamientos a la paz. 34 Percibirá que lo que antes atacó ahora no es sino otro altar en el que puede —con la misma facilidad pero con mucha más felicidad— obsequiar el perdón. 35 Y reinterpretará toda tentación33 simplemente como otra oportunidad para traerle alegría. 36 ¿Cómo puede una percepción equivocada ser pecado34? 37 Deja que todos los errores de tus hermanos sean para ti únicamente una oportunidad más de ver el trabajo del Ayudante que se te dio para que vieses el mundo que Él hizo en vez del tuyo.
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32 … de aceptar para sí mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, T25 [86-87], L139, M28
33 … de pensar, percibir y juzgar con y según el ego
34 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
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T25.4 LA LEY FUNDAMENTAL
DE LA PERCEPCIÓN
pár 29-31
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T25.4 [29] 38 Entonces, ¿qué es lo que se justifica?, 39 ¿qué es lo que realmente quieres? 40 Pues estas dos preguntas son lo mismo. 41 Y cuando llegues a la conclusión de que son lo mismo, será porque habrás tomado una decisión. 42 Porque verlas como una es lo que te libera de la creencia de que hay dos maneras de ver. 43 Este mundo tiene mucho que aportar a tu paz, y te ofrece muchas oportunidades para extender tu propio perdón. 44 Tal es el propósito del mundo para los que quieren ver que la paz y el perdón descienden sobre ellos, y les ofrecen la luz35.
T25.4 [30] 45 El Hacedor del mundo de la afabilidad36 tiene absoluto poder para contrarrestar el mundo de la violencia y del odio que parece interponerse entre tú y Su afabilidad. 46 Ese mundo no existe en Sus ojos perdonadores. 47 Y, por consiguiente, no tiene por qué existir en los tuyos. 48 El pecado es la creencia que tienes grabada en ti de que lo que se percibe no puede cambiar. 49 Lo que ha sido condenado está condenado para siempre, al ser eternamente imperdonable. 50 Por consiguiente, si se perdona, es porque la percepción que se tuvo del pecado tenía que estar equivocada. 51 Y, por tanto, es posible cambiarla. 52 Asimismo, El Espíritu Santo sabe que lo que Él ve se encuentra mucho más allá de cualquier posibilidad de cambio. 53 Pero el pecado no puede atravesarse en Su visión, pues ha quedado corregido gracias a ella. 54 Por consiguiente, tuvo que haber sido un error, no un pecado. 55 Pues lo que el pecado afirmaba que nunca podría ocurrir, ha ocurrido. 56 Al pecado se le ataca con castigos, y así se perpetúa. 57 Pero perdonarlo37 es cambiar su naturaleza de error por la de la Verdad.
T25.4 [31] 58 El Hijo de Dios nunca puede pecar, pero puede desear lo que le haría daño. 59 Y tiene el poder de creer que puede ser herido. 60 ¿Qué otra cosa podría ser esto sino una percepción falsa de sí mismo? 61 ¿Es esto un pecado o un error?, ¿perdonable o no? 62 ¿Necesita él ayuda o condenación? 63 ¿Es tu propósito que se salve o que se condene? 64 No olvides que lo que decidas que él es para ti, determinará tu futuro. 65 Pues lo estás haciendo ahora, en el instante en el que todo el tiempo se convierte en un medio para alcanzar una meta. 66 Decide, pues. 67 Pero date cuenta de que con esta decisión, estás eligiendo el propósito del mundo que ves38, el cual justificarás.
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35 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
36 … el Espíritu Santo, cuando miras al mundo (ahora afable) con la visión de Cristo, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado al otro u otros, y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu santo,
37 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de todo esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
38 … sea con el ego o con el Espíritu Santo.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 25
EL REMEDIO
T25.5 LA UNIÓN DE LAS MENTES pár 32-36
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T25.5 [32] 1 Las mentes1 que se han unido, y que se dan cuenta de que lo están2, no pueden sentir culpa3. 2 Pues no son capaces de atacar, y se regocijan de que así sea, al ver que su seguridad reside en ese hecho feliz. 3 Su alegría radica en la inocencia que ven4. 4 Y por eso la buscan, puesto que su propósito es verla y regocijarse. 5 Cada uno anda en pos de lo que le podría proporcionar alegría, según cada uno la define. 6 No es el objetivo en sí lo que varía. 7 No obstante, es la manera en que se le ve, lo que inevitablemente va a determinar la elección de los medios, y que éstos estén más allá de toda esperanza de cambio, a no ser que se cambie el objetivo. 8 Y, si se cambia, entonces se escogerán otros medios, ya que lo que ha de proporcionar alegría se definirá ahora de otra manera, y se buscará de otra forma.
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1 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
2 Porque han constituido una relación santa, aquí, es el reflejo de la Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
3 … porque están ocupados —por medio del ejemplo— en tratar de ser aquí reflejos de lo que quieren creer o ya creen que realmente son, es decir, el Hijo único de Dios…
4 … no la inocencia según el ego —por ejemplo en los infantes— por falta de conocimiento y experiencia— sino según el Espíritu Santo, la inocencia de la mente que no concibe atacar, como reflejo aquí del Estado de puro Amor en el eterno Presente de la Unicidad, que es Donde realmente estamos todos, como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador…
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T25.5 LA UNIÓN DE LAS MENTES
pár 33-34
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T25.5 [33] 9 Por consiguiente, podría afirmarse que la ley básica de la percepción es: "Te alegrarás de lo que ves, porque lo ves para alegrarte". 10 Y mientras5 creas que sufrir y pecar te traerá alegría, ahí seguirán6 para que no los pierdas de vista. 11 Nada es de por sí perjudicial o beneficioso a menos que eso sea lo que deseas. 12 Tu deseo es lo que determina los efectos que ha de tener en ti, 13 porque lo escogiste como un medio para obtener esos efectos, creyendo que eran los portadores de regocijo y alegría. 14 Hasta en el propio Cielo rige esta ley. 15 El Hijo de Dios crea7 para alegrarse, compartiendo así el propósito que tuvo su Padre al crearlo8, a fin de aumentar su alegría y la de Dios conjuntamente con la suya.
T25.5 [34] 16 Ustedes, los hacedores de un mundo que no es así, descansen y busquen consuelo en otro mundo donde mora la paz9. 17 Lleven ese mundo a todos los ojos cansados y corazones desilusionados que están pendientes del pecado y entonan su triste cantinela. 18 De ustedes les puede llegar su descanso. 19 De ustedes puede surgir un mundo que se alegrarán de mirar, y en el que sus corazones estarán contentos. 20 En ustedes hay una visión10 que se extiende a todos ellos, y los abarca con afabilidad y luz. 21 Y en este creciente mundo de luz, la oscuridad que ellos pensaban que estaba ahí se desplaza hasta convertirse en sombras lejanas y distantes, que pronto no se recordarán una vez que la luz del sol las haya reducido a nada. 22 Y todos sus pensamientos "malvados" y esperanzas "pecaminosas", sus sueños de culpa y venganzas despiadadas, y todo deseo de herir, matar, y morir, desaparecerán ante el sol que ustedes les llevan.
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5 … pensando con tu ego
6 … tanto en tu mente como en tu cuerpo,
7 Crear, en el Cielo, es el eterno y conjunto Pensar amoroso entre Dios y Su Hijo. Cuando aquí, pensando con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonamos, extendemos milagros y producimos creaciones, son un reflejo de las Creaciones que, como Su Hijo, creamos conjuntamente con Dios en el Cielo. Ver T3.7 [52], T4.2 [18]
8 … en pasado para nosotros, porque todavía creemos que nuestra verdadera realidad es la del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen… Dios simplemente es, en el eterno Presente de Su Unicidad con Su hijo único, Quien realmente somos todos nosotros, todas nuestras Almas o Espíritus que realmente son Uno…
9 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
10 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando accedo al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
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T25.5 LA UNIÓN DE LAS MENTES
pár 35-36
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T25.5 [35] 23 ¿No harías esto por el Amor de Dios11? 24 ¿Y por Ti Mismo12? 25 Piensa en lo que esto puede hacer por ti. 26 Tus "malvados" pensamientos, que ahora te atormentan, te parecerán cada vez más remotos y lejanos. 27 Y se alejan más y más porque el sol que está en ti ha despuntado para desvanecerlos con su luz. 28 Persistirán por un tiempo, un corto tiempo, en formas enrevesadas, demasiado distantes como para que se puedan reconocer, y luego desaparecerán para siempre. 29 Y en la luz del sol, quedarás tranquilo, inocente, y completamente libre de miedo. 30 Y desde ti, el descanso que encontraste se extenderá13 para que tu paz jamás te abandone y te deje desamparado. 31 Los que ofrecen paz a todos han encontrado un hogar en el Cielo14 que el mundo no puede destruir. 32 Pues es lo suficientemente amplio como para contener al mundo entero dentro de su paz.
T25.5 [36] 33 En Ti está el Cielo en su totalidad. 34 A cada hoja que cae le es dada vida en ti. 35 Cada pájaro que alguna vez cantó cantará de nuevo en ti. 36 Y cada flor que alguna vez floreció conservó su perfume y hermosura para ti. 37 ¿Qué objetivo puede suplantar a la Voluntad de Dios y a la de Su Hijo, de que el Cielo sea restituido a aquel para quien fue creado como su único hogar? 38 No ha habido nada antes ni después del Cielo: 39 Ningún otro lugar, estado, o tiempo; 40 nada que esté más allá o más acá; 41 no hay más nada; 42 bajo ninguna forma. 43 Esto puedes aportar al mundo entero, así como a todos los pensamientos que se adentraron en él, y que por un tiempo estaban equivocados. 44 ¿De qué mejor manera podrían llevarse tus propios errores ante la Verdad15, que estando dispuesto a llevar la luz del Cielo contigo, a medida que te diriges más allá del mundo de la oscuridad hacia la luz?
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11 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
12 Ti Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti mismo, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
13 … a tu hermano, a todos tus hermanos
14 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
15 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haberlo visto con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29
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