El conocimiento no ataca a la percepción. Se colocan uno al lado del otro y, sólo uno traspasa el portal que da a la Unicidad.
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T26.4 [20] 21 Éste es el final del viaje. 22 Nos hemos referido a este lugar como el "mundo real". 23 Y, no obstante, en esto hay una contradicción, en cuanto a que las palabras implican una realidad limitada, una verdad parcial, un segmento del universo hecho realidad. 24 Esto se debe a que el conocimiento no ataca a la percepción. 25 Se colocan uno al lado del otro y, sólo uno traspasa el portal que da a la Unicidad. 26 La salvación constituye una zona fronteriza donde lugar, tiempo y toma de decisiones todavía tienen significado, aunque se vea que son temporales, que están fuera de lugar, y que toda decisión ya ha sido tomada.
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UCSM TEXTO
CH 26 LA TRANSICIÓN
T26.3 LAS FORMAS
DEL ERROR
T26.4 LA ZONA
FRONTERIZA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es CRISTO? pár 1-5
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LTe.6 (-L271).1 1 Cristo es el Hijo de Dios Tal como Él Lo creó. 2 Cristo es el Yo1 Que realmente compartimos y Que nos une Unos a Otros, y Todos a Dios. 3 Él es el Pensamiento Que sigue habitando la Mente2 Que es Su Fuente. 4 Él no ha abandonado Su santo Hogar ni ha perdido la Inocencia en la Que fue creado. 5 Él mora eternamente inmutable en la Mente de Dios.
LTe.6 (-L271).2 6 Cristo es el vínculo que te mantiene realmente Uno con Dios y que te garantiza que la separación no es sino una ilusión de desesperanza, 7 pues la esperanza habitará por siempre en Cristo. 8 Tu mente realmente forma parte de La Suya, y La Suya de La Tuya. 9 Él es la Parte de la Mente de Dios en la Que se encuentra la Respuesta de Dios: donde ya se han tomado todas las decisiones y donde se acabaron los sueños. 10 Nunca ha sido tocado por ninguna cosa que los ojos del cuerpo puedan percibir. 11 Pues, aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, no obstante Él sigue siendo el Yo Que, al igual que Su Padre, no sabe de pecado.
LTe.6 (-L271).3 12 Al ser Hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo ciertamente permanece en paz en el reflejo del Cielo que se encuentra en tu santa mente3. 13 Ésa es la única parte de ti que en Verdad es real. 14 Lo demás son sueños. 15 No obstante, estos sueños Le serán entregados a Cristo para que se desvanezcan ante el reflejo de Su Gloria, y finalmente te revelen a Tu santo Yo, Cristo.
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
2 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
3 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todos— se unifican como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
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P A R T E 2
¿Qué es CRISTO?
pár 4-5
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LTe.6 (-L271).4 16 Desde Cristo en ti, el Espíritu Santo abarca a todos tus sueños y los invita a venir a Él, para ser traducidos en la Verdad. 17 Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. 18 Pues, cuando el perdón repose sobre el mundo y la paz4 haya llegado a cada Hijo de Dios, ¿qué podría quedar para seguir manteniendo las cosas separadas, cuando lo único que quedará por verse es la faz de Cristo5?
LTe.6 (-L271).5 19 ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es sino el símbolo de que el período de aprendizaje ha concluido y que la meta del Redimir6 ha sido finalmente alcanzada? 20 Por lo tanto, tratemos de encontrar la faz de Cristo y no mirar nada más. 21 Al contemplar el reflejo de Su Gloria, sabremos que ya no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percibir, ni del tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Yo, el Cristo Que Dios creó como Su Hijo.
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4 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
5 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42] Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 278
Si estoy limitado,
Mi Padre no está libre.
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L278.1 1 Si acepto que1 soy un prisionero dentro de un cuerpo, en un mundo en el que todo lo que aparentemente vive parece morir, entonces, mi Padre está aprisionado conmigo. 2 Y creo esto cuando afirmo que tengo que obedecer las leyes que el mundo obedece, y que las flaquezas y los pecados que percibo son reales e ineludibles2. 3 Si, de algún modo, estoy limitado, ello significa que no conozco ni a Mi Padre ni a mi Yo3, 4 ni que formo parte de la Realidad en absoluto. 5 Pues la Verdad es libre, y lo que está aprisionado no forma parte de Ella.
L278.2 6 Padre, lo único que pido es la Verdad. 7 He tenido muchos pensamientos insensatos sobre mí y Mi Creación, y he traído a mi mente un sueño de miedo. 8 Hoy no quiero soñar. 9 Escojo el camino que conduce a Ti en lugar de la locura y del miedo. 10 Pues la Verdad está a salvo, y sólo el Amor es seguro.
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1 … realmente
2 … Nadie se ha "evaporado" de este mundo, ni siquiera Jesús de Nazareth. Por consiguiente, mientras nuestro cuerpo tenga vida, estará sujeto a las leyes de la evolución y escasez. La diferencia se encuentra en lo que "quiero creer" que es mi verdadero pensar: el pensar "yo", "yo", "yo", sobrevividor a como dé lugar de la evolución; o el a veces pensar compasivo, caritativo, de compartir, ese pensar "nos" que me hace identificar con las necesidades de otro u otros como si fueran las mías propias… Es la diferencia entre lo que quiere mi cuerpo y lo que anhela el reflejo aquí de mi Alma perfecta y eterna…
3 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 26
LA TRANSICIÓN
T26.3 LAS FORMAS
DEL ERROR pár 10-17
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T26.3 [10] 1 No es difícil comprender las razones por las que no pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas1 por ti. 2 No se Le hace más difícil resolver unos que otros. 3 Todos los problemas son iguales para Él2, puesto que resuelve cada uno en el mismo sentido3 y mediante el mismo enfoque4. 4 Los aspectos que necesitan resolverse5 no cambian, sea cual sea la forma que el problema parezca adoptar6. 5 Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras persista. 6 De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial7. 7 Volverá a aparecer una y otra y otra vez hasta que, habiendo sido resuelto definitivamente8, ya no volverá a surgir nuevamente bajo ninguna forma9. 8 Sólo entonces te habrás librado de él.
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1 … de la mente
2 … al ser consecuencias de la separación
3 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
4 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
5 … en la mente
6 … aquí, en el cuerpo, en los cuerpos: El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
7 … según el pensar del ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
8 … pensando con el Espíritu Santo
9 … que la mente le dé realidad aquí.
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T26.3 LAS FORMAS
DEL ERROR
pár 11-13
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T26.3 [11] 9 El Espíritu Santo10 te ofrece la liberación de todos los problemas que crees tener11. 10 Para Él, todos son iguales, porque cada uno — independientemente de la forma en que parezca manifestarse— exige que alguien pierda y sacrifique algo para que tú puedas ganar. 11 Y cuando se resuelve la situación para que nadie pierda desaparece el problema, pues sólo era un error de percepción ahora corregido. 12 Para Él no es más difícil llevar un error ante la Verdad que otro. 13 Pues sólo hay un error12: la idea general de que es posible perder13, y que de ello pueda resultar una ganancia para otro. 14 Si eso fuese cierto, entonces Dios sería injusto: sería posible pecar, se justificaría atacar, y vengarse sería equitativo.
T26.3 [12] 15 Para este único error, en cualquiera de sus formas, sólo hay una corrección. 16 La pérdida realmente no existe14; creer lo contrario, constituye un error. 17 Realmente no tienes problemas, aunque pienses que los tienes15. 18 No obstante, no pensarías así si los vieses desaparecer uno por uno, independientemente de su tamaño, complejidad, o del lugar y tiempo en el que tienen lugar, o de cualquier otro atributo que percibas que haga que cada uno de ellos parezca diferente del resto. 19 No pienses que las limitaciones que impones a lo que ves, pueden limitar a Dios de ninguna manera.
T26.3 [13] 20 El milagro16 de la justicia17 puede corregir todos los errores. 21 Todo problema constituye un error. 22 Es una injusticia contra el Hijo de Dios18 y, por consiguiente, no es verdad. 23 El Espíritu Santo no evalúa las injusticias como grandes o pequeñas, mayores o menores. 24 Para Él, ninguna posee atributos reales. 25 Sólo son equivocaciones por las que el Hijo de Dios está sufriendo, aunque innecesariamente19. 26 Y así, el Espíritu Santo simplemente le arranca los clavos y las espinas. 27 No se detiene a juzgar si el dolor es grande o pequeño. 28 Sólo emite un juicio: herir al Hijo de Dios tiene necesariamente que ser injusto y, por consiguiente, realmente no tiene lugar.
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10 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
11 … es decir, a los que les das plena realidad, aquí, pensando con el ego. Una cosa es, mientras nuestro cuerpo viva en el tiempo, de buscar soluciones según las leyes de la evolución y escasez, pero sin creer que esta es nuestra verdadera realidad, y otra, creer que esta realidad es realmente verdadera…
12 … creer que…
13 … es realmente verdad
14 … en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, que es Donde realmente están nuestras Almas perfectas y eternas, Una en el Alma única del único Hijo de Dios
15 … aquí, y muchos.
16 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
17 … según el Espíritu Santo,
18 … ya que él realmente no es un cuerpo —puesto que no fue creado por Dios— sino un Alma Que sí fue creada por Dios conjuntamente con todas las demás Almas, Uno en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad,
19 … porque este mundo realmente no es real, no es verdad, incluyendo nuestras individualidades separadas unas de otras y de Dios…
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T26.3 LAS FORMAS
DEL ERROR
pár 14-15
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T26.3 [14] 29 Tú que crees estar a salvo al entregar al Espíritu Santo sólo algunos errores, quedándote con el resto, recuerda lo siguiente: la justicia es total. 30 No existe la justicia parcial. 31 Si el Hijo de Dios fuese culpable, estaría condenado y no merecería misericordia por parte del Dios de la justicia. 32 Pero no pidas a Dios que lo castigue porque tú lo consideras culpable y quieres verlo muerto. 33 Dios te ofrece los medios para que veas su inocencia. 34 ¿Sería justo castigarlo porque te niegas a mirar lo que realmente se encuentra ahí ante ti? 35 Cada vez que decides resolver un problema por tu cuenta, o juzgas que se trata de un problema sin solución, lo exageras y lo llevas más allá de toda esperanza de curación. 36 Así, estás negando que el milagro de la justicia pueda ser equitativo.
T26.3 [15] 37 Si Dios es justo, no puede haber ningún problema que la justicia no pueda resolver. 38 Pero tú crees que algunas injusticias son equitativas y buenas, así como necesarias para tu propia supervivencia. 39 Éstos son los problemas que consideras grandes y que no pueden ser resueltos. 40 Pues hay personas que quieres que pierdan, y ninguna a la que desees ver completamente a salvo de sacrificios. 41 Considera una vez más cuál es tu función especial20. 42 Se te ha dado un hermano para que veas en él21 su perfecta inocencia22. 43 Y no le exigirás ningún sacrificio, porque no podrás querer que sufra pérdida alguna. 44 El milagro de justicia que invocas descansará sobre ti tan seguramente como sobre él. 45 Además, el Espíritu Santo no estará contento hasta que todo el mundo lo reciba, 46 ya que lo que Le das pertenece a todos, y por el hecho de tú extenderlo, Él se asegura de que todos lo estén recibiendo por igual.
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20 Nuestra verdadera función es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompleción. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
21 … en un instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado totalmente a ese hermano y extendido los milagros que te haya sugerido el Espíritu Santo.
22 … la perfecta inocencia de su Alma Que al igual que la Tuya y las de todos los demás, fue creada perfecta y eterna
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T26.3 LAS FORMAS
DEL ERROR
pár 16-17
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T26.3 [16] 47 Así pues, piensa cuán grande será tu propia liberación, cuando estés dispuesto a recibir la corrección de todos tus problemas23. 48 No te quedarás con ninguno, pues no querrás sufrir de ninguna manera. 49 Y verás sanar cada pequeña herida ante la benévola mirada del Espíritu Santo. 50 Pues, para Él, todas son pequeñas y no merecen más que un leve suspiro de tu parte antes de que desaparezcan del todo y queden por siempre deshechas y en el olvido. 51 Lo que una vez pareció ser un problema especial, un error sin solución, o una aflicción incurable, ha sido transformado en una bendición universal. 52 El sacrificio ha desaparecido. 53 Y, en su lugar, se puede recordar el Amor de Dios, que desvanecerá con su resplandor toda memoria de sacrificio y de pérdida.
T26.3 [17] 54 A Dios no se Le puede recordar mientras se tema a la justicia en lugar de amarla. 55 Él no puede ser injusto con nadie ni con nada, porque sabe que todo lo que realmente existe es Suyo y que será siempre tal como Él Lo creó. 56 Todo lo que Él ama tiene que ser necesariamente impecable e inmune al ataque. 57 Tu función especial abre de par en par la puerta tras la cual el recuerdo de Su Amor permanece perfectamente intacto e inmaculado. 58 Lo único que necesitas hacer es desear que te sea dado el Cielo en vez del infierno, y todos los pernos y barreras que parecen mantener la puerta cerrada y blindada, simplemente se desmoronarán y desaparecerán. 59 Pues no es la Voluntad de tu Padre que ofrezcas o recibas menos de lo que Él te dio, cuando Te creó con perfecto Amor.
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23 … en tu espíritu, que es la parte de tu pensar que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. La corrección de todos los problemas según el Curso es reconocer que realmente hay un solo problema y una sola solución. Ver L79-80
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 26
LA TRANSICIÓN
T26.4 LA ZONA
FRONTERIZA pár 18-24
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T26.4 [18] 1 La complejidad no es de Dios. 2 ¿Cómo podría serlo cuando Todo lo que Él conoce es Uno? 3 Él sólo conoce una Creación1, una Realidad2, una Verdad3, y un Hijo Que es único. 4 Nada entra en conflicto con la Unicidad4. 5 Así pues, ¿cómo podría haber complejidad en Él? 6 ¿Qué hay que decidir? 7 Pues es el conflicto lo que vuelve complejo tomar decisiones. 8 La Verdad es sencilla: sólo hay una, y no tiene opuestos. 9 Y, ¿cómo podría irrumpir la discordia ante su sencilla presencia, y ocasionar complejidad allí donde está la Unicidad? 10 La Verdad no toma decisiones, pues no hay alternativas entre las cuales escoger. 11 Y sólo si las hubiera, podría ser la toma de decisiones un paso necesario hacia la Unicidad. 12 Lo que es Todo no deja lugar para nada más.
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1 La Creación, con mayúscula, es en el Cielo la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego que nuestros sentidos perciben aquí, realmente no existe. Las creaciones, en minúscula, son, cuando pensamos con el Espíritu Santo, las que producimos aquí —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Cuando pensamos con el ego, no "creamos" sino que "hacemos" según las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
2 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
3 La Verdad, con mayúscula, según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
4 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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T26.4 LA ZONA
FRONTERIZA
pár 19-23
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T26.4 [19] 13 No obstante, esta dimensión se encuentra más allá del alcance de este plan de estudios. 14 Además, no es necesario que nos detengamos en algo que no puede ser captado de inmediato. 15 Existe una zona fronteriza en el pensar que se encuentra entre este mundo y el Cielo. 16 No es un lugar y, cuando la alcanzas, te das cuenta de que está fuera de los confines del tiempo. 17 Éste es el sitio de encuentro donde se unen los pensamientos, se reconcilian los valores conflictivos y se depositan todas las ilusiones ante la Verdad, ante la cual se juzgan como no verdaderas. 18 Esta zona fronteriza se encuentra en el umbral de las puertas del Cielo. 19 Aquí, todo pensamiento se vuelve puro y completamente sencillo. 20 Aquí se niega el pecado y, en su lugar, se recibe todo Lo que es.
T26.4 [20] 21 Éste es el final del viaje. 22 Nos hemos referido a este lugar como el "mundo real". 23 Y, no obstante, en esto hay una contradicción, en cuanto a que las palabras implican una realidad limitada, una verdad parcial, un segmento del universo hecho realidad. 24 Esto se debe a que el conocimiento no ataca a la percepción. 25 Se colocan uno al lado del otro y, sólo uno traspasa el portal que da a la Unicidad. 26 La salvación constituye una zona fronteriza donde lugar, tiempo y toma de decisiones todavía tienen significado, aunque se vea que son temporales, que están fuera de lugar, y que toda decisión ya ha sido tomada.
T26.4 [21] 27 Nada de lo que el Hijo de Dios cree puede ser destruido. 28 Pero lo que es verdad para él tiene que llevarse ante la última comparación que alguna vez hará; la última evaluación que le será posible hacer; el juicio final sobre este mundo. 29 Se trata del juicio de la Verdad sobre la ilusión, del conocimiento sobre la percepción, a saber: "El mundo no tiene sentido y, por consiguiente, realmente no existe". 30 Esta no es una decisión que te incumbe a ti. 31 No es otra cosa que una sencilla declaración acerca de un hecho sencillo. 32 Pero en este mundo no hay hechos sencillos, porque todavía no está claro qué es lo que es igual y qué es lo que es diferente. 33 Lo único esencial para tomar cualquier decisión es darse cuenta de esto, 34 pues en ello radica la diferencia entre los dos mundos. 35 En este mundo, escoger entre ellos se ha hecho imposible; 36 en el mundo real, se ha simplificado.
T26.4 [22] 37 La salvación se detiene justo antes de la entrada al Cielo, pues sólo la percepción necesita salvación. 38 El Cielo jamás se perdió y, por consiguiente, no se puede salvar. 39 Pero ¿quién puede escoger entre su deseo del Cielo y su deseo del infierno, a menos que reconozca que no son lo mismo? 40 Reconocer esta diferencia es la meta del aprendizaje que este Curso se ha fijado. 41 No irá más allá de este objetivo. 42 Su único propósito es enseñar qué es lo mismo y qué es diferente, permitiendo así que se tome la única decisión que se puede tomar.
T26.4 [23] 43 Este mundo complejo y excesivamente complicado no ofrece ninguna base sobre la cual decidir. 44 Pues nadie comprende lo que es lo mismo, y todo el mundo parece estar escogiendo entre alternativas que realmente no existen. 45 El mundo real es el área por excelencia hecha realidad, no en cuanto a resultados se refiere, sino en cuanto a percibir las alternativas entre las cuales escoger. 46 Que haya algo que escoger es una ilusión. 47 No obstante, dentro de esta ilusión que es el mundo real, subyace el deshacer de todas las ilusiones, sin excluir a ésta.
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T26.4 LA ZONA
FRONTERIZA
pár 24
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T26.4 [24] 48 ¿No se parece esto a tu función especial, en la que la separación es deshecha por medio del cambio de propósito de lo que una vez fue el especialismo5, y ahora es unirse? 49 Todas las ilusiones son iguales. 50 Y en darse cuenta de que eso es así, radica tu facultad de abandonar todo intento de escoger entre ellas y de seguir considerándolas diferentes. 51 ¡Cuán sencillo es escoger entre dos cosas que obviamente son distintas! 52 En esto no hay conflicto. 53 No hay sacrificio cuando se abandona una ilusión que se reconoce como tal. 54 Cuando se quita toda realidad a lo que nunca fue verdad, ¿cómo podría ser difícil renunciar a ello y escoger lo que tiene necesariamente que ser verdad?
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5 El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
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