No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador.
gráfico por Rev RejaJoy
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T27.8 [73] 82 Tú eres el soñador del mundo de los sueños. 83 Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás. 84 Nada más atemorizador que un sueño inútil es lo que ha aterrorizado al Hijo de Dios, haciéndole pensar que había perdido la inocencia, repudiado a su Padre y entrado en guerra consigo mismo. 85 Tan atemorizador es este sueño y tan real en apariencia, que él no podría despertar a la Realidad sin verse inundado por el frío sudor del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más afable precediese a su despertar y permitiese a su mente —ahora calmada— poder acoger en vez de temer a la Voz que con Amor lo llama a despertar. 86 Un sueño más agradable, en el que su sufrimiento cesa y en el que su hermano es su amigo. 87 Dios dispuso que despertara agradablemente y con alegría. 88 Para ello, le proporcionó los medios para despertar sin miedo. 89 Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. 90 No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador.
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UCSM TEXTO
CH 27 EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.8 LA ILUSIÓN
DE SUFRIR
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO REAL? pár 1-5
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LTe.8 (-L291).1 1 El mundo real —como todo lo demás que la percepción1 ofrece— es un símbolo. 2 No obstante, representa lo opuesto de lo que tú hiciste. 3 A tu mundo se le mira a través de los ojos del miedo2, lo cual trae a tu mente los testigos del terror. 4 El mundo real no puede ser percibido excepto a través de ojos que el perdón bendice3, de manera que ven un mundo4 donde el terror es imposible5 y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo6.
LTe.8 (-L291).2 5 El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo; una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 6 El mundo real muestra un mundo que se mira de otra manera: a través de ojos serenos y con una mente en paz. 7 Allí sólo se descansa. 8 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues no ha quedado nada que no haya sido perdonado. 9 Y lo que se ve es apacible, 10 pues sólo escenas y sonidos felices pueden alcanzar la mente que se ha perdonado a sí misma.
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1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
2 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 … el reflejo aquí de Nuestra Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
5 … porque Todo es Uno con Dios
6 … porque en la Unicidad, donde sólo hay Amor, no hay ninguna individualidad del Hijo de Dios, ni fraccionada ni separada de Dios.
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO REAL?
pár 3-5
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LTe.8 (-L291).3 11 ¿Qué necesidad tiene una mente que ha sido perdonada de esa forma, de pensar pensamientos de muerte, ataques y asesinatos en los que se muere, se ataca y se mata? 12 ¿Qué otra cosa puede percibir a su alrededor que no sea seguridad, Amor y alegría? 13 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar?; ¿y contra qué querría juzgar? 14 El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 15 No ve peligro en nada de lo que ve, pues es bondadosa, y lo único que quiere ver es bondad.
LTe.8 (-L291).4 16 El mundo real es el símbolo que anuncia a las pesadillas —en las que se peca y se siente uno culpable— que les ha llegado su fin y que el Hijo de Dios ha despertado. 17 Y sus ojos7, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de Su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 18 El mundo real representa el final del tiempo, le llegó su fin, pues su percepción hace que el tiempo no tenga razón de ser.
LTe.8 (-L291).5 19 El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido Su propósito. 20 Ahora sólo espera ese único instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo haya desaparecido8, habiéndose llevado consigo la percepción y dejando solamente a la Verdad9 para ser Ella Misma. 21 Ese instante es nuestra meta, pues contiene la memoria de Dios10. 22 Y cuando observemos un mundo perdonado, será Él Quien nos llame y nos vendrá a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la Cual nos restituyó nuestro perdonar11.
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7 … internos, en el espíritu, mirando con la visión de Cristo,
8 … en tu espíritu, pensando con el Espíritu Santo
9 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
10 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 293
Todo miedo pertenece al
pasado y aquí sólo hay Amor.
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L293.1 1 Todo miedo1 pertenece al pasado, porque su fuente ha desaparecido y, con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. 2 El Amor2 sigue siendo el único Estado que existe realmente, cuya Fuente está aquí de toda Eternidad y por toda Eternidad. 3 ¿Cómo podría parecerme el mundo claro y resplandeciente, seguro y acogedor, cuando todos mis errores del pasado lo oprimen, mostrándome manifestaciones distorsionadas de miedo? 4 En cambio, en el tiempo presente, el Amor es obvio y sus efectos son evidentes: 5 El mundo entero resplandece en el reflejo de Su santa Luz3, y por fin percibo un mundo perdonado.
L293.2 6 Padre, hoy no permitas que Tu santo mundo me pase desapercibido, 7 ni que mis oídos sean sordos a todos los himnos de gratitud que el mundo entona por debajo de los sonidos del miedo. 8 Hay un mundo real4 que el tiempo presente mantiene a salvo de todos los errores del pasado. 9 Y hoy, éste es el único mundo que quiero ver.
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1 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
2 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
3 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
4 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 27
EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.8 LA ILUSIÓN
DE SUFRIR pár 62-76
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T27.8 [62] 1 Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. 2 En esto puede verse claramente la versión demente que el mundo tiene de la salvación. 3 Al igual que en una pesadilla castigadora, en la que el soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste se ve a sí mismo atacado injustamente, y por algo que realmente no es él mismo. 4 Es víctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no tiene por qué sentirse responsable en absoluto. 5 Considera que debe ser inocente porque no sabe lo que hace, sino lo que le hacen a él. 6 No obstante, es evidente que él se ha atacado a sí mismo, dado que el que sufre es él. 7 Y no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo.
T27.8 [63] 8 Ahora se te está demostrando que sí puedes escapar1. 9 Todo lo que necesitas es mirar el problema como realmente es, y no como tú lo has formulado. 10 ¿De qué otra manera se podría resolver un problema que es muy sencillo, pero que se ha vuelto confuso debido a las densas nubes que lo complican, las cuales fueron hechas para mantener el problema sin solución? 11 Sin las nubes, el problema aparecerá en toda su simplicidad primitiva. 12 La decisión a tomar no será difícil porque, cuando se ve a las claras, el problema es absurdo. 13 Nadie tiene dificultad en decidirse a permitir que un problema sencillo sea resuelto, si ve que le está haciendo daño y que se puede erradicar muy fácilmente.
T27.8 [64] 14 El "razonamiento" por el que el mundo es hecho, sobre el que se basa y, por el que se mantiene, es simplemente éste: "Tú eres quien me hace hacer lo que hago". 15 Tu presencia justifica mi ira, y ciertamente existes y piensas separado de mí. 16 Ya que tú eres el que ataca, yo debo de ser inocente. 17 Y lo que me hace sufrir son tus ataques". 18 Nadie que examine este "razonamiento" exactamente como es2, puede dejar de ver que no tiene coherencia y, por consiguiente, tampoco sentido3. 19 No obstante4, da la impresión de ser razonable, puesto que ciertamente parece que el mundo te hace daño. 20 Y así, no parece necesario ir más allá de lo obvio, en busca de la causa.
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1 … en tu mente y en lo que quieres creer…
2 … es decir, con el Espíritu Santo,
3 … en el Cielo —como Almas perfectas y eternas, unificados como Uno en Cristo, el Hijo único de Dios— Que es Donde todos estamos realmente,
4 … mientras sigues pensando con el ego,
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T27.8 LA ILUSIÓN
DE SUFRIR
pár 65-67
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T27.8 [65] 21 Pero, ciertamente, sí que hay necesidad de ello. 22 La necesidad que tiene todo el mundo de liberarse de la condenación es algo que comparten todos los que habitan en el mundo. 23 No obstante5, no reconocen lo común de esta necesidad, 24 pues cada uno piensa que, si hace su parte, la condenación del mundo se apoyará sobre él. 25 Y esto es lo que percibe que es su parte en la liberación del mundo. 26 La venganza tiene que tener un blanco. 27 De lo contrario, el cuchillo del vengador se encontraría en sus propias manos, apuntando hacia sí mismo. 28 Pues para poder ser la víctima de un ataque que él no escogió, tiene que ver el arma en las manos de otro. 29 Y así, sufre por causa de las heridas que le infligió un cuchillo que él no estaba empuñando. 30 Ése es el propósito del mundo que él ve. 31 Y visto así, el mundo provee los medios por los que este propósito parece realizarse.
T27.8 [66] 32 Los medios dan testimonio del propósito pero, en sí mismos, no son la causa. 33 Ni tampoco puede la causa cambiar porque se la vea separada de sus efectos. 34 La causa produce los efectos, los cuales, luego, dan testimonio de ella, no de sí mismos. 35 Así pues, tienes que mirar más allá de los efectos. 36 No es en éstos donde radica la causa del sufrimiento y del pecado. 37 No centres tu atención en el sufrimiento ni en el pecado, ya que no son sino reflejos de lo que los causa.
T27.8 [67] 38 La parte que juegas en el proceso de salvar al mundo de la condenación constituye tu propia escapatoria. 39 No olvides que el que atestigua que el mal existe en el mundo sólo puede hablar a favor del que6 ha visto la necesidad de que existiese el mal en el mundo. 40 Y es ahí donde tu culpa fue notada por primera vez. 41 Al separarte de tu hermano, empezó el primer ataque contra ti mismo. 42 Y de esto es de lo que el mundo da testimonio. 43 No busques otra causa, ni recurras a las poderosas legiones de sus testigos para deshacerla. 44 Ellos apoyan la fidelidad que la separación te exige. 45 Y no es en lo que oculta la Verdad donde deberías buscar para encontrar la Verdad. 46 Todos los que atestiguan la existencia del pecado ocupan un espacio reducido. 47 Y es ahí donde encuentras la causa de tu perspectiva sobre el mundo.
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5 … porque siguen pensando con su ego,
6 … el ego
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T27.8 LA ILUSIÓN
DE SUFRIR
pár 68-75
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T27.8 [68] 48 Hubo un tiempo en que no concienciabas cuál tenía realmente que ser la causa de todo lo que el mundo parecía hacerte, sin tú haberlo pedido ni provocado. 49 De una cosa estabas seguro: entre todas las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpa no era una de ellas. 50 Ni tampoco, en modo alguno, tú las había pedido para ti. 51 Todas las ilusiones surgieron de la siguiente manera: 52 El que las hace no se ve a sí mismo como hacedor de ellas, ni que la realidad de éstas dependa de él. 53 Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y lo que ve está separado de su mente. 54 No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en hacerlos, y en hacerlos de manera que parezcan reales.
T27.8 [69] 55 Nadie puede despertar de un sueño que el mundo está soñando por él, 56 pues se ha convertido en parte del sueño de otro. 57 No puede decidir despertarse de un sueño que no es el suyo. 58 Se encuentra impotente, víctima de un sueño concebido y apreciado por una mente separada. 59 Ciertamente, esta mente tiene que ser desconsiderada con él, tan indiferente por su paz y felicidad como las condiciones climatológicas o la hora del día. 60 Esta mente no lo quiere, sino que lo obliga caprichosamente a desempeñar cualquier papel que satisfaga su sueño. 61 La valía de él es tan insignificante para ella que no es más que una sombra danzante, brincando de un lado a otro al compás de un guión sin sentido, concebido dentro del inútil sueño del mundo.
T27.8 [70] 62 Ésta es la única escena que puedes ver, la única alternativa por la que te puedes decidir, la otra posibilidad de causa, si es que tú no eres el soñador de tus propios sueños. 63 Y esto es lo que escoges cuando niegas que la causa del sufrimiento esté en tu mente. 64 Alégrate de que esté ahí, pues de esta manera tú vas a ser el único que decidirá tu destino en el tiempo. 65 Tuya es la decisión a tomar, por una parte, entre dormir con la muerte y tener pesadillas llenas de maldad o, por la otra, un despertar feliz acompañado de alegría de vivir. 66 ¿Entre qué otras cosas podrías decidirte que no fuesen la Vida o la muerte, despertar o dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu Realidad? 67 No obstante, si es cierto que realmente puedes escoger, entonces tienes que ver exactamente cómo son realmente y dónde se encuentran las causas de las alternativas entre las que vas a escoger. 68 ¿Qué elección puede hacerse entre dos estados, cuando sólo se reconoce claramente a uno de ellos? 69 ¿Quién es libre de escoger entre dos efectos, si considera que sólo uno de ellos le conviene?
T27.8 [71] 70 Una decisión sincera nunca podría percibirse como una en la que la elección es entre un tú insignificante y un mundo enorme, cada uno con sueños diferentes acerca de lo que es la verdad en ti. 71 La brecha que separa la Realidad de los sueños no se encuentra entre el soñar del mundo y lo que tú sueñas en secreto; 72 pues son la misma cosa. 73 El soñar del mundo no es sino una parte de tu propio sueño del que te deshiciste, y luego viste al soñar del mundo como si fuese el principio y el final del tuyo. 74 No obstante, lo que dio comienzo al soñar del mundo fue tu propio sueño secreto, el cual no percibes, si bien es el que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas. 75 ¿Cómo podrías dudar del soñar del mundo si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es real?
T27.8 [72] 76 Un hermano separado de ti; un antiguo enemigo vuelto asesino, que te acecha en la noche y trama tu muerte y la planea de forma que se produzca en forma prolongada y lenta; todo eso es lo que sueñas. 77 Pero bajo este sueño yace otro, en el que tú te conviertes en el asesino, el enemigo secreto, el carroñero y destructor del hermano y del mundo. 78 He aquí la causa del sufrimiento, la brecha que hay entre tus míseros sueños y tu Realidad. 79 La pequeña rendija que ni siquiera ves, la cuna de las ilusiones y del miedo, el momento de terror y de odio ancestral, el instante del desastre, todos están aquí. 80 He aquí la causa de la irrealidad. 81 Y es aquí donde será deshecha.
T27.8 [73] 82 Tú eres el soñador del mundo de los sueños. 83 Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás. 84 Nada más atemorizador que un sueño inútil es lo que ha aterrorizado al Hijo de Dios, haciéndole pensar que había perdido la inocencia, repudiado a su Padre y entrado en guerra consigo mismo. 85 Tan atemorizador es este sueño y tan real en apariencia, que él no podría despertar a la Realidad sin verse inundado por el frío sudor del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más afable precediese a su despertar y permitiese a su mente —ahora calmada— poder acoger en vez de temer a la Voz que con Amor lo llama a despertar. 86 Un sueño más agradable, en el que su sufrimiento cesa y en el que su hermano es su amigo. 87 Dios dispuso que despertara agradablemente y con alegría. 88 Para ello, le proporcionó los medios para despertar sin miedo. 89 Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo. 90 No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al soñador.
T27.8 [74] 91 Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus afables sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, y temiendo a la muerte. 92 Él te trae sueños en los que se perdona, en los que la decisión no es entre quién es el asesino y quién la víctima. 93 En los sueños que te trae, no hay asesinatos ni muerte. 94 El sueño de culpa está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos estén cerrados. 95 Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro dormido. 96 Ahora duermes apaciblemente, pues éstos son sueños felices.
T27.8 [75] 97 Sueña apaciblemente con tu hermano que ahora está libre de pecado, y que se une a ti en santa inocencia. 98 Y de este sueño, el Mismo Señor de los Cielos despertará a Su Hijo bienamado. 99 Sueña con la amabilidad de tu hermano en vez de concentrarte en sus errores cuando sueñas. 100 Sueña con todas las atenciones que tu hermano ha tenido contigo, en vez de llevar la cuenta de los daños que te ha ocasionado. 101 Perdónale sus ilusiones y dale gracias por toda la ayuda que te ha prestado. 102 Y no desprecies los muchos presentes que te ha dado sólo porque en tus sueños él no sea perfecto.
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T27.8 LA ILUSIÓN
DE SUFRIR
pár 76
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T27.8 [76] 103 Él representa a su Padre, a Quien, ves ofreciéndote tanto la vida como la muerte. 104 Pero hermano, lo único que el Padre da es Vida7. 105 Y lo que ves como presentes, que tu hermano te ofrece representan realmente los dones que sueñas que tu Padre te hace a ti. 106 Ve, a la luz de la caridad y bondad que te es ofrecida, todos los presentes que tu hermano te hace. 107 Y no dejes que ningún dolor perturbe tu sueño de profunda gratitud por los presentes que te hace.
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7 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
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