"Hijos míos, no son más que juguetes. No lamenten su pérdida."
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T30.5 [52] 28 La Realidad10 obedece las leyes de Dios y no las reglas que tú has establecido. 29 Son Sus leyes las que garantizan tu seguridad. 30 Todas las ilusiones que crees con respecto a ti mismo no obedecen a ninguna ley verdadera. 31 Parecen danzar por un rato al compás de las leyes que estableciste para ellas. 32 Pero luego, se desploman para no levantarse más. 33 Hijos míos, no son más que juguetes. 34 No lamenten su pérdida. 35 Sus bailes nunca les trajeron alegría. 36 Pero tampoco eran cosas que pudiesen asustarlos o mantenerlos a salvo si respetaban las reglas de ustedes. 37 Las ilusiones no deben apreciarse ni atacarse, sino simplemente considerarlas como juguetes infantiles, sin un solo significado propio. 38 Vean significado en una sola de ellas, y lo verán en todas. 39 No vean significado en ninguna, y no les afectarán en absoluto.
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UCSM TEXTO
CH 30 EL NUEVO COMIENZO
T30.5 LA VERDAD QUE
YACE TRAS LAS ILUSIONES
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL? pár 1-5
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LTe.10 (-L311).1 1 La Segunda Venida de Cristo le confiere al Hijo de Dios el don de poder oír a la Voz que habla por Dios1 proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. 2 Y éste es el juicio por el cual le llega su fin a la percepción2. 3 Al comienzo, vas a ver un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al ser proyectado ahora desde una mente que ha sido corregida. 4 Y al darse esta santa visión3, la percepción bendice silenciosamente para luego desaparecer, al haber alcanzado su meta4 y cumplido su misión.
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1 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4/T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
2 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
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P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL?
pár 2-3
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LTe.10 (-L311).2 5 El Juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna, 6 pues ve al mundo como totalmente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 7 Al no tener causa —y ahora, en la visión de Cristo— sin función, sencillamente se disuelve en la nada. 8 Ahí nació y ahí también termina. 9 Y todas las figuras del sueño con el que comenzó el mundo, desaparecen con él. 10 Ahora, los cuerpos no tienen ninguna utilidad, y por lo tanto, también desaparecerán, pues el Hijo de Dios es ilimitado.
LTe.10 (-L311).3 11 Tú que creías que el Juicio Final de Dios condenaría el mundo al infierno conjuntamente contigo, acepta esta santa Verdad: el Juicio de Dios es el don de la corrección que depositó sobre todos tus errores; corrección que te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 12 Tenerle miedo a la gracia redentora de Dios es tener miedo de estar totalmente libre de sufrimiento, de regresar a la paz, de tener seguridad y felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad5.
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5 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
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P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL?
pár 4-5
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LTe.10 (-L311).4 13 El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan6 para bendecir a Su Hijo, llamándolo a que regrese a la eterna Paz7 que Dios comparte con Él. 14 No tengas miedo del Amor8, 15 pues sólo Él puede curar todo pesar, enjugar todas las lágrimas, y despertar pausadamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. 16 No tengas miedo del Juicio Final. 17 La salvación te pide que Le des la bienvenida. 18 Y el mundo espera que Lo aceptes con agrado, lo cual lo liberará al mundo.
LTe.10 (-L311).5 19 Éste es el Juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 20 Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. 21 Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo".
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6 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71, L72 L71.2, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
7 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
8 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 318
En mí, los medios y el fin
de la salvación son uno.
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L318.1 1 En mí —el santo Hijo de Dios— se reconcilian todos los aspectos del plan del Cielo1 para salvar al mundo. 2 ¿Qué podría estar en conflicto, cuando todas las partes comparten un solo propósito y una sola meta2? 3 ¿Cómo podría haber una sola parte que estuviese separada o que tuviese mayor o menor importancia que las demás? 4 Soy el medio por el cual el Hijo de Dios se salva, porque el propósito de la salvación es encontrar la impecabilidad que Dios colocó en Mí. 5 Fui creado como lo que ando buscando. 6 Soy la meta que el mundo anda buscando. 7 Soy el Hijo de Dios, Su único y eterno Amor. 8 Soy tanto medio como fin de la salvación.
L318.2 9 Padre, permíteme asumir hoy el papel que me ofreces al pedirme que acepte el Redimir para mí mismo.
10 Pues así, lo que de este modo se reconcilie en mí, quedará ciertamente reconciliado para Ti.
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1 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71, L72 L71.2, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
2 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 30
EL NUEVO COMIENZO
T30.5 LA VERDAD QUE YACE
TRAS LAS ILUSIONES pár 49-56
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T30.5 [49] 1 Atacarás lo que no te satisfaga, y así no te darás cuenta de que fuiste tú el que lo inventó1. 2 Siempre que peleas lo haces contra ilusiones2. 3 Pues la Verdad3 que yace tras ellas es tan hermosa y tan tranquila en su afectuosa afabilidad, que si la concienciaras te olvidarías por completo de defenderte4 y correrías a que te abrazara5. 4 La Verdad jamás puede realmente ser atacada. 5 Y tú lo sabías cuando te pusiste a hacer ídolos. 6 Los hiciste precisamente para olvidar esta afirmación. 7 Lo único que estás atacando son falsas ideas, nunca las verdaderas. 8 Todos los ídolos constituyen las falsas ideas que hiciste para llenar la brecha que crees se formó entre tú y lo que es verdad6. 9 Y las atacas por lo que piensas que representan7. 10 Pero Lo que yace tras ellas no puede ser realmente atacado.
T30.5 [50] 11 Los dioses desgastados e incapaces de satisfacerte que hiciste son como juguetes infantiles inflables. 12 Un niño se asusta cuando de pronto una cabeza de madera salta con su resorte al abrirse la caja que estaba cerrada, o cuando un oso de felpa, suave y silencioso, emite sonidos al apretarlo. 13 Las reglas que el niño había establecido para las cajas sorpresa y los osos de felpa le han fallado, y le han hecho perder el "control" de lo que le rodea. 14 Y tiene miedo, pues pensó que las reglas lo protegían. 15 Ahora tiene que aprender que las cajas y los osos no lo engañaron, ni violaron ninguna regla, y que lo ocurrido no quiere decir que su mundo se haya vuelto caótico y peligroso. 16 El que estaba equivocado era él. 17 No comprendió bien qué era lo que lo mantenía a salvo y pensó que lo había abandonado.
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1 … No sabemos de dónde vienen los pensamientos, la voluntad, la energía, etc., que hace que las cosas existan y funcionen por un tiempo. Entre las cosas que podemos percibir están; el tiempo y el espacio y todo lo que hasta ahora conocemos que contienen. El Curso, contrario al Génesis de la Biblia, nos propone el mito de: En la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. (... tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos por las escasas cosas "buenas"…). Ver T27.9 [82]
2 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
3 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
4 … pensando con el ego
5 … pensando con el Espíritu Santo.
6 … tú y la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
7 … el intento de olvidar a Dios, de olvidar a esta separación de Él…
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T30.5 LA VERDAD QUE YACE
TRAS LAS ILUSIONES
pár 51-53
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T30.5 [51] 18 La brecha —que realmente no existe— está repleta de juguetes con innumerables formas. 19 Y cada uno parece violar las reglas que estableciste para él. 20 No obstante, ninguno fue nunca lo que tú pensabas que era. 21 Y así, parece violar las reglas de seguridad que estableciste, toda vez que éstas eran falsas. 22 Pero tú8 no estás en peligro9. 23 Puedes reírte de las cabezas con resortes que saltan de pronto y de los juguetes que emiten sonidos, igual que el niño cuando se da cuenta de que no presentan ningún peligro para él. 24 No obstante, aunque le gusta jugar con ellos, seguirá percibiéndolos como si respetaran las reglas que él estableció para su propio deleite. 25 Por consiguiente, todavía habrá reglas que parecerán violar, y que lo seguirán asustando. 26 Pero ¿está él realmente a merced de sus juguetes? 27 ¿Y pueden éstos representar una amenaza para él?
T30.5 [52] 28 La Realidad10 obedece las leyes de Dios y no las reglas que tú has establecido. 29 Son Sus leyes las que garantizan tu seguridad. 30 Todas las ilusiones que crees con respecto a ti mismo no obedecen a ninguna ley verdadera. 31 Parecen danzar por un rato al compás de las leyes que estableciste para ellas. 32 Pero luego, se desploman para no levantarse más. 33 Hijos míos, no son más que juguetes. 34 No lamenten su pérdida. 35 Sus bailes nunca les trajeron alegría. 36 Pero tampoco eran cosas que pudiesen asustarlos o mantenerlos a salvo si respetaban las reglas de ustedes. 37 Las ilusiones no deben apreciarse ni atacarse, sino simplemente considerarlas como juguetes infantiles, sin un solo significado propio. 38 Vean significado en una sola de ellas, y lo verán en todas. 39 No vean significado en ninguna, y no les afectarán en absoluto.
T30.5 [53] 40 Las apariencias engañan precisamente porque son apariencias y no la Realidad. 41 No les prestes atención sea cual sea la forma que adopten. 42 Lo único que hacen es oscurecer la Realidad y, producen miedo11 justamente porque ocultan la Verdad. 43 No ataques lo que has hecho para dejarte engañar, pues eso demostraría que lo has sido. 44 El ataque tiene el poder de hacer que las ilusiones parezcan reales. 45 Pero, realmente, no hace nada. 46 ¿Quién podría tener miedo de un poder que no causa realmente ningún efecto12? 47 ¿Qué otra cosa que no sea sino una ilusión podría hacer cosas que parezcan ser como ella misma? 48 Observa con calma sus juguetes, y comprende que son ídolos que no hacen sino bailar al compás de vanos deseos. 49 No los veneres, pues realmente no existen. 50 No obstante, esto se olvida igualmente cuando se ataca. 51 El Hijo de Dios no necesita defenderse de sus sueños. 52 Sus ídolos no Lo amenazan en absoluto. 53 Su único error es creer que son reales. 54 Pero ¿hay algo que las ilusiones puedan hacer realmente13?
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8 … que realmente eres el Hijo de Dios conjuntamente con todas las demás Almas perfectas y eternas como La tuya, Todas Una en el Alma única del Hijo único de Dios…,
9 … en el eterno Presente de la Unicidad, que es donde tu Alma ha estado de toda Eternidad. Ahora bien, tu cuerpo puede que de vez en cuando esté en peligro, pero, realmente, tú no eres tu cuerpo…
10 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
11 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
12 … en el eterno Presente de la Unicidad…
13 … aquí, ¿ciertamente! Pero esta realidad del ego del tiempo y del espacio no fue creada por Dios y, por consiguiente, realmente no existe… El asunto es, para cada uno que quiere creer en la Realidad que propone el Curso, ¿como ser aquí el mejor reflejo posible de las Almas eternas y perfectas que realmente somos…? Tratando de ser amables, para empezar…
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T30.5 LA VERDAD QUE YACE
TRAS LAS ILUSIONES
pár 54-56
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T30.5 [54] 55 Las apariencias sólo pueden engañar a la mente que quiere ser engañada. 56 Pero tú puedes tomar una sencilla decisión que te colocará por siempre más allá del engaño. 57 No te preocupes por cómo se va a lograr esto, pues no es algo que puedas comprender14. 58 No obstante, sí comprenderás que rápidamente se han producido grandes cambios, una vez que hayas tomado esta sencilla decisión: No quieras para ti lo que sea que crees que un ídolo te puede dar. 59 Pues así declara el Hijo de Dios que se ha liberado de todo ídolo. 60 Y, por consiguiente, es realmente libre.
T30.5 [55] 61 ¡Cuán paradójica es la salvación15! 62 ¿Qué otra cosa podría ser, sino un sueño feliz16? 63 Lo único que te pide es que perdones17 todas las cosas que nadie hizo nunca; que pases por alto lo que no existe; y que no mires a lo ilusorio como si fuese real. 64 Lo único que se te pide es que permitas que se haga tu verdadera voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no quieres. 65 Y también se te pide que te permitas a ti mismo liberarte de los sueños de lo que realmente nunca fuiste, y que no sigas empeñado en substituir la Voluntad de Dios por la fuerza de los vanos deseos18.
T30.5 [56] 66 Llegado este punto, el sueño de la separación empieza a desvanecerse y a desaparecer19. 67 Pues aquí, la brecha que realmente no existe comienza a percibirse libre de los juguetes de terror que hiciste. 68 No se te pide más que eso. 69 Alégrate en verdad de que la salvación pida tan poco y no tanto. 70 En realidad, no pide nada; 71 e incluso, en las ilusiones, sólo pide que el perdón sea el substituto del miedo. 72 Ésa es la única regla para tener sueños felices. 73 Así se sacan de la brecha todos los juguetes de miedo, poniéndose de manifiesto su irrealidad. 74 Los sueños no sirven de nada, 75 y no es posible que el Hijo de Dios los necesite. 76 No le ofrecen ni una sola cosa que alguna vez pudiera desear. 77 Se libera de las ilusiones por su propia voluntad y, simplemente vuelve a ser lo que realmente es. 78 ¿Qué podría ser el plan de Dios para su salvación, sino un medio para darse a Sí Mismo Su Hijo?
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14 … con tu razón, lógica y sentido común…
15 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
16 … un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad…
17 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
18 … empezando por aceptar para ti mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
19 … en tu mente, en tu pensar, a medida que tratas de pensar cada vez más a menudo con el Espíritu Santo…
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