"Simplemente consideres el perdón como respuesta natural a la zozobra basada en el error10, la cual, por eso, clama por ayuda."
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T30.7 [71] 11 En cambio, perdonar siempre está justificado, 12 porque su base es sólida. 13 Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. 14 La salvación6 no reside en pedir que se responda de una manera no natural que sería inapropiada para lo que7 es real. 15 En lugar de eso, sólo te pide que respondas apropiadamente a lo que no es real8, no percibiendo lo que realmente no ha ocurrido9. 16 Si el perdón fuese injustificado, se te estaría pidiendo que sacrificaras tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. 17 Pero lo que se te pide es que simplemente consideres el perdón como respuesta natural a la zozobra basada en el error10, la cual, por eso, clama por ayuda. 18 El perdón es la única respuesta cuerda11, 19 pues impide que tus derechos sean sacrificados.
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UCSM TEXTO
CH 30 EL NUEVO COMIENZO
T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN? pár 1-5
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LTe.11 (-L321).1 1 La Creación1 es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y en todas partes, sin límite alguno2. 2 Sólo el Amor3 crea, y Lo hace únicamente a Su Semejanza. 3 Nunca hubo un tiempo en el que Todo Lo Que Él creó no existiese. 4 Ni nunca habrá un tiempo en que alguna de las Cosas4 que creó sufra dolor alguno. 5 Por siempre y para siempre, los Pensamientos de Dios son exactamente como fueron y como son: inalterados, tanto a lo largo del tiempo como después de que éste se haya acabado.
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1 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (- L321)
2 … a los efectos de nuestras mentes todavía individuales, es decir, todavía separadas, ya que sólo hay una Mente: La de Dios; y un solo Pensamiento: Su único Hijo que realmente somos todos nosotros, todas nuestras Almas perfectas y eternas Una en el Alma única perfecta y eterna del único Hijo de Dios…
3 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
4 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 2
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LTe.11 (-L321).2 6 Los Pensamientos de Dios poseen todo el Poder de Su Creador. 7 Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 8 Y así, Su Hijo participa en la Creación y, por lo tanto, tiene necesariamente que participar en el Poder5 de crear. 9 Lo que Dios ha dispuesto que sea eternamente Uno con Él, seguirá siendo Uno con Él cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a lo largo del tiempo, sino que seguirá siendo Tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo6.
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5 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
6 T27.9 [82] 37 En la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. 38 A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales... tales como, entre otros, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos. Por consiguiente, la mente del Hijo separado —nuestra mente de ego— es la causante de todo lo que está y sucede en el tiempo y espacio…
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 3
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LTe.11 (-L321).3 10 La Creación es lo opuesto a todas las ilusiones7, porque la Creación es la Verdad8. 11 La Creación es el santo Hijo de Dios, pues al crearlo, la Voluntad de Dios se completa en cada Aspecto9, al hacer que cada Parte10 contenga realmente la Totalidad. 12 La Unicidad11 de la Creación está garantizada en cuanto a ser eternamente inviolable, y estar eternamente contenida en Su santa Voluntad más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de alguna mancha sobre Su Impecabilidad. 13 Nosotros, los Hijos de Dios, somos realmente la Creación.
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7 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
8 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
9 … cada Hijo separado
10 … cada Hijo separado que cree que es una individualidad más…
11 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 4-5
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LTe.11 (-L321).4 14 Parece que nos diferenciamos unos de otros y que no somos conscientes de Nuestra eterna Unicidad con Él. 15 Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 16 pues el Amor sigue acompañando a todos Sus Pensamientos, y Su Certeza es la de ellos. 17 El recuerdo de Dios12 se encuentra en nuestras santas mentes, las cuales saben de Su Unicidad y de Su Unión con Su Creador. 18 Que nuestra función sea únicamente permitir el regreso de este recuerdo, únicamente que la Voluntad de Dios se haga en la tierra, únicamente para que recobremos nuestra cordura13 y para que seamos sólo tal como Dios nos creó realmente.
LTe.11 (-L321).5 19 Nuestro Padre nos llama. 20 Oímos Su Voz y perdonamos el reflejo aquí de la Creación en Nombre de Su Creador, la Santidad14 Misma, Cuya santidad Su propia Creación comparte con Él; Cuya Santidad todavía sigue formando parte de nosotros.
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12 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
13 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
14 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 321
Padre, sólo en Ti
está mi libertad.
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L321.1 1 Padre, yo no entendía lo que me liberó, ni lo que es mi libertad ni adónde ir a buscarla1. 2 he buscado en vano hasta que Te oí2 dirigiéndome. 3 Ahora no quiero seguir siendo mi propio guía. 4 Pues ni anduve por el camino para encontrar mi libertad ni lo comprendí. 5 Pero confío en Ti. 6 A Ti, Que me dotaste con mi libertad por ser Tu santo Hijo, no te desconoceré. 7 Tu Voz me dirige, y veo que el camino que conduce a Ti está finalmente libre y despejado. 8 Padre, mi libertad está únicamente en Ti. 9 Padre, mi voluntad es regresar.
L321.2 10 Hoy respondemos por el mundo, el cual será liberado3 conjuntamente con nosotros. 11 ¡Qué alegría encontrar nuestra libertad por el inequívoco camino que Nuestro Padre ha señalado4! 12 ¡Y cuán segura es la salvación del mundo entero, cuando nos damos cuenta de que nuestra libertad sólo puede encontrarse en Dios!
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1 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
2 … por medio del Espíritu Santo en mi espíritu, que es la parte de mi mente que todavía se puede comunicar Contigo por medio del Espíritu Santo…
3 … en nuestra mentes,
4 … aceptando el Redimir cada uno para uno mismo; dejando de juzgar; perdonando y extendiendo los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo…
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 30
EL NUEVO COMIENZO
T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR pár 70-81
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T30.7 [70] 1 Enfadarse nunca está justificado. 2 Atacar no tiene un verdadero basamento. 3 A partir de aquí se comienza a escapar del miedo1, que llegará algún día a completarse. 4 Con esto, se da el mundo real2 a cambio de los sueños de terror. 5 Pues sobre esto descansa el proceso de perdonar3, lo cual es algo realmente natural. 6 No se te pide que perdones a lo que piensas que merece ser atacado, lo cual, además, estaría justificado. 7 Pues eso querría decir que perdonas un pecado4 pasando por alto lo que realmente se encuentra ahí5. 8 Eso no es perdonar, 9 ya que supondría que, al reaccionar de manera injustificada, tu perdón se convierte en respuesta al ataque que ha sido perpetrado. 10 Y perdonar así es inapropiado, al concederlo donde no era debido.
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1 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
2 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
3 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
4 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
5 … un pedido de ayuda…
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T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
pár 71
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T30.7 [71] 11 En cambio, perdonar siempre está justificado, 12 porque su base es sólida. 13 Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. 14 La salvación6 no reside en pedir que se responda de una manera no natural que sería inapropiada para lo que7 es real. 15 En lugar de eso, sólo te pide que respondas apropiadamente a lo que no es real8, no percibiendo lo que realmente no ha ocurrido9. 16 Si el perdón fuese injustificado, se te estaría pidiendo que sacrificaras tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. 17 Pero lo que se te pide es que simplemente consideres el perdón como respuesta natural a la zozobra basada en el error10, la cual, por eso, clama por ayuda. 18 El perdón es la única respuesta cuerda11, 19 pues impide que tus derechos sean sacrificados.
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6 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
7 … se piensa, percibe y actúa con el ego que ,
8 … según el Espíritu Santo,
9 … en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
10 … de la separación,
11 … de acuerdo al sistema de pensamiento del Espíritu Santo
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T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
pár 72-73
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T30.7 [72] 20 Esta comprensión es el único cambio que va a permitir al mundo real emerger para ocupar el lugar de los sueños de terror. 21 El miedo no puede surgir a menos que se justifique atacar; y si esto tuviese una base real, el perdón no tendría ninguna. 22 El mundo real se alcanza cuando percibes que la base del perdón es completamente real y que, por consiguiente, perdonar se justifica plenamente. 23 Pero mientras lo consideres como un regalo inmerecido, el proceso de perdonar tendrá que ratificar la culpa12 que quisieras "perdonar". 24 Perdonar injustificadamente es atacar. 25 Y eso es todo lo que el mundo puede ofrecer. 26 Puede que algunas veces perdone a los "pecadores", pero sigue consciente de que han pecado. 27 Y, así, no merecen el perdón que les concede el mundo.
T30.7 [73] 28 Éste es el falso perdón que el mundo utiliza para mantener viva la sensación de pecado. 29 Y si se considera que Dios es justo, parece imposible que Su perdón pueda ser real. 30 De este modo, el miedo a Dios13 es el resultado inevitable de considerar el perdón como algo inmerecido. 31 Nadie que se considere a sí mismo culpable puede evitar el miedo a Dios. 32 Pero se salva de este dilema si logra perdonar realmente. 33 La mente tiene necesariamente que pensar sobre su Creador tal como se ve a sí misma. 34 Si puedes ver que tu hermano merece tu perdón, habrás aprendido que ser perdonado es tanto tu derecho como el suyo. 35 Además, no seguirás pensando que Dios te tiene reservado un juicio temible que tu hermano no se merece. 36 Pues la Verdad es que no puedes merecer ni más ni menos que él.
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12 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
13 … al Dios caprichoso y castigador de la Biblia
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T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
pár 74-75
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T30.7 [74] 37 Todo perdón que se considere merecido curará, 38 pues dará al milagro la fuerza para pasar por alto las ilusiones. 39 Así es como aprendes que tú también tienes que ser perdonado. 40 No hay ninguna apariencia que no pueda pasarse por alto. 41 Pues, si la hubiera, sería necesario que primero hubiese algún pecado que estuviese más allá de todo perdón. 42 Tendría que haber algún error que fuese más que eso: una forma especial de error que se mantuviese inmutable, eterno, y situado más allá de cualquier posibilidad de corrección o escape. 43 Tendría que haber un error capaz de deshacer la Creación14, y de hacer un mundo que pudiese reemplazarla, y así, destruir la Voluntad de Dios15. 44 Sólo si esto fuese posible, podrían existir algunas apariencias capaces de ser inmunes al milagro16 y de no curarse por medio de él.
T30.7 [75] 45 No hay prueba más contundente de que deseas la idolatría, que creer que hay algunas clases de enfermedad17 y de falta de alegría que el perdón no puede curar. 46 Esto quiere decir que prefieres conservar algunos ídolos, y que todavía no estás preparado para abandonarlos todos. 47 Y, así, piensas que algunas apariencias son reales en vez de pensar que no lo son en absoluto. 48 No te dejes engañar con respecto al significado de la creencia que tienes fijada en ti según la cual algunas apariencias son más difíciles de pasar por alto que otras. 49 Esto siempre quiere decir que piensas que el perdón tiene sus límites. 50 En ese caso, te habrías fijado la meta de perdonar parcialmente y de escapar de la culpa sólo en parte. 51 ¿Qué otra cosa es esto sino un falso perdonar tanto para ti como para cada uno de los que parecen estar separados de ti?
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14 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
15 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
16 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
17 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
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T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
pár 76
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T30.7 [76] 52 Tiene que ser verdad que el milagro, o cura toda clase de enfermedad o, de lo contrario, no puede curar18 en absoluto. 53 Su propósito no puede ser juzgar cuáles formas son reales, y cuáles apariencias son verdaderas. 54 Si se tuviese que excluir una sola apariencia de la curación19, habría una ilusión que formaría parte de la Verdad20. 55 Y, entonces, no podrías escapar totalmente de la culpa, sino sólo en parte. 56 Es indispensable que perdones al Hijo de Dios totalmente. 57 De lo contrario, conservarás una imagen de ti mismo que no es completa, y seguirás temiendo mirar en tu fuero interno, y encontrar allí tu liberación de cada ídolo. 58 La salvación descansa sobre la fe21 de que es imposible que haya algunas clases de culpa que tú no puedas perdonar. 59 Por consiguiente, no hay apariencias que hayan reemplazado la Verdad con respecto al Hijo de Dios.
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18 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
19 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
20 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haberlo visto con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29
21 Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
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T30.7 LA JUSTIFICACIÓN
PARA PERDONAR
pár 77-81
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T30.7 [77] 60 Mira a tu hermano con la disposición de verlo como realmente es. 61 Y no excluyas ninguna parte de él de tu disposición a verlo curado. 62 Curar es unir las partes en un todo. 63 Y a lo que está unido en un todo no le pueden faltar partes que se hayan dejado fuera. 64 Perdonar consiste en reconocer esto, y en alegrarnos de que no haya ninguna forma de enfermedad22 que el milagro no tenga el poder de curar.
T30.7 [78] 65 El Hijo de Dios es perfecto, ya que de otro modo no podría ser el Hijo de Dios. 66 Y no lo podrás conocer23 mientras creas que no merezca escaparse de la culpa en todas sus manifestaciones y consecuencias.
T30.7 [79] 67 Si quieres conocer la Verdad sobre ti mismo, no hay otra manera de pensar en él que ésta: 68 Te doy las gracias, Padre, por Tu perfecto Hijo, pues en su gloria veré la mía.
T30.7 [80] 69 He aquí la alegre afirmación de que no hay ninguna forma de mal que pueda prevalecer sobre la Voluntad de Dios; el feliz reconocimiento de que la culpa no ha triunfado gracias a tu deseo de hacer que las ilusiones sean reales. 70 ¿Y acaso no es esto otra cosa que una sencilla afirmación de la Verdad?
T30.7 [81] 71 Mira a tu hermano con esta esperanza en ti, y comprenderás que realmente no pudo haber cometido un error que hiciese cambiar la Verdad en él. 72 No es difícil pasar por alto errores a los que no se les han atribuido efectos. 73 Pero lo que veas como si tuviese el poder de hacer un ídolo del Hijo de Dios, no lo podrás perdonar. 74 En este caso, tu hermano se habrá convertido para ti en una imagen sepulcral, y un signo de muerte. 75 ¿Es esto tu salvador? 76 ¿Estará su Padre equivocado con respecto a Su Hijo? 77 ¿O, más bien, no te estarás engañando a ti mismo con respecto al que se te dio para curar, a fin de que te pudieras salvar y liberar24?
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22 … de la separación
23 … en tu mente, en tu fuero interno, en tu corazón…
24 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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