"Has venido con un solo propósito: que ambos se den cuenta de que se aman mutuamente con un amor fraternal."
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T31.2 [24] 74 Un solo instante sin tus viejas ideas acerca de quién es tu apreciable Compañero18 y de lo que él te debería estar pidiendo, bastará para que esto suceda. 75 Así percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo. 76 En efecto, él pide lo que tú realmente quieres para ti, y necesita lo mismo que tú. 77 Tal vez, en su caso, esto se manifieste de forma diferente, pero no es a la forma a lo que respondes. 78 Él pide y tú recibes, pues has venido con un solo propósito: que ambos se den cuenta de que se aman mutuamente con un amor fraternal; 79 y que —en cuanto que es tu hermano— su Padre tiene que ser necesariamente el mismo que el Tuyo, ya que él es igual a ti19.
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UCSM TEXTO
CH 31 LA SENCILLEZ
DE LA SALVACIÓN
T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN? pár 1-5
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LTe.11 (-L321).1 1 La Creación1 es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y en todas partes, sin límite alguno2. 2 Sólo el Amor3 crea, y Lo hace únicamente a Su Semejanza. 3 Nunca hubo un tiempo en el que Todo Lo Que Él creó no existiese. 4 Ni nunca habrá un tiempo en que alguna de las Cosas4 que creó sufra dolor alguno. 5 Por siempre y para siempre, los Pensamientos de Dios son exactamente como fueron y como son: inalterados, tanto a lo largo del tiempo como después de que éste se haya acabado.
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1 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (- L321)
2 … a los efectos de nuestras mentes todavía individuales, es decir, todavía separadas, ya que sólo hay una Mente: La de Dios; y un solo Pensamiento: Su único Hijo que realmente somos todos nosotros, todas nuestras Almas perfectas y eternas Una en el Alma única perfecta y eterna del único Hijo de Dios…
3 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
4 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 2
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LTe.11 (-L321).2 6 Los Pensamientos de Dios poseen todo el Poder de Su Creador. 7 Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 8 Y así, Su Hijo participa en la Creación y, por lo tanto, tiene necesariamente que participar en el Poder5 de crear. 9 Lo que Dios ha dispuesto que sea eternamente Uno con Él, seguirá siendo Uno con Él cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a lo largo del tiempo, sino que seguirá siendo Tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo6.
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5 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
6 T27.9 [82] 37 En la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. 38 A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales... tales como, entre otros, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos. Por consiguiente, la mente del Hijo separado —nuestra mente de ego— es la causante de todo lo que está y sucede en el tiempo y espacio…
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 3
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LTe.11 (-L321).3 10 La Creación es lo opuesto a todas las ilusiones7, porque la Creación es la Verdad8. 11 La Creación es el santo Hijo de Dios, pues al crearlo, la Voluntad de Dios se completa en cada Aspecto9, al hacer que cada Parte10 contenga realmente la Totalidad. 12 La Unicidad11 de la Creación está garantizada en cuanto a ser eternamente inviolable, y estar eternamente contenida en Su santa Voluntad más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de alguna mancha sobre Su Impecabilidad. 13 Nosotros, los Hijos de Dios, somos realmente la Creación.
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7 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
8 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
9 … cada Hijo separado
10 … cada Hijo separado que cree que es una individualidad más…
11 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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P A R T E 2
¿Qué es la CREACIÓN?
pár 4-5
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LTe.11 (-L321).4 14 Parece que nos diferenciamos unos de otros y que no somos conscientes de Nuestra eterna Unicidad con Él. 15 Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 16 pues el Amor sigue acompañando a todos Sus Pensamientos, y Su Certeza es la de ellos. 17 El recuerdo de Dios12 se encuentra en nuestras santas mentes, las cuales saben de Su Unicidad y de Su Unión con Su Creador. 18 Que nuestra función sea únicamente permitir el regreso de este recuerdo, únicamente que la Voluntad de Dios se haga en la tierra, únicamente para que recobremos nuestra cordura13 y para que seamos sólo tal como Dios nos creó realmente.
LTe.11 (-L321).5 19 Nuestro Padre nos llama. 20 Oímos Su Voz y perdonamos el reflejo aquí de la Creación en Nombre de Su Creador, la Santidad14 Misma, Cuya santidad Su propia Creación comparte con Él; Cuya Santidad todavía sigue formando parte de nosotros.
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12 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
13 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
14 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 327
Si Te llamo,
Tú me contestarás.
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L327.1 1 No se me pide que acepte la salvación sobre la base de una fe ciega. 2 Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que Él Mismo me contestará1. 3 Aprenderé de mi experiencia que esto es cierto y la fe en Él habrá de llegarme. 4 Ésa es la fe2 que perdura y que me llevará lejos y cada vez más lejos por el camino que conduce a Él. 5 Pues así estaré seguro de que no me ha abandonado, de que aún me ama y de que sólo espera que yo Lo llame para proporcionarme toda la ayuda que necesito para poder llegar a Él.
L327.2 6 Padre, Te doy gracias porque Tus promesas nunca dejarán de cumplirse en mi experiencia, si tan solo pruebo aplicarlas. 7 Por consiguiente, déjame intentar aplicarlas sin juzgarlas. 8 Tu Palabra es Una Contigo. 9 Tú provees los medios por los cuales nos llega la convicción y con ella, finalmente, hacemos nuestra la seguridad de Tu eterno Amor.
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1 … por medio del Espíritu Santo en mi espíritu, que es la parte de mi mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo, por medio de los impulsos amorosos de compasión, caridad, compartir y amistad desinteresados
2 Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 31
LA SENCILLEZ
DE LA SALVACIÓN
T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO pár 13-25
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T31.2 [13] 1 Una antigua lección1 no se supera contraponiendo lo nuevo con lo viejo. 2 No hay que vencerla para que se conozca la Verdad2, ni combatirla para luego rendirse ante el atractivo de la Verdad. 3 No hay que preparar ninguna batalla: no hay que dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer planes para implantar lo nuevo. 4 Hay una antigua batalla que se está librando contra la Verdad, pero la Verdad no responde. 5 ¿Quién podrá ser herido en semejante batalla, a no ser que se hiera a sí mismo? 6 En verdad3, él no tiene enemigos. 7 Y, ¿acaso podrían los sueños asaltarlo realmente4?
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1 "El Hijo de Dios es culpable" Ver T31.1 [4] 30 y T31.1 [7] 43
2 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
3 … en Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2 …que es donde verdaderamente estamos todos como Almas perfectas y eternas, Una en el Alma única del único Hijo de Dios,
4 … en el Cielo, que con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 14
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T31.2 [14] 8 Repasemos nuevamente lo que parece interponerse5 entre tú y lo que realmente eres, según la Verdad. 9 Porque, para superar este obstáculo, hay que dar ciertos pasos. 10 El primero es una decisión que tú debes tomar6. 11 Pero de ahí en adelante, la Verdad te será dada. 12 Querrás establecer lo que es la Verdad, 13 y debido a este deseo, cada vez que pienses que tienes que tomar una decisión sobre cualquier cosa, establecerás dos alternativas entre las cuales escoger. 14 Ninguna de ellas es verdadera, 15 ni tampoco son diferentes entre sí7. 16 No obstante, debemos examinar las dos, antes de que puedas mirar más allá de ellas a la única alternativa que sí constituye una decisión diferente a las otras dos. 17 Pero no la busques en los sueños, sueños que hiciste con el propósito de que esto te fuese ocultado.
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5 … en tu mente
6 … aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, T25 [86-87], L139, M28
7 … siendo ambas ilusiones porque suceden aquí,
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 15-16
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T31.2 [15] 18 La alternativa entre las dos que quieres escoger no constituye una decisión y, además, tan sólo da la impresión de ser una decisión de libre albedrío pues —en cualquiera de los dos casos— el resultado será el mismo. 19 Por consiguiente, realmente no constituye una decisión en absoluto. 20 El líder y el seguidor emergen como papeles diferentes, y cada uno de ellos parece poseer ventajas que no quisieras perder. 21 Por tanto, en su fusión parecería haber esperanzas de satisfacción y de paz. 22 Te ves a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido por siempre entre los dos. 23 Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para ayudarte a que te salves de esto.
T31.2 [16] 24 Tal vez lo llames amor, 25 o tal vez pienses que es un asesinato que finalmente se justifica. 26 Odias al que asignaste el papel de líder cuando tú lo querías para ti, e igualmente lo odias cuando no lo asume en aquellas ocasiones en que quieres permitir que emerja el seguidor que hay en ti, abandonando así tu papel de líder. 27 Y para esto hiciste a tu hermano y aprendiste a pensar que ése era su propósito. 28 A menos que lo cumpla, no habrá llenado la función que le habías asignado. 29 Y, por consiguiente, merecerá la muerte, puesto que ya no tiene ningún propósito ni ofrece ninguna utilidad para ti.
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 17-20
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T31.2 [17] 30 ¿Y él? 31 ¿Qué espera de ti? 32 ¿Qué podría querer que no fuese lo mismo que tú quieres de él? 33 En esto es tan fácil optar por la Vida como por la muerte, pues lo que decidas para ti, lo estás decidiendo igualmente para él. 34 Dos exigencias le haces, igual que él a ti. 35 Entre estas dos exigencias hay que escoger, porque de cada una de ellas se va a derivar un resultado distinto. 36 Que él sea líder o seguidor en cuanto a ti se refiere, no tiene importancia, porque en cualquiera de los dos casos, te has decidido por la muerte. 37 Pero si él pide la muerte o busca la Vida, si decide odiar o perdonar y pedir ayuda, el resultado no será el mismo. 38 Si escuchas las primeras, te separarás de él y estarás perdido. 39 Pero si acoges las segundas, te unirás a él y, en tu respuesta, hallarás la salvación8. 40 La voz que oyes en él, no es otra que la tuya. 41 ¿Qué es lo que él te pide? 42 ¡Escucha atentamente!, 43 pues te está pidiendo lo que te ha de llegar a ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de ti mismo9, y lo que estás oyendo es tu voz pidiendo lo que tú realmente quieres.
T31.2 [18] 44 Antes de contestar, haz una pausa y piensa en lo siguiente:
T31.2 [19] 45 La respuesta que dé a mi hermano es la que quiero para mí. 46 Y lo que aprenda de él, es lo que aprenderé acerca de mí mismo.
T31.2 [20] 47 Luego, nos tomamos un instante y nos aquietamos, olvidando todo lo que creímos haber oído y acordándonos de lo mucho que no sabemos10. 48 Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a nuestro lado, por el mismo camino que el nuestro. 49 Es como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que queremos según se lo permitimos. 50 No hacemos ningún progreso que él no haga con nosotros, y nos retrasamos si él no progresa. 51 No tomes su mano con ira, sino con Amor, pues su progreso, lo vas a contar como el tuyo propio. 52 Y, al caminar, se van a separar a menos que lo mantengas a salvo caminando a tu lado.
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8 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
9 … como Cristo,
10 … nadie ha regresado de la muerte para contar su historia; a Dios, nadie lo ha visto jamás (Juan, 1,18); no sabemos de dónde nos llegan los pensamientos que procesan nuestros cerebros; a menos de recibir una revelación, la única experiencia que tenemos de que tal vez seamos algo más que un cuerpo dotado de un cerebro, son los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente y que contradicen las leyes de evolución y escasez que rigen que cada uno debe tratar por todos los medios de sobrevivir de la mejor y más larga manera posible, así como de agarrar lo que se pueda de las escasas y transitorias cosas "buenas" que ofrece este mundo.
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 21-22
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T31.2 [21] 53 Puesto que él es tu igual en el Amor de Dios11, te salvarás de todas las apariencias, y contestarás al Cristo12 Que te llama. 54 Aquiétate y escucha. 55 Despeja tu mente de antiguos pensamientos. 56 Olvida las funestas lecciones que aprendiste sobre este Hijo de Dios que te llama. 57 Cristo llama a todos con igual cariño, sin ver líderes ni seguidores, y oyendo una única Respuesta para todos ellos. 58 Puesto que Él solo oye una Voz, no puede oír una respuesta diferente de la que dio cuando Dios Lo nombró Su único Hijo.
T31.2 [22] 59 Aquiétate bien por un instante. 60 Ven sin ninguno de los pensamientos que alguna vez aprendiste, y deja a un lado todas las imágenes que hiciste. 61 Lo viejo se derrumbará13 ante lo nuevo, sin que te le opongas o lo apoyes. 62 Ninguna de las cosas que pensabas que eran valiosas, y que requerían de tu cuidado, serán atacadas. 63 Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que realmente nunca se hizo. 64 Nada te hará daño en este santo lugar, donde vienes a escuchar en silencio y a aprender que lo que realmente quieres es la Verdad. 65 No se te pedirá que aprendas más que esto. 66 Pero, a medida que lo escuches, comprenderás que lo único que tienes que hacer es desprenderte de los pensamientos que realmente no querías, y que nunca fueron verdaderos.
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11 … ya que su Alma perfecta y eterna es idéntica a La tuya y a Las de todos los demás que fueron, son y serán, todas las Almas Una en el Alma única del único Hijo de Dios que cada uno realmente es…
12 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que resuelve el proceso de extender el milagro: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas unificadas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
13 … en tu mente
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 23
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T31.2 [23] 67 Perdona14 a tu hermano por todo lo que aparenta ser, lo cual proviene de las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo acerca del pecado15 en ti. 68 Oye únicamente su pedido de clemencia y de liberación de todas las imágenes de miedo16 que guarda sobre lo que es, y sobre lo que tú tienes necesariamente que ser. 69 Él teme caminar a tu lado, y cree que tal vez si camina un poco más atrás o un poco más adelante de ti, estará en una posición más segura. 70 ¿Cómo vas a progresar si piensas lo mismo que él, avanzando sólo cuando él se rezaga y rezagándote cuando él se adelanta? 71 Al hacer esto, estás olvidando la meta del viaje17, que no es otra que decidir caminar conjuntamente con él, de manera que ninguno lidere o se quede atrás. 72 Por consiguiente, es un camino por el que andan juntos, y no solos, cada uno por su lado. 73 Y mediante esta decisión, el resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo habrá vuelto a nacer para ambos.
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14 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
15 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
16 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
17 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
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T31.2 LA ILUSIÓN DE
UN ENEMIGO
pár 24-25
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T31.2 [24] 74 Un solo instante sin tus viejas ideas acerca de quién es tu apreciable Compañero18 y de lo que él te debería estar pidiendo, bastará para que esto suceda. 75 Así percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo. 76 En efecto, él pide lo que tú realmente quieres para ti, y necesita lo mismo que tú. 77 Tal vez, en su caso, esto se manifieste de forma diferente, pero no es a la forma a lo que respondes. 78 Él pide y tú recibes, pues has venido con un solo propósito: que ambos se den cuenta de que se aman mutuamente con un amor fraternal; 79 y que —en cuanto que es tu hermano— su Padre tiene que ser necesariamente el mismo que el Tuyo, ya que él es igual a ti19.
T31.2 [25] 80 Juntos20, recordarán y aceptarán la herencia que les es común. 81 Pero solos21, cada uno por su cuenta, les será negada a ambos. 82 ¿Acaso no está claro que mientras sigas insistiendo ser líder o seguidor, pensarás que caminas solo, sin nadie a tu lado? 83 Ése es el camino que no conduce a ningún lado, pues la luz no te puede ser dada mientras camines solo, y así no puedes ver por donde andas. 84 Y esto produce confusión, además de una sensación de duda incesante en tanto que, solo y a oscuras, titubeas de un lado a otro. 85 No obstante, éstas no son sino apariencias de lo que es el viaje, y de cómo tiene que hacerse. 86 Pues a tu lado se encuentra Aquel Que ilumina tu camino, de modo que puedas dar cada paso en el camino con certeza y seguridad. 87 Tener los ojos vendados puede ciertamente cegarte, pero no puede hacer que el camino en sí se vuelva oscuro. 88 Y Aquel Que viaja contigo es quien lleva la Luz.
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18 … Cristo
19 … en la experiencia conjunta de Cristo.
20 … porque es en la experiencia de unión con el otro que uno advierte que también estamos unidos a todos los demás como uno, ya que en la Realidad, nuestras Almas todas iguales — ya que todas son perfectas y eternas— como Una en el Alma única del único Hijo de Dios que realmente cada uno de nosotros es,
21 … como individualidades separadas unas de otras en esta realidad del ego, la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio que hicimos y, en la que habitualmente pensamos, percibimos y actuamos con el ego.
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