¿Quiénes son los maestros de Dios?
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M.in.5 39 Éste es un manual para los maestros de Dios. 40 No son perfectos o, de lo contrario, no estarían aquí. 41 No obstante, su misión es volverse perfectos aquí; y por eso enseñan la perfección una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la han aprendido. 42 Y después, ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente de fuerza y de Verdad14 para siempre. 43 ¿Quiénes son? 44 ¿Cómo son escogidos? 45 ¿A qué se dedican? 46 ¿Cómo pueden resolver su propia salvación y la del mundo? 47 Este Manual trata de contestar esas preguntas.
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UCSM MANUAL
M.IN INTRODUCCIÓN
M1 ¿QUIÉNES SON LOS
MAESTROS DE DIOS?
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL EGO? pár 1-5
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LTe.12 (-L331).1 1 El ego no es otra cosa que idolatría: el signo de un yo limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a terminar su vida en la muerte. 2 Es la voluntad que ve a la Voluntad de Dios1 como un enemigo, y que adopta una forma en la cual Aquella es negada. 3 El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil y el Amor2 temible, de que la Vida3 es realmente muerte, y sólo lo que se opone a Dios es verdadero.
LTe.12 (-L331).2 4 El ego está demente. 5 Lleno de miedo4, se sitúa más allá de Lo que está en todas partes, apartado del Todo y separado del Infinito. 6 En su demencia, cree haber vencido a Dios Mismo, y en su terrible autonomía, "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 7 Sueña que lo están castigando, y tiembla ante las figuras que aparecen en sus sueños: son sus enemigos que andan tras él para matarlo, antes de que pueda asegurar su seguridad atacándolos primero.
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1 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
2 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
3 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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P A R T E 2
¿Qué es EL EGO?
pár 3-4
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LTe.12 (-L331).3 8 El Hijo de Dios no tiene ego. 9 ¿Qué puede saber él de locura5 y de la muerte de Dios, cuando mora en Dios? 10 ¿Qué puede saber él de penas y sufrimientos, cuando realmente vive en una eterna Alegría? 11 ¿Qué puede saber Él de miedos y sufrimientos, pecados y culpas, odios y ataques, cuando todo Lo que Le rodea realmente es una Paz sin fin y se encuentra eternamente libre de conflictos y de perturbaciones, en la tranquilidad y silencio más profundos?
LTe.12 (-L331).4 12 Conocer el reflejo aquí de la Realidad6 significa no ver7 al ego y sus pensamientos, obras, actos, leyes y creencias, sueños, esperanzas, planes para su salvación, y el costo que conlleva creer en él. 13 Cuando se sufre, el precio que hay que pagar8 por tener fe en el ego es tan inmenso que, a diario, en su oscuro santuario, se ofrece la crucifixión del Hijo de Dios9 y la sangre ha de correr sobre el altar, donde sus seguidores enfermos se preparan para morir.
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5 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
6 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
7 … como realmente reales…
8 … mentalmente en el fuero interno,
9 … "Padre, ¿por qué me has abandonado…?
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P A R T E 2
¿Qué es EL EGO?
pár 5
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LTe.12 (-L331).5 14 No obstante, una sola azucena de perdón10 cambiará la oscuridad en luz, y el altar de las ilusiones en el santuario de la Vida Misma11. 15 Y la paz será restituida para siempre a las santas mentes a las que Dios realmente creó como Su Hijo, Su Morada, Su Alegría, Su Amor; completamente Suyas, completamente Una con Él.
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10 … en tu mente pensando con el Espíritu Santo… Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego — hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
11 … de la parte "ego" de tu mente a la parte "espíritu"… En la separación, la mente del Hijo separado parece tener dos partes: el espíritu o mente acertada, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; y el ego o mente equivocada, que recibe constantemente de la fuente de la separación los impulsos existenciales que, al ser procesados —consciente o subconscientemente— por nuestro cerebro, da vida a nuestro cuerpo y nutre a nuestra razón, lógica y sentido común, de lo necesario para sobrevivir. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 336
El perdón me deja saber que
las mentes están unidas.
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L336.1 1 El perdón1 es el medio designado para terminar con la percepción. 2 El conocimiento2 es restituido después de que primero se haya modificado la percepción y luego, que ésta haya dado paso enteramente a lo que ha de estar eternamente más allá de su más elevado alcance. 3 Pues, en el mejor de los casos, lo que se ve y lo que se oye, tan sólo puede servir para evocar el recuerdo que yace tras todos ellos. 4 El perdón elimina completamente las distorsiones y abre el altar oculto a la Verdad. 5 Las azucenas del perdón resplandecen en la mente y la instan a regresar y a mirar en su fuero interno, para encontrar lo que en vano había buscado afuera. 6 Pues ahí y sólo ahí, se restaura la paz interior, pues es la morada de Dios Mismo.
L336.2 7 Padre, que en la quietud, el perdón elimine completamente mis sueños de separación y de pecado. 8 Luego, permíteme mirar en mi fuero interno y descubrir que has cumplido Tu promesa de que realmente estoy libre de pecado; que Tu Palabra permanece inalterada en mi mente y que Tu Amor sigue morando en mi corazón.
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (- 351)
2 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.IN INTRODUCCIÓN pár 1-5
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M.in.1 1 El rol de enseñar y aprender está, de hecho, invertido en el pensar del mundo. 2 Esta inversión es típica. 3 Parece como si el maestro y el estudiante estuviesen separados, y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí mismo. 4 Es más, se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica solo una pequeña proporción de su tiempo. 5 En cambio, el Curso enfatiza que enseñar es aprender1 y, por consiguiente, que maestro y alumno son lo mismo. 6 También enfatiza que enseñar es un proceso continuo: tiene lugar en cada momento del día, y continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas de sueño.
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1 ... porque lo único que realmente puedes enseñar es Amor y lo único que puedes recibir es igualmente Amor, ya que tú, el otro, y todos los demás, realmente son Almas perfectas y eternas, Uno en Cristo, el único Hijo de Dios, que es Uno con Dios, Su padre, en la eterna Unicidad, Donde sólo se conoce el Amor, y la paz y alegría que Éste trae consigo. Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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M.in.2 7 Enseñar es demostrar, 8 pues existen solamente dos sistemas de pensamiento2, y tú estás demostrando todo el tiempo que crees que uno u otro es verdadero. 9 De tu demostración aprenden otros, al igual que tú. 10 La cuestión no es si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible. 11 Podría decirse que el propósito del Curso es proporcionarte los medios para que, en base a lo que quieras aprender, escojas lo que quieres enseñar; 12 aunque, realmente no puedes dar nada a otro3, y esto lo aprendes enseñando4. 13 En efecto, enseñar no es otra cosa que convocar testigos para que den fe de lo que tú crees. 14 Es un método para convertir, 15 que no se realiza sólo con palabras. 16 Toda situación tiene que ser para ti una oportunidad para enseñarles a otros lo que tú realmente eres5, y lo que ellos realmente son para ti6. 17 No tiene que ser más que eso, pero tampoco menos.
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2 ... el del ego y el del Espíritu Santo
3 …ya que realmente él es un Alma perfecta y eterna —igual que tú y todos los demás— Uno en Cristo. Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se unifican como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma (o Espíritu) desde el ego, ni nada del Alma (o Espíritu) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma (o Espíritu) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
4 …perdonando y extendiendo los milagros sugeridos por el Espíritu Santo: El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
5 …su hermano, con quien o quienes, por medio del perdón y de la extensión de milagros, ahora eres uno, reflejo aquí de Nuestra Realidad, en la Que todos somos Almas perfectas y eternas, Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre.
6 … tus hermanos, con quienes aquí eres uno en la visión de Cristo, reflejo de la eterna Unicidad en la que, repetimos, todos —como las Almas perfectas que realmente somos— somos uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Nuestro Padre y Creador.
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M.IN INTRODUCCIÓN
pár 3-4
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M.in.3 18 Por consiguiente, el programa de estudios que estableces7, estará determinado exclusivamente por lo que crees que eres y por la relación que crees que otros tienen contigo. 19 En la enseñanza tradicional, es posible que estas cuestiones no tengan nada que ver con lo que crees estar enseñando. 20 Sin embargo, es imposible no usar el contenido de cualquier situación en la que te encuentres en favor de lo que, de hecho, enseñas y, por tanto, de hecho, aprendes. 21 En relación con esto, el contenido verbal de lo que enseñas es bastante irrelevante. 22 Puede que coincida con ello, puede que no. 23 Es la enseñanza que yace tras lo que dices lo que te enseña. 24 Enseñar no hace sino reforzar lo que crees acerca de ti8. 25 Su propósito fundamental es disminuir tus dudas sobre ti mismo9. 26 Esto no quiere decir que el yo que estás tratando de proteger sea real. 27 Pero sí que el yo que consideras real, es el que enseñas.
M.in.4 28 Esto es inevitable. 29 No hay forma de escapar de ello. 30 ¿Cómo podría ser de otra manera? 31 Todo el que sigue las enseñanzas del mundo —y aquí cada uno las sigue hasta que cambia su forma de pensar— enseña únicamente para convencerse a sí mismo de que es lo que10 realmente no es. 32 En esto se encuentra el propósito del mundo. 33 Así que, ¿qué otro programa de estudios podría haber? 34 A esta situación de enseñanza restringida y sin esperanzas, que no enseña sino muerte y desesperanza, Dios11 envía a Sus maestros. 35 Y a medida que éstos enseñan las lecciones de alegría y esperanza de Dios, sus propios aprendizajes se completan finalmente.
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7 …pensando con el sistema de pensamiento del ego o con el del Espíritu Santo,
8 ... o eres un ego en la realidad de este mundo, regido por las leyes de la evolución y escasez; o realmente eres un Alma perfecta y eterna, Una con todas las demás Almas en la eterna Realidad de Dios y Su Hijo único, Quien es el otro, Quien eres tú, Quien somos todos sin excepción
9 Ti Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti mismo, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
10 … en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
11 … por medio del Espíritu Santo en sus espíritus
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M.in.5 36 Si no fuera por los maestros de Dios, habría muy pocas esperanzas de salvación12, pues el mundo del pecado13 parecería ser eternamente "real". 37 Los que se engañan a sí mismos tienen que engañar, ya que tienen que enseñar el engaño. 38 ¿Y qué otra cosa sino eso es el infierno? 39 Éste es un manual para los maestros de Dios. 40 No son perfectos o, de lo contrario, no estarían aquí. 41 No obstante, su misión es volverse perfectos aquí; y por eso enseñan la perfección una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la han aprendido. 42 Y después, ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente de fuerza y de Verdad14 para siempre. 43 ¿Quiénes son? 44 ¿Cómo son escogidos? 45 ¿A qué se dedican? 46 ¿Cómo pueden resolver su propia salvación y la del mundo? 47 Este Manual trata de contestar esas preguntas.
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12 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
13 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
14 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M1 ¿QUIÉNES SON LOS
MAESTROS DE DIOS? pár 1-4
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M1.1 1 Un maestro de Dios es todo aquel que decide serlo. 2 Sus cualificaciones consisten únicamente en esto: de alguna manera, y en algún lugar, ha decidido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de otro. 3 Una vez que lo ha hecho, su camino ha quedado establecido y su orientación es segura. 4 Una luz1 penetró en las tinieblas. 5 Tal vez sea una sola luz, pero con una basta. 6 El maestro de Dios hizo un acuerdo con Dios, aunque todavía no crea en Él. 7 Se convirtió en un portador de salvación. 8 Se ha convertido en un maestro de Dios.
M1.2 9 Los maestros de Dios proceden de todas partes del mundo. 10 y de todas las religiones, aunque algunos no pertenecen a ninguna. 11 Son los que han respondido. 12 El Llamamiento2 es universal, 13 y está activo en todo momento y en todas partes. 14 Este Llamamiento invita a los maestros a que hablen a favor de Él y a que rediman3 el mundo. 15 Muchos Lo oyen, pero muy pocos responden. 16 No obstante, es sólo cuestión de tiempo. 17 Al final, todos responderán, aunque ese final puede estar muy, muy lejos. 18 Por eso se estableció el plan de los maestros. 19 Su función es ahorrar tiempo. 20 Cada uno comienza como una sola luz, pero como el Llamamiento está en su centro, es una luz que no puede limitarse. 21 Y cada uno de ellos ahorra miles de años, tal como el mundo juzga el tiempo. 22 Pero para el Llamamiento en Sí, el tiempo no significa nada.
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1 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
2 El Llamamiento de Dios es la voz del Espíritu Santo en el nivel superior de tu subconsciente, que quiere avivar tu voluntad para que cures la separación que hay entre tú y tus hermanos y entre todos ustedes y Dios, renunciando a ella por medio del Redimir, hasta que tu mente nuevamente completa se reincorpore a crear, devolviendo a Dios Lo que es Suyo; es el llamamiento a regresar al pensar acertado, para que la Filiación se encamine a ser lo que nunca ha dejado de ser: todos, como las Almas eternas y perfectas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, y Uno con Él en Su eterna Unicidad. Ver T5.3 [16], [19] y [20], T5.4, T27.3 [18]
3 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
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M1 ¿QUIÉNES SON LOS
MAESTROS DE DIOS?
pár 3
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M1.3 23 Hay un curso para cada maestro de Dios. 24 La forma del curso varía considerablemente. 25 Igual sucede con los medios específicos de enseñanza que se emplean. 26 No obstante, el contenido de este Curso no cambia nunca. 27 Su tema central es siempre: "El Hijo de Dios es inocente, y en su inocencia radica su salvación". 28 Puede enseñarse mediante actos o pensamientos; con palabras o sin ellas; en cualquier lenguaje o en ninguno; en cualquier lugar, momento, o forma. 29 No importa lo que el maestro haya sido antes de oír el Llamamiento. 30 Se convierte en un salvador4 en el momento de haber respondido. 31 Ha visto a otro5 como a sí mismo. 32 Por lo tanto, ha encontrado su propia salvación y la salvación del mundo. 33 Con su renacer, renace el mundo.
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4 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
5 La llave del Curso y de la salvación es el otro, los demás, a quienes vas a perdonar, extender los milagros que te sugiera el Espíritu Santo, y con quienes vas a entablar relaciones santas. Ver 13.7 [62] La relación santa, aquí, es el reflejo de la Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
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M1 ¿QUIÉNES SON LOS
MAESTROS DE DIOS?
pár 4
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M1.4 34 Este manual está dedicado a un programa de estudios especial, dirigido a los maestros que enseñan esta forma particular del Curso que es universal. 35 Existen muchos miles de otras formas, todas con el mismo desenlace. 36 Esos maestros sencillamente ahorran tiempo. 37 No obstante, es sólo el tiempo el que transcurre con cansancio, y ahora, el mundo está muy cansado. 38 Está viejo, usado y sin esperanzas. 39 Nunca se puso en duda el desenlace, pues, ¿qué puede cambiar la Voluntad de Dios6? 40 Pero el tiempo, con sus ilusiones de cambio y muerte, agota al mundo y a todas las cosas que habitan en él. 41 No obstante, al tiempo le llegará su fin, y propiciarlo es la función de los maestros de Dios, 42 pues el tiempo está en sus manos. 43 Tal fue su decisión, y así se les ha concedido.
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6 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
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