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M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL ESPECIAL EN LA CURACIÓN?
M23.7 60 ¿Dejaría Dios a uno solo de Sus Hijos sin una ayuda muy presente en tiempos de tribulación, sin un salvador que Lo pueda simbolizar? 61 Aun así, necesitamos un programa de estudios polifacético, no porque existan diferencias en su contenido, sino porque los símbolos tienen que modificarse y cambiar para ajustarse a las diferentes necesidades. 62 Jesús ha venido a responder a las tuyas. 63 En él hallarás la Respuesta de Dios28. 64 Por consiguiente, enseña con él, pues él está contigo; él siempre está aquí.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2?
pár 1-5
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LTe.14 (-L351).1 1 Soy el Hijo de Dios, completo, curado y pleno de Completitud3, resplandeciendo en el reflejo de Su Amor. 2 En Mí, Su Creación es santificada y tiene garantizada Vida eterna. 3 En Mí, se perfecciona el Amor, el miedo4 es imposible y la alegría está establecida sin opuestos. 4 Soy el santo Hogar de Dios Mismo. 5 Soy el Cielo donde reside Su Amor. 6 Soy Su santa Impecabilidad5 Misma, pues en Mi Pureza mora la Suya Propia.
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (- 351)
2 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
3 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
5 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
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P A R T E 2
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2?
pár 2
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LTe.14 (-L351).2 7 Ahora, nuestra utilización de las palabras está llegando casi a su fin. 8 No obstante, durante los últimos días de este año que juntos, tú y yo, ofrecimos a Dios, descubrimos que compartimos un único propósito6. 9 Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy, tú también lo eres. 10 La Verdad de Lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 11 Sin embargo, aquí podemos saber cuál es nuestra función7, y de Ello pueden hablar las palabras y también enseñarlo, siempre que demos el ejemplo de las palabras que llevamos por dentro.
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6 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
7 Nuestra verdadera función es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompletitud. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
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P A R T E 2
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2?
pár 3
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LTe.14 (-L351).3 12 Somos los portadores de la salvación8. 13 Aceptamos cumplir nuestra parte como salvadores del mundo, el cual es redimido por haberlo perdonado conjuntamente. 14 Y, por consiguiente, éste, nuestro presente9, nos es dado a nosotros. 15 Miramos a todos como hermanos y percibimos todas las cosas como propicias y buenas. 16 No andamos tras una función que se encuentra más allá de las puertas del Cielo. 17 El conocimiento10 regresará cuando hayamos cumplido nuestra parte. 18 Lo único que ahora nos interesa es dar la bienvenida a la Verdad11.
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8 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
9 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
10 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
11 .. en nuestras mentes y corazones: La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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P A R T E 2
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2?
pár 4-5
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LTe.14 (-L351).4 19 Nuestros son los ojos por medio de los cuales la visión de Cristo12 ve a un mundo redimido de todo pensamiento de pecado13. 20 Nuestros son los oídos que oyen a la Voz que habla por Dios14 proclamar que el mundo está libre de pecado. 21 Nuestras son las mentes que se unen conjuntamente, a medida que bendecimos al mundo. 22 Y desde la unicidad que hemos logrado15, llamamos a todos nuestros hermanos para pedirles que compartan nuestra paz y que se sumen a nuestra alegría.
LTe.14 (-L351).5 23 Somos los santos mensajeros de Dios que hablan por Él y, al llevar Su Palabra a cada uno de los que Él nos ha enviado16, nos damos cuenta de que está impresa en nuestros corazones. 24 Y así, nuestras formas de pensar han cambiado con respecto al objetivo para el cual vinimos y al cual procuramos servir. 25 Llevamos buenas nuevas Al Hijo de Dios17 que pensaba que sufría. 26 Ahora está redimido. 27 Y cuando vea que las puertas del Cielo se abren de par en par ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
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12 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
13 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
14 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, el Pensamiento de Amor de Dios que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, el Espíritu Santo es, en la mente: el mediador que mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia el hombre; la motivación para: pensar con los milagros la decisión de curar la separación renunciando a ella; ser aquí el reflejo de las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en el Alma única del único Hijo de Dios. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
15 … el reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
16 … sobre todo por medio del ejemplo y actitudes…
17 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 360
Que la paz sea conmigo,
como santo Hijo de Dios que
realmente soy1. Que la paz sea con
mi hermano, que realmente
es Uno Conmigo2. Que el mundo
entero sea bendecido con
paz por medio de nosotros.
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L360 1 Padre, quiero dar Tu paz por haberla recibido de Ti. 2 Soy Tu Hijo, eternamente Tal como Me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen eternamente tranquilos e imperturbados en Mí3. 3 Quiero alcanzarlos en silencio y con certeza, pues la certeza no se consigue en ninguna otra parte. 4 Que la paz sea conmigo y con el mundo entero. 5 En Santidad4 fuimos creados y en Santidad permanecemos. 6 Tu Hijo, al igual que Tú, está perfectamente libre de pecado. 7 Y con este pensamiento decimos alegremente "Amén".
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1 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
2 La experiencia de Cristo, aquí, en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
3 Mí, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna, Que es Una con todas las demás Almas que son igualmente perfectas y eternas, Que realmente somos todos —los que fueron, son y serán— Almas que son Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula. mí, cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo, el Hijo único de Dios; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas de esta manera con él.
4 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL
ESPECIAL EN LA CURACIÓN? pár 1-7
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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M23.1 1 Los dones1, de Dios rara vez pueden recibirse directamente. 2 Aun los maestros de Dios más avanzados sucumben a las tentaciones de este mundo. 3 ¿Acaso sería justo que a sus alumnos se les negara la curación2 por esa razón? 4 La Biblia dice: "Pide en nombre de Jesucristo". 5 ¿Es esto una simple invocación a la magia3? 6 Un nombre no cura, ni tampoco puede una invocación generar ningún poder especial. 7 ¿Qué quiere decir pedir a Jesucristo? 8 ¿Qué es lo que confiere el invocar su nombre? 9 ¿Por qué pedirle forma parte de la curación?
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1 El reflejo aquí de los Dones eternos de Dios de crear o amar, paz y Alegría,
2 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
3 La magia, según el Curso y cuando pensamos con el ego, es todo lo que percibimos por medio de nuestros sentidos y que tratamos de comprender mediante nuestra razón, lógica y sentido común. Pero esa realidad tiene que ser irreal, simplemente porque un Dios de Amor no la pudo haber creado. En efecto, el Curso añade que Dios, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, creó únicamente nuestras Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo único. No creó nada más. Por tanto, si queremos creer en un Dios perfecto y eterno, también tendremos que creer no sólo que lo que percibimos aquí tiene que ser magia o ilusión, sino que, lo que vivimos internamente durante algunos instantes santos en el mundo real al experimentar a Cristo en el otro, es el reflejo aquí de Nuestra verdadera y eterna Realidad. Ver T1.1.14 [14], T2.3 [62], T23.3 [30]
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M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL
ESPECIAL EN LA CURACIÓN?
pár 2
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M23.2 10 Hemos dicho repetidamente que alguien que haya aceptado perfectamente el Redimir para sí mismo4 puede curar5 el mundo. 11 De hecho, ya lo hizo6. 12 La tentación podrá volver a acosar a otros, pero a Éste Que es Uno7, nunca más. 13 Él se ha convertido en el Hijo resucitado8 de Dios. 14 Ha vencido a la muerte porque ha aceptado la Vida9. 15 Se reconoció a sí mismo tal como Dios Lo creó10 y, al hacerlo, reconoció que toda cosa viviente11 forma realmente parte de él12. 16 Ahora su poder es ilimitado, porque es13 el Poder de Dios14. 17 De esta manera, su nombre se ha convertido en el nombre de Dios, pues ya no se considera a sí mismo separado de Él.
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4 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
5 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
6 … Jesucristo
7… Jesús como Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
8 La resurrección 1) es vencer o triunfar sobre la muerte; 2) es un redespertar o renacer; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo 3) es aceptar la interpretación del Espíritu Santo sobre el propósito del mundo; 4) es aceptar el Redimir para uno mismo; 5) es el fin de los sueños de aflicción y la alegre concienciación del sueño final del Espíritu Santo; 6) es reconocer los dones de Dios; 7) es el sueño en el que el cuerpo funciona perfectamente, al no tener otra función que servir de medio de comunicación; 8) es la experiencia del mundo real con la que concluye el aprendizaje, pues con la resurrección, éste no sólo termina, sino que es superado; 9) es la invitación a Dios para que dé el paso final; 10) es renunciar a todos los demás propósitos, intereses, deseos, y preocupaciones; 12) es el deseo único del Hijo de estar arropado por Su Padre. Ver las Definiciones en el Glosario y T20, M28.
9 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
10 … Su Hijo único: El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
11 Las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
12 … como Cristo, en Quien todos somos realmente Uno…
13 … el reflejo aquí de…
14 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
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M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL
ESPECIAL EN LA CURACIÓN?
pár 3-4
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M23.3 18 ¿Qué quiere decir esto para ti? 19 Quiere decir que, cuando recuerdas a Jesús15, estás recordando a Dios16. 20 Toda la relación del Hijo con el Padre radica en él. 21 Su papel en la Filiación también es el tuyo, y el haber completado su aprendizaje garantiza tu propio éxito. 22 ¿Está él aún disponible para venir en tu ayuda? 23 ¿Qué dijo al respecto? 24 Recuerda sus promesas y pregúntate sinceramente si sería factible que las incumpliese. 25 ¿Puede Dios fallarle a Su Hijo? 26 ¿Y puede uno que es realmente Uno con Dios ser distinto de Él? 27 El que transciende17 el cuerpo ha trascendido toda limitación18. 28 ¿Acaso el más grande de los maestros no va a estar disponible para aquellos que lo siguen?
M23.4 29 El nombre de Jesucristo, como tal, no es más que un símbolo. 30 Pero representa un Amor19 que no es de este mundo. 31 Es un símbolo que se puede usar sin riesgo para reemplazar a los innumerables nombres de todos los dioses a quienes oras. 32 Constituye el símbolo resplandeciente de la Palabra de Dios20, tan próximo a lo que representa, que el ínfimo espacio que hay entre ellos desaparece en el momento en que se evoca su nombre. 33 Recordar el nombre de Jesucristo es dar gracias por todos los dones que Dios te ha dado. 34 Y la gratitud hacia Dios se convierte en la manera de recordarlo, pues el Amor21 no puede estar muy lejos de una mente y un corazón agradecidos. 35 Dios entra fácilmente, porque éstas son las verdaderas condiciones que hacen posible tu regreso a Casa22.
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15 … como Cristo
16 … ya que Dios es Uno con Su Hijo único en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
17 … en su mente
18 … espiritual, mientras el cuerpo siga existiendo aquí…
19 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
20 La Palabra de Dios es sinónimo de la "Voz que habla por Dios" y de la "Voz de Dios", Que es el Espíritu Santo.
21 … por el otro u otra, por los demás…
22 Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de nuestro cuerpo. Ver T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
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M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL
ESPECIAL EN LA CURACIÓN?
pár 5
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M23.5 36 Jesús señaló el camino. 37 ¿Por qué no habrías de estarle agradecido? 38 Te ha pedido Amor, pero solamente para retornártelo. 39 Tú no te quieres a ti mismo. 40 Pero a sus ojos, tu encanto es tan completo y sin fallas que ve en él una imagen de su Padre. 41 Tú te conviertes en el símbolo de su Padre aquí en la tierra. 42 Él tiene puestas sus esperanzas en ti, porque en23 ti24, no ve límites, ni mancha alguna que opaque tu hermosa perfección25. 43 En sus ojos, la visión de Cristo resplandece con perfecta constancia. 44 Él se ha quedado a tu lado. 45 ¿No estarías dispuesto a aprender la lección de la salvación26 por medio de su enseñanza? 46 ¿Por qué vas a decidir volver a empezar de nuevo, cuando él ya recorrió la jornada por ti?
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23 … el reflejo de
24 … como Cristo, el Hijo de Dios,
25 … que es el reflejo aquí de Tu Perfección eterna
26 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
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M.23 ¿JUEGA JESÚS UN PAPEL
ESPECIAL EN LA CURACIÓN?
pár 6-7
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M23.6 47 Nadie en la tierra puede captar plenamente lo que es el Cielo, ni cuál es el verdadero significado27 de Su único Creador. 48 Sin embargo, tenemos testigos. 49 Es a ellos a quienes la sabiduría debería acudir. 50 Hubo aquellos cuyo conocimiento sobrepasó con mucho lo que nosotros podemos aprender. 51 Tampoco queremos enseñar las limitaciones que nos hemos impuesto. 52 Ninguno que se haya convertido en un verdadero y dedicado maestro de Dios olvida a sus hermanos. 53 No obstante, lo que les puede ofrecer se ve limitado por lo que él mismo aprende. 54 Por consiguiente, dirígete hacia uno que dejó de lado todo límite, y fue más allá del más lejano alcance del aprendizaje. 55 Él te llevará con él, pues no llegó hasta allí solo. 56 Y cuando eso sucedió, tú estabas realmente con él, tal como lo estás ahora.
M23.7 57 Este Curso ha venido de él, porque sus palabras te han llegado en un lenguaje que puedes apreciar y comprender. 58 ¿Puede haber otros maestros que señalen el camino a los que hablan lenguas distintas y recurren a símbolos diferentes? 59 Ciertamente los hay. 60 ¿Dejaría Dios a uno solo de Sus Hijos sin una ayuda muy presente en tiempos de tribulación, sin un salvador que Lo pueda simbolizar? 61 Aun así, necesitamos un programa de estudios polifacético, no porque existan diferencias en su contenido, sino porque los símbolos tienen que modificarse y cambiar para ajustarse a las diferentes necesidades. 62 Jesús ha venido a responder a las tuyas. 63 En él hallarás la Respuesta de Dios28. 64 Por consiguiente, enseña con él, pues él está contigo; él siempre está aquí.
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27 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
28 … el Pensar del Espíritu Santo: El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.24 ¿EXISTE LA
REENCARNACIÓN? pár 1-6
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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M24.1 1 En última instancia, la reencarnación es imposible. 2 No hay realmente1 pasado ni futuro y, por consiguiente, la idea de nacer en un cuerpo2 no tiene sentido, ya sea una o muchas veces. 3 Por tanto, la reencarnación no puede ser verdad en ningún sentido real. 4 Nuestra única pregunta debería ser: "¿Es un concepto útil?" 5 Y eso depende, por supuesto, del uso que se le dé. 6 Si se usa para reforzar el reconocimiento de la naturaleza eterna de la Vida3, es ciertamente útil. 7 ¿Y qué otra pregunta con respecto a la reencarnación podría ser útil para arrojar luz sobre el camino? 8 Al igual que muchas otras creencias, ésta puede emplearse amargamente mal. 9 En el mejor de los casos, el mal uso que se hace de ella da lugar a preocupaciones y, tal vez, a orgullo por el pasado. 10 En el peor de los casos, induce a inercia en el presente. 11 Y entre estos dos extremos, puede dar lugar a muchísimas insensateces.
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1 … en el eterno Presente de la Unicidad, que es Donde realmente estamos todos como Almas, Una en el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador…
2 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
3 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
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M.24 ¿EXISTE LA
REENCARNACIÓN?
pár 2-3
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M24.2 12 La reencarnación no sería, en ningún caso, el problema con el que hay que lidiar ahora. 13 Si la reencarnación fuese responsable de algunas de las dificultades a las que se enfrenta el individuo ahora, la única tarea de éste seguiría siendo la de escapar de ellas ahora. 14 Si está sentando las bases para una vida futura, aun así sólo ahora podría solventar el asunto de su salvación4. 15 Algunos puede que hallen consuelo en el concepto, y si eso los consuela su valor es evidente. 16 No obstante, es cierto que tanto los que creen en la reencarnación como los que no, son igualmente capaces de encontrar el camino que conduce a la salvación. 17 Por consiguiente, no puede considerarse que la idea sea esencial para el programa de estudios. 18 Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en función del pasado. 19 Mas siempre hay algo bueno en cualquier pensamiento que refuerce la idea de que la Vida y el cuerpo no son la misma cosa.
M24.3 20 Para nuestros propósitos, no sería útil adoptar una postura definitiva sobre la reencarnación. 21 Un maestro de Dios debería ser igualmente útil para los que creen en ella como para los que no. 22 Si se le exige una postura definitiva, sencillamente limitaría su utilidad, así como su propia capacidad de decisión. 23 Nuestro Curso no se ocupa de ningún concepto que no sea aceptable para cualquier persona, independientemente de sus creencias formales. 24 Bastante tendrá con lidiar con su ego, y no es función de la sabiduría5, añadir controversias sectarias a su carga. 25 Tampoco sería ventajoso que aceptara el Curso prematuramente, solo porque éste apoye una creencia que él ha sostenido durante mucho tiempo.
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4 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
5 … según el sistema de pensamiento del Espíritu Santo,
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M.24 ¿EXISTE LA
REENCARNACIÓN?
pár 4
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M24.4 26 Nunca se hará demasiado énfasis en que este Curso apunta hacia revertir completamente el sistema de pensamiento6. 27 Cuando esto se logre finalmente, cuestiones tales como la validez de la reencarnación dejarán de tener sentido. 28 Hasta entonces, es probable que sólo sean motivo de controversia. 29 Por consiguiente, el maestro de Dios hará bien en alejarse de todas esas cuestiones, ya que es mucho lo que tiene que enseñar y aprender aparte de ellas. 30 Debería a la vez aprender y enseñar que las cuestiones teóricas no son más que una pérdida de tiempo, puesto que desvían a éste del propósito que realmente le fue asignado7. 31 Si hay aspectos sobre cualquier concepto o creencia que puedan ser útiles, ya se le dirá. 32 También se le dirá cómo usarlos. 33 ¿Qué más necesita saber?
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6 … del ego que es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
7 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
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M.24 ¿EXISTE LA
REENCARNACIÓN?
pár 5-6
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M24.5 34 ¿Quiere decir esto que el maestro de Dios no debería creer en la reencarnación, ni discutirla con otros que sí creen en ella? 35 ¡Por supuesto que no! 36 Si cree en la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia a menos que su Maestro interno así se lo aconsejase. 37 Y eso es muy poco probable. 38 Es posible que se le indique que está haciendo mal uso de la creencia en forma tal que va en detrimento del progreso de su alumno o del suyo propio. 39 En ese caso, se le recomendaría una re-interpretación, puesto que sería necesaria. 40 No obstante, lo único que se tiene que reconocer es que el nacimiento no fue realmente el principio, y que la muerte no será el final. 41 Mas ni siquiera esto se requiere del principiante. 42 Sólo necesita aceptar la idea de que lo que sabe no es necesariamente todo lo que es posible aprender. 43 Y con esto, su viaje habrá comenzado.
M24.6 44 El énfasis de este Curso es siempre el mismo: éste es el momento en que la salvación total te es ofrecida, y éste es el momento en que la puedes aceptar. 45 Ésta sigue siendo tu única responsabilidad. 46 El Redimir8 puede ser equiparado con la escapatoria total del pasado y la total falta de interés por el futuro. 47 El Cielo9 está aquí. 48 No existe realmente ningún otro lugar. 49 El Cielo es ahora. 50 No existe realmente ningún otro momento. 51 Ninguna enseñanza que no lleve a esto interesa a los maestros de Dios. 52 Todas las creencias —si han sido interpretadas apropiadamente— apuntan a eso. 53 En este sentido, se puede decir que su verdad está determinada por su utilidad. 54 Todas las creencias que conduzcan al progreso10, deben respetarse. 55 Éste es el único criterio que requiere este Curso. 56 No requiere nada más.
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8 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
9 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
10 … espiritual
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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COURSE IN MIRACLES SOCIETY
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